No habrá gobierno del PP con Vox. O sí. Depende.

Alberto Núñez Feijóo ha escrito esta semana un nuevo capítulo de nuestra particular historia nacional de la infamia al traer a la batalla política al suegro ya fallecido del presiente del Gobierno, acusando a este de haberse lucrado personalmente con los dineros obtenidos por aquel en negocios de prostitución que nadie sabe con certeza si existieron realmente, pero que los medios de la derecha dan por absolutamente seguros y no dudan en comprar, difundiendo a toda máquina el relato de que Pedro el Cruel disfrutó plácidamente de las rentas derivadas de la prostitución que ahora tanto critica.

El paso dado en el Congreso por el presidente nacional del PP lo sitúa en una órbita de la injuria que hasta ahora no se había atrevido a transitar y que sin duda él mismo habría deplorado sinceramente cuando era presidente de Galicia.

La decisión de Feijóo

El suegro muerto es el nuevo ariete de la fiel infantería pepera contra ese maldito presidente al que no hay forma de matar como se merece: pues bien, se habrán dicho en Génova 13, si se resiste a una muerte digna, habrá que darle una muerte indigna, ¿no?, él se lo ha buscado.

La decisión de Feijóo de escribir en el diario de sesiones de las Cortes este infame capítulo de los prostíbulos conjeturales de un hombre muerto no parece que fuera la respuesta irreflexiva y airada al poco deportivo recordatorio por parte de Sánchez de sus amistades peligrosas, veinte años atrás, con un conocido narcotraficante gallego: se diría más bien que el líder del PP decidió acoplarse en esa sucia órbita llevado no por la furia del momento sino por la constatación de que ¡¡¡una vez más!!! Sánchez iba a abandonar el hemiciclo no en plena forma pero sí con sus constantes vitales, ¡qué escándalo!, milagrosamente renovadas.

Post mortem

Los socios parlamentarios del Gobierno no le facilitaron a Sánchez una nueva botella de oxígeno, pero sí decidieron recargar discretamente, aunque no al cien por cien, la que el presidente lleva a las espaldas. Para sus aliados, matar a Sánchez no era una opción: no por ahora; mañana, ya veremos.

Es humano por tanto que en el PP reine una cierta impotencia y que sus dirigentes se pregunten qué diablos hay que hacer para que este tipo muerda el polvo de una vez por todas: tiene camino del banquillo al Fiscal General, a su mujer, a su hermano, a dos secretarios de Organización… y aun así sigue en pie: no quedaba otra, pues, que intentarlo con el suegro, difunto remoto contra el que no cabe descartar del todo que Hazte Oír, Manos Limpias o Abogados Cristianos decidan presentar una querella post mortem no por su actividad profesional sino por el delito imperdonable de haber sido el padre de la mujer que había de convertirse en la esposa corrupta de un socialista corrupto que a su vez tenía un hermano corrupto, un Fiscal General corrupto y dos secretarios de Organización corruptos.

El caso Tellado

En ese mismo pleno del Congreso, celebrado el pasado miércoles, Feijóo también hizo un anuncio solemne: el PP nunca dará entrada a Vox en el Gobierno. El nuevo secretario general y hombre para todo del PP, Miguel Tellado, lo repitió después en diferentes comparecencias. El principal mérito de Tellado es ser el dirigente del PP que mejor lee las barbaridades que otros le escriben. Tellado es hoy es un talibán pero mañana podría ser un monje franciscano. España y yo somos así, señora.

La política se construye hoy con frases contundentes, rítmicas, redondas, inapelables. Lo que cuenta no es que lo que se diga sea verdad, sino que tenga la apariencia no tanto de ser verdad como de poder llegar a serlo: basta con ello para que la caballería mediática y la infantería ciberespacial pongan esa basura en órbita. No importa lo que pasa sino lo que se dice que pasa: conocer la verdad lleva bastante tiempo; escuchar la mentira, prácticamente ninguno. El PP nunca gobernará con Vox. O sí. Depende. El padre de Begoña Gómez tenía prostíbulos. O no. Depende. Pedro Sánchez se lucró con la prostitución. O no. Depende. A su hermano lo enchufaron en la Diputación de Badajoz. O no. Depende. Su mujer cometió los delitos de tráfico de influencias y corrupción privada. O no. Depende. El Fiscal General del Estado filtró datos confidenciales. O no. Depende.

El espíritu de los tiempos

Una de las singularidades de nuestro tiempo no es que los políticos -Juan Carlos I, González, Aznar, Rajoy, Sánchez…- incumplan sus promesas o incluso mientan, sino que el público no los castigue, o incluso los premie, por sus incumplimientos o sus mentiras. Si mañana, pongamos por caso, se demuestra que los prostíbulos atribuidos por el excomisario corrupto Villarejo al padre de Begoña Gómez eran mentira, por mucho que sus adversarios se lo recuerden, a Feijóo no le supondrá un perjuicio político significativo haberle dado crédito, pues los pocos votos que el PP pueda perder por su izquierda quedarán compensados por los muchos que puedan ir a Vox por su derecha, que es como decir que se quedan en casa.

Feijóo no querría, claro, engordar a Vox, pero si el precio de hacer caer a Sánchez es cebar a la bestia ultra, en el PP llegarán a la conclusión de que no hay mal que por bien no venga y de que, bueno, ya habrá tiempo de civilizar a esos patriotas pasados de revoluciones. O no. Depende.

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