¿Qué sería del Tour de Francia sin sus puertos de montaña? La mística del Tourmalet, las legendarias curvas de L’Alpe d’Huez, el paisaje lunar del Mont Ventoux o la altitud imposible del Galibier son tan solo los ejemplos más evidentes.
Pero hubo un primer puerto. Y hubo un pionero, el primer ciclista que coronó su cima.
Ocurrió en 1905, en la tercera edición del Tour de Francia, gracias al empeño de Alphonse Stèines, uno de los periodistas de ‘L’Auto’, el periódico que organizaba la carrera.
La montaña elegida fue el Balón de Alsacia, en los Vosgos, de 1.171 metros, bisagra entre Francia y Alemania. No fue casualidad, más bien una reivindicación nacional: Lorena y Alsacia eran territorios en disputa entre franceses y alemanes, así que allí se plantó el Tour, el 11 de julio de 1905. Se cumplen hoy 120 años de aquel momento.
El Balón de Alsacia, primer puerto en la historia del Tour / –
Era la segunda etapa, con salida en Nancy y llegada a Besançon.
Seis fueron los ciclistas que acometieron en cabeza esa montaña: Henri Cornet, Hippolyte Aucouturier, René Pottier, Louis Trousselier, Émile Georget y Lucien Petit-Breton.
Cuando la carretera se empinó, “se desencadenó una lucha que yo calificaría, sin exagerar un ápice, de epopeya deportiva”, escribió Victor Breyer, cronista oficial del Tour en las páginas de ‘L’Auto’.

René Pottier, en 1909 / –
Una bici de 20 kilos y sin marchas
Pottier fue el primero en alcanzar la cumbre, a lomos de su bicicleta Peugeot, de 20 kilos de peso, forjada en hierro y sin cambios de desarrollo, que aún no existían.
En el descenso, tuvo menos fortuna: fue alcanzado por Aucouturier, ganador de la etapa. Aunque Pottier acabó como líder esa jornada, se retiró del Tour horas después por una tendinitis.
Lo compensó al año siguiente: en 1906 ganó el Tour con solvencia y dejando para la historia una escapada que rompió todos los límites: rodó en solitario 325 kilómetros entre Grenoble y Niza. Una locura. Sigue siendo la escapada en solitario más larga de la historia del Tour.
El taciturno del pelotón
Introvertido y melancólico, Pottier apenas sonreía. En el pelotón le llamaban el ‘taciturno’. Quizá ese carácter ayude a entender lo que sucedió meses después: en enero de 1907, un mecánico de Peugeot le encontró ahorcado en el mismo gancho donde solía colgar su bicicleta.
Pottier se suicidó por un desgarro amoroso: su esposa había aprovechado una de sus ausencias para verse con un amante. Cuando el corredor se lo reprochó, ella le abandonó y se fue con su amante. Pottier no lo pudo superar. Tenía 27 años y era el vigente ganador del Tour.
Un monolito recuerda su memoria en las faldas del Balón de Alsacia, el primer puerto de montaña de la historia del Tour de Francia.