Las células NK (natural killer), también llamadas células asesinas, constituyen la primera línea de defensa de nuestro organismo contra el cáncer y los virus, destruyendo las células dañadas. A diferencia de las células T y B del sistema inmunitario, no requieren una activación específica para realizar su función. Ahora, científicos han probado a modificar genéticamente estas células asesinas para que destruyan las células inmunitarias «rebeldes» que producen anticuerpos que atacan los tejidos humanos, causando así enfermedades autoinmunes como el lupus y la esclerosis sistémica. El avance se ha comentado esta semana en un artículo publicado en la prestigiosa revista Nature.
Esta reprogramación genética de las células inmunitarias no es nueva. De hecho, es el mismo enfoque de las terapias CAR-T, que se utilizan en la inmunoterapia para combatir el cáncer: las células T, que son otras células inmunitarias, pueden reprogramarse genéticamente para reconocer y destruir tumores. Las células modificadas utilizan una proteína llamada receptor de antígeno quimérico (CAR, por sus siglas en inglés) para identificar sus dianas, de ahí que se denominen células CAR-T.
¿Qué aporta la utilización de células asesinas naturales (NK)? Este tipo de células pueden extraerse de un donante de sangre y modificarse genéticamente para producir células CAR-NK, que pueden congelarse y usarse para tratar a varias personas.
Esto marca una diferencia con las terapias con células CAR-T, que actualmente son caras y difíciles de elaborar, ya que cada tratamiento debe fabricarse a partir de las propias células T del receptor. En cambio, se pueden producir cientos de dosis de células CAR-NK a partir de una sola donación de sangre de cordón umbilical, según ha asegurado a Nature Katy Rezvani, investigadora de terapia celular en el Centro Oncológico MD Anderson en Houston (EEUU).
Nature cita como punta de lanza de esta nueva terapia dos pequeños ensayos clínicos. Los resultados de uno de ellos se anunciaron hace ahora un mes en la reunión de la Alianza Europea de Asociaciones de Reumatología (EULAR) en Barcelona, mientras que el otro fue publicado el pasado 24 de junio en la prestigiosa revista Cell.
Según explican en dicha publicación los autores de este ensayo clínico, investigadores del Hospital Changzheng de Shanghái, aplicaron células CAR-NK a un paciente con esclerosis sistémica cutánea difusa grave. El tratamiento provocó una depleción significativa de linfocitos B con una toxicidad mínima, similar a la terapia con linfocitos CAR-T. El paciente mostró notables mejoras clínicas durante el seguimiento de 6 meses, incluyendo una reducción de autoanticuerpos y una reversión de la fibrosis, factores resistentes a los tratamientos convencionales. Sus hallazgos, concluyen, sugieren que esta terapia es un «prometedor tratamiento inmunomodulador para enfermedades autoinmunes graves».
El Hospital Changzheng fue noticia hace un año por haber curado la diabetes tipo 2 de un paciente —que necesitaba varios pinchazos de insulina al día— utilizando una terapia con células madre.
El otro ensayo clínico fue presentado en Barcelona por la compañía estadounidense Century Therapeutics. Los investigadores, liderados por la bióloga molecular Samantha Kelly, defendieron que su terapia CAR-NK muestra un gran potencial terapéutico contra las enfermedades autoinmunes provocadas por células B.
La ciencia busca resetear un sistema inmunitario que se rebela contra el propio organismo, provocando enfermedades autoinmunes como la diabetes, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, el lupus y la enfermedad inflamatoria intestinal.