El Tour de 1909 pasaría a la historia porque por primera vez lo ganó un ciclista no francés: en realidad, la afirmación tiene truco, porque François Faber siempre se consideró francés. Tan, tan francés que murió por la patria.
Había nacido en Normandía en 1887, de padre luxemburgués y madre francoalemana, nacida en Lorena-Alsacia (territorio alemán en aquella época). Pudo haber optado por la nacionalidad francesa en cuanto fue mayor de edad, por haber nacido en Francia, pero eligió la de su padre.
Faber fue el primer corredor no francés capaz de ganar el Tour / –
Le llamaban ‘el gigante de Colombes’: lejos del estereotipo de los ciclistas menudos y escaladores, Faber pesaba casi 90 kilos. Era alto y corpulento.
Dominó con autoridad el Tour de 1909, una edición recordada por las bajas temperaturas y la lluvia. (Solo 55 de los 150 ciclistas que habían empezado el Tour lograron terminarlo).
Su equipo, el Alcyon, controló la carrera en todo momento. Faber ganó seis etapas y su equipo, trece de las catorce de las que constaba el Tour.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Faber se alistó en el ejército francés. “Francia es el país que me ha permitido construir mi fortuna, es normal que la defienda”, dijo.
Ya en el frente, recibió una carta de su esposa Eugene. El 5 de mayo de 1915 había nacido su hija, Raymonde.
La leyenda cuenta que cuando leyó la carta, no pudo evitar un salto de alegría, y fue en ese momento cuando le alcanzó una bala enemiga.
Pero la realidad es más prosaica: Faber tuvo tiempo de contestar la carta a su mujer, prometiéndole que todos sus bienes serían para ella y para su recién nacida hija. Cuatro días después, en la Batalla de Artois, Faber falleció tras acudir al rescate de un compañero.
En 2014, cuando el Tour pasó por los escenarios de la guerra, la organización le rindió un homenaje.

Sello en honor a Faber / –
El destino trágico de los campeones del Tour
Faber no fue el único campeón del Tour que murió en la guerra: el mismo destino sufrieron Octave Lapize, ganador del Tour de 1910, y Lucien Petit-Breton, el primero en ganar dos ediciones (1907 y 1908).
Lapize, que pasaría a la historia por su grito a los organizadores del Tour (“¡asesinos!”) en la cumbre del Aubisque por la dureza de una etapa en 1910, murió cuando su avión fue derribado por la artillería enemiga, el 14 de julio de 1917. Era sargento del ejército francés. En su avión llevaba impreso el número 4, el dorsal con el que había ganado el Tour de 1910.
Petit-Breton, por su parte, también formó parte del ejército francés. Falleció en un accidente de tráfico en plena contienda, en 1917.