Joaquín Sabina se despide de Alicante por la puerta grande

Me encuentro ante un dilema de difícil solución. En conciertos como este, con un gran componente simbólico, ¿debemos juzgar la actuación en sí del músico o lo que representa? Hay ocasiones en que el carisma logra transmitir lo que el cuerpo ya no alcanza a expresar. Joaquín Sabina, el poeta de voz áspera y verbo afilado, volvía a pisar, por segunda y última vez, el ruedo de la plaza de toros de Alicante para decir «adiós» al público alicantino. Un espectáculo donde el peso de la nostalgia y el homenaje superó con creces las virtudes que conserva el músico a sus 76 años.

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