Todo tiene una primera vez y la selección española hace un par de años que vive en este relato prolongado de las primeras veces. Con la tranquilidad de tener un plaza en los cuartos de final de la Eurocopa y aunque le bastaba el empate para quedarse con el primer puesto, la Roja fue a por la victoria ante Italia en Berna, ante 29.644 espectadores que empiezan a ser costumbre, y logró su primer pleno de victorias en una fase de grupos. Con goles de Athenea, Patri Guijarro y Esther, las de Montse Tomé lograron remontar a una azzurra guerrera que se adelantó con un tanto de Oliveiro.
Aitana, esta vez sí, fue titular por primera vez en el torneo y la novedad más esperada en un once de Tomé con seis cambios respecto al último partido ante Bélgica: salieron de la partida María Méndez, Jana, Leila, Athenea y Salma, además de la vigente Balón de Oro. No jugó, sin embargo, Cata Coll, aunque ya ha entrenado con normalidad estos últimos días, y repitió Nanclares, más exigida que en las dos primeras jornadas. Lo había avisado Tomé: “Es muy difícil ganar a Italia, es una selección extremadamente competitiva, lo llevan en la sangre”. Y, aunque Portugal ya perdía en el tercer minuto de partido, ni se conformaron con ese resultado, ni parecieron hacerle con un empate: salieron a ganar, a por la clasificación y a por la primera plaza.
No sorprendió ninguno de los dos planteamientos. Ni el de Montse Tomé, aunque la selección española había demostrado ser mejor con una ‘9’, como Esther González, ni el de Andrea Soncin, que salió con el catenaccio. Con la presión fue ganando terreno la Roja, pero Salma no se sentía cómoda sin espacios y no había una delantera que fijase las centrales. A la contra, con Piemonte en la referencia, empezó a poner el peligro en el juego Italia. Cantore, justo por detrás de Martina, tuvo las ocasiones más claras en los primeros minutos. Salió vencedora Nanclares en un mano a mano y luego Jana sacó un rechace tras un balón al larguero. Pero llegó el gol, previsible. Linari remató con la cabeza al larguero un servicio de córner peligroso -así llegaron los tantos de Bélgica- y acto seguido, tras un mal despeje de Mariona, marcó Oliveiro.
Defensivamente, España tenía mucho margen de mejora. Ya lo habían reconocido todas, tanto Tomé como las jugadoras. Pero ofensivamente, y en palabras de Vicky, eran «unas bestias», jugase quien jugase. Y lo demostraron con una reacción inmediata. A los cuatro minutos del gol de Italia, Athenea, tras una asistencia preciosa de Alexia de tacón, marcó el tanto del empate. Tenía ganas de reivindicarse y en la de Mollet encontró una aliada perfecta para sacar su mejor versión. Y la definición fue maravillosa.
Athenea Del Castillo celebra su gol contra Italia / EFE
En un partido que estaba siendo un toma y daca, Italia pudo volver a ponerse por delante en un par de ocasiones. Piemonte volvió a fallar un mano a mano con Nanclares, aunque la jugada quedó finalmente invalidada por fuera de juego. Y el VAR revisió un posible penalti por manos de Paredes que no se pitó finalmente por, también, fuera de juego de Cantore. Bonansea tuvo la última, pero tapó bien Adri y no la dejó rematar. Necesitaba el descanso España, para ordenar ideas y ajustar piezas. Salió con una versión mejorada en la reanudación y así, más reconocible, logró darle la vuelta al resultado.
Marcó el segundo Patri Guijarro, que se había quedado con la miel en los labios en el primer tiempo tras intentarlo con sus disparos desde la frontal un par de veces. Y lo hizo casi sin querer, porque el remate salió flojo, pero colocó el balón de una manera tan perfecta que solo lo puede hacer ella. Aguantó España y defendió con más solidez las contras italianas. Nanclares y Paredes salvaron el tanto del empate y Aitana estuvo a punto de hacer el tercero, pero estuvo imperial Giuliano. Salió a divertirse Vicky y volvió a brillar y fue Esther, la máxima goleadora del torneo, la que hizo el definitivo en el añadido. En una semana, en este mismo escenario, la selección se medirá a la anfitriona, Suiza, para luchar por un puesto en las semifinales