Cinco victorias consecutivas llevaba Carlos Alcaraz sobre Jannik Sinner. Indian Wells, Roland Garros, Pekín, Roma y más recientemente de nuevo Roland Garros, todos estos encuentros habían caído del lado del tenista murciano. Parecía que le tenía comida la moral al italiano, pero las tornas han cambiado después de la final de Wimbledon (4-6, 6-4, 6-4, 6-4). [Así vivimos la victoria de Jannik Sinner ante Carlos Alcaraz en Wimbledon]
El número 1 se cobró esa venganza que tanto anhelaba y lo hizo además remontando. Como le sucedió a él en París hace tan sólo un mes. Se truncó la impresionante racha de Alcaraz en su idilio con la hierba londinense, y el tercer entorchado en el All England Club tendrá que esperar al menos hasta el año que viene.
Alcaraz se queda sin poder alcanzar su sexto Grand Slam y cede la corona de Wimbledon a un Sinner que se estrena en Londres. Es la primera vez además que el tenista de El Palmar saborea la derrota en una final de un grande.
Alcaraz golpea primero
El duelo entre los dos mejores del mundo empezó con unos juegos de tanteo. Nadie quería descubrir sus cartas demasiado pronto, y tampoco empezar a desgastarse antes de tiempo por si el partido iba tan largo como la final de Roland Garros.
Hubo que esperar al ecuador de esta primera manga para ver a Jannik Sinner apretando el acelerador. En la primera bola de break de todo el partido el italiano consiguió la primera rotura del choque. 100% de efectividad en un partido en el que no había casi fisuras con los servicios.
Carlos Alcaraz ejecuta un golpe con su derecha en la final de Wimbledon.
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Apretó acto seguido Alcaraz al resto, pero Sinner consiguió solventar un peligroso 30-30 para poner tierra de por medio en el marcador.
Tuvo que surfear este momento complicado Carlos. Cogió aire con su servicio con un par de golpes de primera categoría y eso le hizo animarse para pensar que no tenía ni mucho menos perdido este primer set. Efectivamente, consiguió devolverle la rotura a su archienemigo con un fallo no forzado de Sinner.
Con 4-4, vuelta a empezar sin margen de error para ninguno de los dos. Alcaraz aprovechó una confianza ciega en su servicio para poner el 4-5 a su favor, y no dudó en lanzarse con todo para cerrar el primer parcial al resto.
Alcanzó la bola de break con el segundo saque de Jannik, pero un buen saque al cuerpo del murciano salvó la situación en primera instancia. No pudo con la segunda bola de rotura. En un punto loco, un golpe de Sinner desde fuera de la pista pareció definitivo, pero Alcaraz sacó un revés imposible para cerrar el set a su favor.
La remontada
Empezó soplando el viento a favor de Carlos Alcaraz, pero una final de Grand Slam es imprevisible, y de sufrir remontadas en ellas sabe además mucho Jannik Sinner después de lo vivido hace un mes en Roland Garros.
El italiano tenía sed de venganza, y si podía consumarla dándole la vuelta al marcador le iba a saber mejor todavía. Se puso manos a la obra sin esperar ni un solo segundo.
Ya en el primer juego de este segundo parcial llegaron las tres primeras bolas de rotura para el número 1 del mundo. Alcaraz salvó la primera, hizo lo propio con la segunda, pero no pudo evitar que a la tercera fuera la vencida. Echó la pelota larga en un error no forzado y ahí empezó a ir todo sobre ruedas para Sinner.
Enseguida Carlos quiso darle la vuelta a la situación y tuvo oportunidad de recuperar el saque perdido, pero Sinner sacó la mejor versión de su saque en el momento más delicado para confirmar la rotura.
Fue un momento brillante del partido. El público se divirtió con puntos espectaculares. Intercambios interminables que terminaban con los dos jugando en la red. Un cara a cara del que siempre salió vencedor Sinner mientras el ánimo de Carlos se iba apagando.
En este intercambio de servicios Sinner terminó cerrando el set para igualar el partido. Lo hizo jugando quizás el mejor punto del torneo, con golpes cruzados de uno y de otro para que Jannik terminara matando el parcial.
Carlos Alcaraz golpea la pelota en la final ante Sinner.
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El número 1 del mundo volvió a apretar en el inicio del tercer set con dos bolas de break que, en esta ocasión, Alcaraz sí que logró salvar. El partido estaba completamente igualado, a sets y a juegos, pero la sensación que rodeaba el aire decía que el tenista español cada vez estaba más bajo de moral.
Así se llegó al 4-4 mientras el de El Palmar mascullaba y agachaba la cabeza. Fruto de ello, Sinner golpeó en uno de esos momentos críticos en los que se deciden los partidos. Estaba a disgusto Alcaraz, y eso terminó plasmándose también en el marcador.
Carlos Alcaraz resta uno de los saques de Sinner.
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Alcaraz cedió el 5-4 en contra y se fue maldiciendo al banquillo. Gesticulando de manera exagerada y tratando de establecer comunicación con Juan Carlos Ferrero, el número 2 del mundo se quejaba de que su rival era mejor que él en el fondo de la pista, algo que no terminaba de entender.
Ese malestar terminó fraguándose en el juego siguiente, en el que Sinner no dio opción alguna con su servicio y tomó por primera vez ventaja en la final.
Sinner remata el trabajo
Tenía que remar mucho Carlos Alcaraz para poder alcanzar su tercer título consecutivo en Wimbledon. Sin embargo, se le vio en el momento de ánimo más bajo de todo el torneo. De repente, era como si hubiera perdido toda esa confianza que le había rodeado en los últimos tiempos.
De eso se aprovechó de nuevo pronto Sinner en esta cuarta manga. En el segundo servicio del español llegó la rotura, esa que iba a ser definitiva y ante la que Carlos Alcaraz no iba a poder hacer otra cosa sino claudicar.
Jannik Sinner celebra su victoria sobre Carlos Alcaraz en la final de Wimbledon 2025.
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Hubo un pequeño resquicio abierto a un posible quinto set, y sólo los dioses del tenis saben qué hubiera pasado allí, pero no se dio. Fue con el 4-3 favorable a Sinner. Alcaraz gozó de dos bolas de rotura para igualar el encuentro, pero el italiano surfeó la situación y salió airoso de la encerrona.
Se llegó al momento definitivo del partido, con el número 1 sacando para coronarse en Wimbledon por primera vez en su carrera. Llegó a tener tres bolas de partido, el mismo escenario que en Roland Garros, pero esta vez no hubo milagro.
Alcaraz salvó la primera, pero nada pudo hacer con el potente saque del italiano en la segunda de ellas. Sinner acarició la hierba de Wimbledon, se tomó la revancha ante Alcaraz en esta rivalidad moderna que va a dominar el tenis, y se adjudicó su cuarto Grand Slam.