Cuando se supo que el ex secretario de Coordinación del PSOE Santos Cerdán había elegido como abogado defensor a Benet Salellas, exdiputado de la CUP y letrado de Jordi Cuixart en el juicio del ‘procés’, corrieron ríos de tinta sobre cómo el hasta entonces dirigente socialista había terminado en manos del letrado de Girona. Se habló de Junts, de Bildu, pero, según explican fuentes jurídicas a EL PERIÓDICO, ninguna de estas formaciones tuvo participación alguna en la elección, porque en realidad Salellas ni siquiera fue el primer letrado elegido por Cerdán para ocuparse de su defensa.
Tras hacerse público el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que le situaba al frente de una presunta trama de cobro de comisiones ilegales a cambio de adjudicaciones de obras, Cerdán necesitaba un abogado, porque solo era cuestión de tiempo que fuera imputado. Quien le representó en un primer momento, durante los días en que retuvo su acta de diputado, fue el abogado Gonzalo Martínez Fresneda, pero al ser también quien representa al PSOE en los procedimientos en los que ejerce la acusación, se trataba de una solución que no podía prolongarse en el tiempo sin dar lugar a incompatibilidades.
Pero, aunque Cerdán pareció decantarse por Benet Salellas, a quien realmente recurrió fue a un viejo conocido suyo, Jacobo Teijelo, el letrado que se reunió con Leire Díez para tratar de maniobrar contra el teniente coronel al frente de la UCO, Antonio Balas. Sin embargo, precisamente por eso, porque las querellas y demandas contra la entonces militante socialista se han repartido entre Madrid y Badajoz, no se entendió conveniente que fuera él quien se encargara de su defensa. Y ello fue lo que llevó al propio Teijelo a proponer al abogado catalán, al que conocía desde hacía décadas en la Audiencia Nacional y con quien mantiene muy buena relación.
Teijelo ya conocía al padre de Benet, el también abogado Sebastià Salellas, fallecido en 2008. Coincidieron en el juicio que concluyó con la condena a 27 años de prisión por conspiración para cometer homicidio terrorista en relación con el 11-S de Imad Eddin Barakat Yarkas, conocido como Abu Dahdah, al que defendió el propio Teijelo, que logró que el Tribunal Supremo rebajara a 12 años esa pena. El siguiente juicio importante en el que coincidieron los Salellas y Teijelo fue el de los conocidos como los 11 del Raval, un grupo paquistaníes acusados de yihadismo que acabó en nada.
Acto de Òmnium sobre el ‘Catalan Gate’. / RICARD CUGAT / EPC
Quizá sin la fotografía en que Teijelo y Salellas saliendo juntos de la cárcel de Soto del Real, donde fue internado Cerdán tras declarar ante el magistrado, la participación del abogado ovetense nunca se hubiera conocido, pero ello dio pie a todo tipo de especulaciones hasta que esta misma semana ambos hicieron público un comunicado conjunto en el que anuncian que compartirán la defensa, algo que podía desprenderse de la forma en la que Salellas ha ejercido la defensa, al argumentar por ejemplo para oponerse a la prisión que Koldo García podía tratarse de un agente provocador, asunto en el que Teijelo siempre ha sido un gran especialista.
«Ambos despachos han confirmado que trabajarán de forma completamente coordinada desde el primer momento con el firme objetivo de demostrar la plena inocencia del señor Cerdán tanto en sede judicial como ante la opinión pública», decía la nota para remitirse al «innegable juicio paralelo que viene sufriendo». El despacho de Teijelo «aporta al equipo de defensa su reconocida especialización en técnicas avanzadas de análisis de información y revisión estructurada de procedimientos«. Además, destacaba que «su metodología de trabajo, basada en estrategias de escenarios, ha resultado determinante en numerosos casos complejos».
Por su parte, el de Salellas ponía de relieve sus «más de cuatro décadas de experiencia» y «compromiso inquebrantable en la defensa de los Derechos Humanos», un «prestigio» que dice que «se ha consolidado gracias a sus numerosas y exitosas actuaciones ante los tribunales ordinarios en todo tipo de delitos, así como litigando ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos», donde consiguió la condena de España por el caso de los quemafotos del Rey, y en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
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