Seyran ha recibido una carta. Al abrirla, su mundo se ha venido abajo: dentro hay fotos de Ferit besando a otra mujer.
Las imágenes son claras, y no dejan espacio para excusas. Mientras las observa, retumban en su cabeza las palabras de su marido: “Estoy agobiado… dame un respiro”. Ahora todo encaja. El respiro no era por presión, era por culpa.
Justo en ese momento, una chica se le ha acercado y le ha ofrecido un pañuelo. ¡Es Piril, la prima de Pelin! A pocas mesas de Seyran, ahí estaba ella: ¡Pelin! Disfrutando de esta humillación para Seyran.
Mientras tanto, lejos de allí, Nükhet se ha puesto de los nervios intentando contactar con el periodista Taylan. “¿Cuándo me vas a contestar?”, ha repetido por teléfono. El motivo de su ansiedad es claro: la entrevista que planeó con Sultan podría ver la luz… y hacer temblar a los Korhan.
Pero su plan se ha torcido. Ferit ha ido un paso por delante. Ha secuestrado al periodista y lo ha llevado ante Halis, evitando así la publicación del escándalo.
Minutos después, Latif ha avisado a Nükhet. “El señor la espera en su habitación”, le ha dicho. Al abrir la puerta, ha encontrado a toda la familia reunida con el periodista: Halis, Ifakat, Orhan… y Ferit. “¿Qué pasa aquí?”, ha preguntado.
Muy enfadado y cortante, Halis le ha respondido: “Eso dímelo tú”. Todo está a punto de estallar. Y esta vez, ya no hay escapatoria para ella.