«En esta plaça no se suele poder passar por culpa de las terrazas de bar. Hoy la hemos recuperado los palmesanos», celebran algunos llonguets con alegría. Este miércoles, la Plaça d’en Coll se ha liberado de las terrazas para llenarse de ávidos jugadores de truc. La asociación de vecinos Canamunt, junto a la plataforma Brunzit, ha organizado una jornada lúdica en el céntrico enclave de Palma, que ha arrancado con una macro partida del popular juego de cartas mallorquín y ha continuado con una masiva cena popular.
«Esto solo es el inicio, cada miércoles vamos a llenar, la plaça Major es la siguiente«, han asegurado desde Brunzit. La plataforma tiene la intención de programar para cada miércoles durante los próximos dos meses una cena popular en algunos famosos enclaves, como la Llotja o el carrer de la Fàbrica.
Las actividades en la Plaça d’en Coll han comenzado a las 19 horas, con la participación tanto de novatos como de jugadores veteranos de truc que se han entremezclado para disfrutar de una tarde diferente. «No entenc els envits, era la cantinela más típica repetida entre los principiantes, que han podido seguir un sencillo tutorial ofrecido por los organizadores. Los que ya entendían el juego se han desafiado en intensas partidas desde el primer momento.
«Debería haber más iniciativas como esta, para que la gente que no sabe jugar pueda aprender. Esto fomenta nuestra cultura, y personas que no entienden el truc pueden engancharse», ha asegurado el actual campeón del torneo de truc de Montuïri, Josep Frontera. El joven, con más de seis años de experiencia, ha participado en numerosos torneos en toda la isla: «En Palma casi no hay sitios donde jugar. Yo solo conocía un lugar en Son Oliva. Espero que aparezcan más espacios como este».
Frontera se enfrentaba a Joan Alenyar, que apenas lleva “menos de un año” jugando al truc. Aun así, el joven estaba dando la sorpresa y ganaba al campeón con varios l’amos seguidos que bastaron para poner contra las cuerdas al veterano: «Empecé a jugar en la UIB. Me encanta esta iniciativa, nunca se ve algo así en Palma», comentaba Alenyar.
Más de un centenar de palmesanos han compartido mesa en esta cena popular, devolviendo el alma a una plaça que, normalmente, parece deshabitada. La plaza des Coll podría ser como las de Santander, Sevilla o cualquier otra ciudad española: llenas de gente local tomando cañas y tapas durante toda la tarde. No obstante, aquí el panorama es totalmente diferente en sus días normales; solo se escuchan lenguas anglosajonas y entre las latinas no se incluye el catalán. Los precios para turistas de las terrazas espantan a los palmesanos. Aquí se llega a poner la caña a 3,30 euros, siendo una de las más caras de la ciudad.
Por un día, el catalán ha sido la lengua vehicular en la mayoría de conversaciones en la plaza, donde jóvenes y mayores se han reconciliado con el gentrificado lugar palmesano para poder disfrutar de una cena con amigos y familiares.
La jornada ha terminado cerca de la medianoche con la proyección del film ‘Terramotourism’, organizado por Menys turisme més vida