Irlanda ha dado un nuevo paso para reconciliarse con uno de los episodios más escalofriantes de su historia reciente. Un equipo de arqueólogos, antropólogos y expertos forenses ha iniciado oficialmente este lunes las excavaciones para tratar de localizar los restos de 796 bebés enterrados presuntamente en la fosa séptica del Saint Mary’s Mother and Baby Home, un centro de acogida para madres solteras situado en la localidad de Tuam, al oeste del país, y comandado por monjas de la congregación del Buen Socorro entre 1925 y 1961. Los trabajos tratarán de resolver un escándalo que salió a la luz en 2014 y que llevó al Gobierno irlandés a iniciar una investigación oficial y a ofrecer una disculpa pública en 2021.
El centro Saint Mary’s, ya demolido, es uno de los 18 hospedajes que acogieron durante décadas a miles de mujeres embarazadas fuera del matrimonio en Irlanda. La enorme influencia de la Iglesia católica en el país provocó que muchas de ellas se viesen obligadas a renunciar a sus hijos y a darlos en adopción para evitar el estigma familiar. La investigación publicada en 2021 apunta, sin embargo, a que cerca de 9.000 niños de hasta 3 años de edad, cerca de un 15% del total, murieron en estos centros entre 1922 y 1998 debido a enfermedades provocadas por la malnutrición, la falta de higiene y la escasa atención médica.
Largo proceso
El escándalo fue destapado por la historiadora Catherine Corless, quien localizó cerca de 800 certificados de defunción sin registros de entierro en el centro Saint Mary’s en 2014. Las primeras excavaciones realizadas en el lugar entre 2016 y 2017 demostraron que muchos de estos niños fueron enterrados sin ninguna identificación en una antigua fosa séptica situada en las mismas instalaciones, pero no fue hasta la aprobación de la Ley de Entierros Institucionales en 2022 cuando se dio luz verde a la exhumación e identificación de todos los restos.
“Ha sido un camino muy largo. Es un poco abrumador. He esperado tanto tiempo. Es una alegría para mí y para las familias que esperan con la esperanza de encontrar a sus pequeños familiares”, ha asegurado Corless. El equipo encargado de la tarea está compuesto por 18 expertos de varios países, entre ellos Irlanda, Estados Unidos y España, y comandado por Daniel MacSweeney, antiguo miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja. El objetivo es recuperar todos los restos, identificarlos con pruebas de ADN y entregarlos a sus familiares para que puedan darles una sepultura digna.
Trabajos complejos
Para ello utilizarán maquinaria especializada, incluida una excavadora con una pala especial sin dientes, que explorará un área de más de 5.000 metros cuadrados. “Es un proceso muy complicado, realmente pionero en el mundo”, ha asegurado MacSweeney. La extensión del lugar, el deterioro del terreno con el paso del tiempo y el reducido tamaño de los restos suponen un desafío para los investigadores, que prevén que los trabajos se extiendan durante un periodo de dos años. “Tenemos que recuperar los restos con mucho, mucho cuidado, para maximizar las posibilidades de identificación”, ha recalcado el jefe del proyecto.
Las excavaciones iniciadas este lunes tratarán de poner fin a un escándalo que ha sacudido al país en los últimos años y que llevó al primer ministro, Michéal Martin, a ofrecer una disculpa pública en 2021. “Teníamos una actitud completamente distorsionada sobre la sexualidad y la intimidad. Las madres jóvenes y sus hijos e hijas se vieron obligados a pagar un precio terrible por esa disfunción”, aseguró entonces. Una disculpa que también ofreció la congregación de las hermanas del Buen Socorro, quienes reconocieron haber enterrado a los niños de una forma “irrespetuosa e inaceptable” y ofrecieron compensaciones económicas a las víctimas.
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