Licenciada en Psicología y catedrática de Victimología por la Universitat de Barcelona (UB), donde imparte clases en los grados de Psicología y Criminología, la profesora Noemí Pereda es también investigadora. Está especializada en víctimas y dirige en la UB el grupo de investigación en victimización infantil y adolescente (GreVIA). La docente atiende desde su despacho en el campus a las preguntas de este diario a raíz del caso del catedrático emérito de la UB Ramón Flecha, acusado por 14 mujeres de presunta coerción sexual, abuso de poder y control emocional. Los hechos, presuntamente, ocurrieron hace décadas, mientras ellas eran estudiantes, becarias y doctorandas y él era su superior jerárquico en el grupo de investigación CREA, especializado, precisamente, en el acoso y la violencia machista.
¿Cómo compaginamos la presunción de inocencia de Flecha con el respaldo a las víctimas, que han lanzado acusaciones gravísimas?
Hasta el movimiento #MeToo, se defendía la presunción de inocencia y no se creía inicialmente a las víctimas. Tanto la presunción de inocencia como el hecho de tener pruebas para acusar a alguien es un tema muy judicial y el #MeToo da una respuesta social. Cuando una persona admite algo así sabemos que le cuesta mucho porque son delitos que van acompañados de culpa, vergüenza y malestar. El #MeToo lo que hace es decir a esa presunta víctima: te voy a escuchar y te voy a creer. A partir de aquí, tienes la responsabilidad de demostrar en un juzgado que esto, efectivamente, ha ocurrido. Pero, socialmente, no se parte del ‘no te creo’. No estoy hablando judicialmente, que es un paso muy complicado.
«Cuando eres víctima de un delito de este tipo tu denuncia es importante para otras posibles víctimas, pero es un paso complejo. Es lo que se conoce como un delito de relación, las dos personas se conocen y es el discurso de una contra el de la otra»
¿Por qué?
Estamos hablando de personas adultas que reportan situaciones a las que dieron aparentemente su consentimiento a pesar de que aluden a una presunta manipulación emocional y psicológica. Es un caso muy difícil de demostrar en un juzgado. Cuando hablamos de menores, es sencillo porque un niño no puede dar su consentimiento ante determinados actos. Como victimóloga, sé que será muy difícil demostrarlo a nivel judicial. Pero, vamos, que una cosa es todo el proceso judicial y otra, el social. Por eso hablamos de presuntas víctimas. Es un delito tan grave y que causa un daño tan grande que, como sociedad, tenemos que dar respeto, calidez y confianza para que prosiga en el ámbito judicial.
¿Deberían las víctimas acudir ahora al juzgado?
Sí. Cuando eres víctima de un delito de este tipo tu denuncia es importante no solo para ti sino para otras posibles víctimas. Tenemos la responsabilidad social de notificar estas situaciones para proteger a otras personas. En todo caso, hay que ser consciente de que es un paso muy complejo. Es lo que se conoce como un delito de relación, las dos personas se conocen y es el discurso de una contra el de la otra.
«Tristemente, el rectorado de la UB ha dado una respuesta de absoluta defensa y protección de la institución, no de sus miembros»
Más allá de la reunión con las abogadas de las víctimas, la UB se ha limitado a decir que CREA no forma parte de la universidad y que los hechos están prescritos. Alega que no puede hacer nada porque las víctimas están guardando anonimato. ¿Que opinión le merece la postura del rectorado?
Tristemente, es una respuesta de absoluta defensa y protección de la institución, no de sus miembros. Me da pena que la institución quede por encima de todo, lo mismo que sucede con la iglesia, las familias y la escuela. La UB no debería permitir todos los mensajes violentos que han dirigido los miembros del grupo a las presuntas víctimas asegurando que Flecha está siendo objeto de una campaña de descrédito y venganza. Hay 14 mujeres que, por algún motivo, se han sentido victimizadas dentro de la UB, así que hay una responsabilidad institucional.
«Flecha y su entorno están utilizando la técnica Darvo: Negar, Atacar, Revertir el Rol de Víctima y Ofensor»
Asegura que Flecha y su entorno están utilizando la técnica Darvo. ¿En qué consiste?
Se llama así por sus siglas en inglés: Negar, Atacar, Revertir el Rol de Víctima y Ofensor. Es una técnica que conocemos muy bien los que trabajamos con víctimas. Lo primero es negar que ha ocurrido, lo segundo es atacar a la persona y cuestionar sus motivaciones y el último paso, invertir los papeles víctima-agresor. Es obvio que, en este caso, esto está ocurriendo y la UB debería evitarlo. Debería decir: vamos a ser precavidos y mantener un silencio, no vamos a acusar a nadie, pero son incriminaciones graves y, como hay personas que se sienten dañadas, vamos a investigarlo. En lugar de eso, alegan que ya hubo denuncias en 2004 y 2016. A ver, tú puedes no tener antecedentes ayer y sí mañana. Dicen que la Fiscalía cerró los dos expedientes, pero eso no significa que ahora no puedan estar abiertos.
¿Qué tendría que hacer Flecha?
Un comunicado diciendo que va a llevar el caso por el cauce oficial y que si recibe una denuncia se defenderá y demostrará su inocencia. Y a partir de ahí, callar. Si el expediente termina en un juzgado, todos estos mensajes que está enviando ahora son tan confusos… En eso consiste la técnica Darvo, en generar confusión. Él y su equipo deberían guardar silencio y esperar los pasos. Pero él está haciendo todo lo contrario, generar ruido en redes sociales y enviar a su equipo a defenderle y a atacar a las presuntas víctimas. No es una buena estrategia para él.
Hablan de un sacerdote ortodoxo que abusó de una investigadora, suena muy raro.
Sí, es muy confuso. Además, no es un argumento. Yo estuve en la comisión del Defensor del Pueblo por los abusos en el seno de la iglesia católica y todos los que nos dedicamos a esto y tratamos con agresores sabemos que ese argumento no es una justificación.
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