Un día después de que la portavoz de Junts en el congreso, Miriam Nogueras, lanzara una advertencia al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, donde dejaba claro que se encuentra en «prórroga» y que sus siete votos, necesarios para mantenerse en la Mocloa, no están para nada garantizados, el secretario de Junts, Jordi Turull, no ha aclarado del todo qué significado tiene eso. «No entraremos en plazos ni en ultimatums, nosotros, mirando a los ojos al presidente, le hemos dicho cómo vemos la situación. Sabe lo que nos preocupa y si esto sigue así no podemos seguir», ha explicado en una entrevista en la Ser esta jueves.
Lo que sí ha descartado con rotundidad es una moción de censura con PP y Vox: «Está totalmente descartado», ha dicho, tras la comparececia del presidente hace 24 horas en el congreso por la corrupción que salpica exdirigentes del PSOE. Sin embargo, menos claro ha sido al ser preguntado por si Junts estaría dispuesto a hablar con los populares en caso de un adelanto electoral. «No entraremos en la lógica de quién es más bueno gobernando España. Lo que queremos es que nos dejen de gobernar; cualquier decisión debe acercarnos a ese objetivo», ha respondido, sin cerrar la puerta a un futuro entendimiento.
Descartada la moción de censura con PP y Vox, y también la moción de confianza que en su día llegó a plantear Junts, el margen de maniobra del partido para responder a lo que consideran «incumplimientos» del acuerdo de Bruselas —el pacto que permitió la investidura de Sánchez— se reduce, de facto, a dejar caer al Ejecutivo. «Dijimos que la próxima no será una cuestión de confianza. Si los incumplimientos persisten, sacaremos nuestras conclusiones y las haremos públicas en su momento», ha advertido Turull, en referencia a la advertencia que el líder de Junts, Carles Puigdemont, lanzó al jefe del Ejecutivo a finales del año pasado, cuando le exigió una cuestión de confianza al hacer un balance negativo de lo acordado para su investidura. El partido llegó a registar una proposición no de ley en el Congreso para presionarle, pero la acabó retirando al considerar que se retomaba el cumplimiento de los acuerdos.
Con estos planteamientos todo apunta que su principal amenaza es dejar caer el Ejecutivo y forzar un adelanto electoral. Y en este punto, el número dos de Junts ha dejado de ser tan contundente al cerrar la puerta al PP. Su argumento es que los posconvergentes tienen unas «condiciones» y están dispuestos a dialogar con quien esté dispuesto a acatarlas: «Son unos u otros los que pueden excluirse», ha deslizado. En este punto ha recordado que ya en las negociaciones para esta legislatura su partido planteó unas «exigencias» a ambas formaciones, y que estas eran iguales para los dos: «Ellos decidieron que no», ha dicho.
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