Es como una especie de bello cuento pero con triste final. Había una vez un lugar donde los sonidos no asustaban, donde el mundo no era tan ruidoso, ni tan brillante, ni tan confuso. Un rincón pensado con mimo, hecho con colores suaves, plantas con aroma a calma y una fuente que murmuraba como la lluvia y relajaba. Ese lugar existía, y se llamaba el Parque de los Sentidos. Estaba en La Cala del Mijas y fue un pequeño milagro para muchos niños y niñas con autismo.
Allí, cada estímulo había sido escogido con cuidado. El romero y la lavanda para oler, el césped y la corteza para sentir bajo los pies, el xilófono para escuchar con alegría. Todo estaba al alcance de sus manos y sus emociones, sin prisas, sin bullicio, sin hostilidad. Pero la insensibilidad política de un ayuntamiento que no ve votos en el mantenimiento de ese rincón, lo ha hecho que hoy deje de ser lo que fue y esté irreconocible.
Donde antes hubo caminos sensoriales, ahora hay ramas secas y tierra cuarteada. Las plantas que tanto ayudaban a calmar ya no están. La fuente, que regalaba sonidos blancos que acariciaban el oído, hoy guarda silencio. No queda casi nada. Solo el recuerdo de lo que fue, y la impotencia de quienes lo dieron todo para crearlo.
Historia del Parque de los Sentidos
El relato del Parque de los Sentidos de Mijas no es solo la historia de un espacio adaptado. Es la historia de una sensibilidad institucional que existió —y que ahora parece ausente. Bajo el anterior gobierno municipal con alcalde del PSOE, Josele González, se hizo realidad un proyecto pionero en Andalucía, gracias a la colaboración con la Asociación de Autismo Mijas-Fuengirola y el Ayuntamiento de Mijas. No era una obra faraónica, ni un titular llamativo, simplemente fue una apuesta por cuidar de todos, también de los más vulnerables.

Hoy, con el nuevo equipo de gobierno del PP, Vox y un tránsfuga al frente del Gobierno municipal mijeño, ese parque está abandonado. Las vallas están rotas, el riego está mal instalado y todo el recinto se parece más a un descampado que a un espacio de juego. La alcaldesa popular Ana Mata no ha entendido que gobernar también es cuidar. Que no basta con inaugurar, hay que sostener.
Y no es solo el Parque de los Sentidos. Son muchas zonas verdes del municipio las que, poco a poco, están perdiendo su color, su alma según recientes declaraciones de la oposición socialista, oposición a pesar de haber ganado las elecciones. La dejadez no se ve de golpe, pero se nota en las quejas de los vecinos, en los columpios rotos, en las sombras que ya no cobijan.

Puede que mantener un parque para un grupo de niños concretos no da votos. Pero lo que sí da —y mucho— es dignidad, inclusión y futuro. Porque cuando un niño con autismo encuentra un lugar donde jugar sin miedo, cuando una madre puede ver a su hijo relajado, feliz, simplemente siendo niño, ahí se está haciendo ciudad. Una ciudad de verdad.
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