Me sorprende

Dos personas se refrescan en una fuente ante el intenso calor. / Eduardo Manzana/EP

Me sorprende que con las altas temperaturas que nos castigan tanto por el día como por la noche la gente continúe con sus rutinas de siempre. Con lo que cae lo lógico sería que todos nos encerrásemos en un búnker hasta octubre, y sin embargo, aunque creo estar soñando, lo que veo es cierto. Las cajas de los supermercados están repletas de compradores que aguardan su turno en la cola. Los autobuses van llenos de aquí para allá. Temo que los eléctricos sufran un cortocircuito de un momento a otro, a causa de la temperatura y la humedad extrema, pero de momento no se detienen, y continúan cumpliendo con sus rutas.

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