«Esto parece surrealista». Así de incrédula se mostró Iga Swiatek con su propia hazaña apenas unos instantes después de apalizar a la estadounidense Amanda Anisimova en la final de Wimbledon.
Con un 6-0, 6-0 despachó el partido la tenista polaca, una superioridad superlativa que no refleja, sin embargo, lo parejas que están ambas en el ranking WTA. Swiatek es la número 8 del mundo, Anisimova es la número 12.
El resultado es histórico tanto por lo abultado como por lo poco usual en una final de Grand Slam. De hecho, en un trofeo con tanta solera como es Wimbledon tan sólo se había dado este ‘doble rosco’ en una única ocasión a lo largo de toda la historia.
Fue en 1911, y la evolución que han experimentado el tenis y el deporte profesional desde entonces hace que en nada se parezca lo sucedido hace un siglo a lo de ahora. Dorothea Douglass fue quien infligió por entonces aquella dolorosa derrota a su compatriota Dora Boothby en el duelo británico.
Para encontrar el último doble 6-0 en una final de un Grand Slam hay que retroceder hasta 1988 y viajar a París. En aquella ocasión la mítica Steffi Graf pasó por encima de la soviética Natasha Zvereva para proclamarse campeona de Roland Garros.
Una final histórica
Apenas 58 minutos tardó Iga Swiatek en arrollar a Amanda Anisimova en la final femenina de Wimbledon. 25 minutos en el primer set y 33 más en la segunda manga convirtieron este encuentro en una de las finales de Grand Slam más rápidas de la historia.
No llega a la altura de lo logrado por Steffi Graf en Roland Garros, porque aquel encuentro voló en apenas 32 minutos, pero la final de 2025 en Wimbledon quedará para la historia marcada por su contundencia y por su rapidez.
Iga Swiatek celebra su título en la final de Wimbledon.
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La pesadilla de Anisimova en la pista central del All England Club arrancó ya en el primer juego. Fue ahí cuando perdió su servicio y a partir de ese instante no consiguió levantar cabeza. Incapaz de darle la vuelta a la situación, se topó con una Swiatek cargada de confianza que fue encadenando un golpe tras otro.
La impotencia de Anisimova quedó reflejada al final del encuentro. No pudo reprimir las lágrimas, casi todavía en estado de shock por lo rápido que había sucedido todo. Era su primera final de Grand Slam y apenas pudo disfrutarla.
Steffi Graf también hizo llorar a Zvereva cuando pasó por encima de ella sin piedad en 1988 en la final de Roland Garros.
«Es un poco difícil de digerir. Creo que también me quedé en estado de shock, pero me he dicho a mí misma que saldré más fuerte después de esto. No es fácil superar perder 6-0 y 6-0 en una final de Grand Slam, pero lo veo como una motivación para el futuro», dijo Anisimova tras su cruel derrota.
Swiatek, al olimpo
La hierba se le resistía, pero al fin Iga Swiatek ha conseguido desbloquear uno de los grandes logros de su carrera deportiva y ha podido triunfar en Wimbledon. Lo máximo que había alcanzado aquí eran los cuartos de final en 2023, pero en años anteriores se había quedado por el camino mucho antes.
Cuádruple ganadora de Roland Garros y vencedora también del US Open, la polaca añade ahora su sexto Grand Slam a su palmarés y sobre todo puede presumir de haber ganado todas las finales que ha disputado en un ‘major’.
De esta manera, Swiatek se convirtió en Wimbledon en la tercera mujer en toda la historia que consigue ganar sus primeras seis finales de Grand Slam. No hay opción para el fallo para la exnúmero 1, cuando llega a una final de un grande siempre remata el trabajo.
No estaba siendo además una temporada sencilla para Iga Swiatek. La gira de tierra batida -su favorita- se había saldado con malos resultados, e incluso llegó a romper a llorar en medio de un partido.
Por eso su triunfo en Wimbledon parecía más improbable, pero la capacidad que ha demostrado la polaca de reponerse y adaptarse a su nueva realidad le han llevado a conseguir uno de los logros más especiales de toda su carrera deportiva.