Nieves y Jose viven una Bajada de la Virgen de Las Nieves inolvidable por partida triple. Ella se estrena en el Minué; él sale por segundo año consecutivo como Enano, y la intrahistoria de ambos se remonta a hace unas tres décadas, cuando surgió el amor platónico que en la Sardina de Barlovento del año 2023 se hizo realidad.
Al día siguiente de la Danza que acaparó los ojos de miles de espectadores, tanto en el recinto festivo como por televisión, El Día publicó la fotografía que mostraba a Nieves con ojos de niña, embebida ante su Enano favorito. La magia de Instagram permitió localizarlos y conocer su historia de amor.
Nieves Hernández Padrón es natural de Santa Cruz de La Palma, donde nació hace cuarenta años; José Carlos Barrios Pérez, de 44, procede de Breña Alta. Ambos se conocieron porque Jose —como lo llama familiarmente— tocaba en la misma formación musical que su padre: la orquesta Maracaná.
Nieves mira con ojos de niña a su Enano. / Arturo Jiménez
Nieves recuerda aquel amor platónico que la llevó a perseguir a la orquesta: Jose tocaba y ella bailaba, si bien el amor entre ambos se hizo esperar hasta el Carnaval de 2023, cuando coincidieron en la Sardina de Barlovento y, desde ahí, comenzaron a salir. Esta es su primera Bajada de la Virgen de Las Nieves como pareja.
Es una fiesta lustral intensa. Mágica. Un sueño hecho realidad también en el ámbito de la Bajada.
Nieves acudía hace treinta años a las verbenas para ver tocar a Jose; hoy son pareja
Nieves recuerda que el único vínculo que había en casa con las celebraciones, más allá de la devoción con la que la viven todas las familias palmeras, era la participación de su padre como integrante de la Banda de Música San Miguel que acompaña los actos, junto al abuelo paterno, Ismael Hernández Ventura, que participó como Enano en 1985.
Hace cinco años se presentó al proceso de selección para participar en el Minué y fue admitida, pero irrumpió la pandemia y tiró por tierra sus planes, con el añadido de que, por aquella época, la participación en ese número estaba limitada a los 35 años. La suspensión de la Bajada de 2020 por la pandemia vino a truncar sus ilusiones… o al menos eso pensó ella.
Este año no se presentó inicialmente al proceso de selección porque pensaba que existía aún la restricción de edad, que la organización finalmente retiró. A eso se sumó que una de las directoras del número es amiga de Nieves y, a sabiendas del entusiasmo e interés que había mostrado en la Bajada anterior, le propuso sumarse al número en esta edición. Máxime porque su incorporación contribuiría a resolver también algunos problemas organizativos para completar el número de 48 danzantes que requiere la puesta en escena del Minué. La directora y amiga la llamó, y Nieves ni se lo pensó. Y la magia de la Bajada la sorprendió cuando menos lo esperaba.
Desde enero participó en los ensayos. Una cosa es bailar salsa y merengue, algo a lo que estaba acostumbrada en las verbenas, y otra muy diferente son los ritmos del Minué.
Han transcurrido más de seis meses alternando los preparativos para el Minué con sus clases y su labor en una empresa de informática; así, cada noche acudía desde las nueve a las once al Pabellón de la Barriada de El Pilar para cumplir con los ensayos. Nieves recurre de nuevo a la magia para explicar el mano a mano que se produce entre los danzantes, de edades comprendidas entre los 17 años —como su pareja en la danza— y algo más de 40 años.
El esfuerzo por compaginar formación personal con los compromisos de la Bajada se redobló para poder sostener, además, su relación con José Carlos, quien también tenía que acudir a sus ensayos como Enano, como el resto de los treinta integrantes de la Danza, que se han formado bajo la dirección artística de Alonso Lugo —responsable del número en los últimos treinta años— y Josiño Pérez Morales, su mano derecha, que bailó hasta la última edición en tres Bajadas.
Jose, policía nacional —y no el único miembro de seguridad que participa en números de la Bajada; algunos también lo hacen como acróbatas— se estrenó como Enano en la Bajada de 2015. En la siguiente edición volvió a someterse a las pruebas de acceso, las superó, pero el COVID impidió la celebración.
La noche del jueves 9 de julio, Nieves acompañó a Jose por las siete actuaciones que se celebraron en la calle: la primera, y más impactante, a la altura de Deportes Base, para seguir en la Pérgola, la Plaza de España, la Recova, la Acera Ancha, las Cuatro Esquinas y La Alameda, donde los sentimientos entre Enanos y familiares se desbordan en el número final, cuando los Reyes acceden a fotografiarse con amigos y público en general.
«Suerte y honor». Con esas dos palabras define Jose su experiencia por segunda vez como Enano, dejando en el olvido las 20 horas que pasó danzando desde el recinto ferial —con siete funciones— hasta las calles de la capital. «Danzar no es correr o prepararse para una trail. Precisa de una preparación concreta». En su caso, es el primero de su familia en dar el paso para participar en la Danza. «Me presenté para probar», admite.
El momento más emocionante: la cara de sorpresa de niños, medianos y mayores, afirma sin ningún tipo de dudas. «Es la magia de aquellos que entran en la caseta y salen convertidos en Enanos». ¿El secreto?, insiste: «la magia».
Jose es músico, como su padre, que se inició en la Orquesta Maracaná y en la actualidad dirige su propia formación musical, Tropicana. Lleva la música en las venas, y basta con ver su implicación como integrante de la Banda de Música de Santa Cruz de La Palma, la de Breña Baja y también en la parranda de La Palma. Jose espera la llegada del sábado 19, cuando los Enanos llegarán al Hospital, siete funciones en el recinto y otras tantas en la Plaza de Santo Domingo, para bailar también ante la Virgen.
Sin duda, una Bajada mágica para esta pareja.
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