José Tirado (Palma, 1977) confiesa que ofrecer entrevistas «forma parte» de su recuperación después de haber sido diagnosticado con un trastorno depresivo grave que le llevó a sufrir dos intentos de suicidio. Sin embargo, el laureado director general del Palma Futsal está dando sus primeros pasos después de haber estado ingresado, a iniciativa propia, en el pabellón psiquiátrico de Son Espases durante tres meses.
¿El fútbol sala tiene algo de culpa de lo que le ha pasado?
No tiene ninguna culpa. Han sido un cúmulo de situaciones por mi forma de ser, trabajar y vivir y sentir todo, ya sea el fútbol sala como lo demás. El fútbol sala es lo que siempre me ha dado la vida y no quiero decir que casi me la quita porque no le quiero echar la culpa. La culpa la tiene mi carácter, mi personalidad por no saber gestionar las situaciones. Ir a una velocidad a la que no estaba acostumbrado es lo que me ha llevado a esto.
Usted tiene un éxito absoluto en lo profesional. Le han nombrado mejor director deportivo del mundo en tres ocasiones del mejor club del mundo, con cinco grandes títulos internacionales, y goza de un gran prestigio y reconocimiento en la sociedad mallorquina. ¿Cómo se puede llegar a algo así?
Nunca he trabajado por ser el mejor del mundo, sino por la pasión de intentar mejorar. Desde pequeñito he intentado ser mejor que el día anterior y tanto en la gestión del club, como padre y amigo, quería intentar mejorar. Tengo un carácter competitivo y soy ambicioso. Evidentemente estoy muy agradecido por los reconocimientos que me han hecho a nivel mundial y el cariño que me han demostrado, no solo en Mallorca, en nuestro deporte a nivel mundial, porque siento que la gente no valora lo que has ganado sino lo que te has implicado para que el deporte del fútbol sala crezca. Yo mismo me he llevado al precipicio, por mis decisiones y mi forma de ser, que en muchas momentos ha dado cosas positivas y en otros, pues no. En los cuatro últimos años se juntaron cosas muy difíciles después de la muerte de Miquel Jaume porque tuve que asumir todo, más los temas familiares y personales y, al final, cuando te quieres dar cuenta, sientes que empiezas a estar mal. No quería ayuda porque creía que yo solo podría reconducirlo, pero llega un momento en el que te sientes incapaz, que ves que no lo puedes controlar y tienes que levantar la mano.
¿Cuándo se derrumba?
Los últimos años iba a peor y, en agosto, hay un fin de semana que mi cabeza dice: «hasta aquí», y se para mi mundo. En dos o tres días empecé a tener unas ansiedades y unas taquicardias que no eran normales y mi cabeza empezó a volverse loca. Y fue cuando dije ‘algo no va bien, no lo controlo’ y me asusté muchísimo.
Iba muy a tope.
Mi psiquiatra me dice que siempre he ido en quinta y que en la vida hay que aprender a ir en segunda, tercera y cuarta. El motivo de mi éxito a nivel laboral, e incluso personal, es por la intensidad con la que lo he vivido todo. Me gusta vivirlo con pasión, pero esos valores mal usados, o decisiones mal tomadas, porque me he equivocado muchas veces, te lleva a las circunstancias que he vivido. La salud mental es un problema grave en la sociedad y muchas veces no queremos levantar la mano porque es un tema tabú, pero yo lo he vivido en primera persona. Y yo no creía mucho en estos temas, la verdad. No sé si estaré ocho o nueve meses más para volver a ser el José mejorado y más consciente de la vida y más ordenado, sabiendo que se puede vivir y trabajar con pasión, pero dándole importancia a lo realmente importante.
Usted llegó a estar desaparecido, su familia no sabía nada de su paradero.
Llegué a estar quince días sin dormir, donde lo único que deseaba es que parara mi cabeza, que deseaba morirme porque no puedes controlarlo. Quería que parara ese infierno que tenía en mi cabeza, la medicación no lo paraba y, de repente, llega un momento en el que entro en una depresión profunda que no me puedo ni mover, ni atender a nadie, con las crisis grandes desaparezco porque lo que quiero es marcharse, quiero irme. Me siento un lastre para mi familia, mi cabeza no acepta ver sufrir a mi familia ni a la gente que quiero y lo que quiero es marcharme porque no soy capaz de controlar la situación.
José Tirado posa para este diario en su despacho del Palau de Son Moix con la Copa Intercontinental. / GUILLEM BOSCH
¿Y qué hizo su familia?
Hubo dos cuadros que han sido conocidos por todo el mundo porque hubo denuncias por mi desaparición, pero ha habido más que esos. Ha sido muy difícil para ellos, les he pedido perdón a mi familia porque son los que peor lo han pasado, pero ya no solo a ellos. La gente del club, que se volcó en localizarme, y hasta socios del Palma Futsal. Ha sido una locura cuando fue medio público. Son circunstancias que no quiero volver a pasar, no me han gustado y no me siento orgulloso. Si me preguntas si las volvería a hacer te diría que, si la cabeza la tengo como en esos momentos, sí lo haría, porque ahí no mandas tú, manda un demonio que tienes dentro que lo que quiere es que acabe ese dolor que no puede controlar.
Fue un proceso, no una caída brusca.
Durante dos o tres años te vas dando cuenta que estás peor y crees que lo puedes controlar, pero llega un momento que me pegó de repente y todo el acumulado me cayó ahí. Lo pasé muy mal durante unos cuatro meses, intenté volver poco a poco y la recaída fue mucho peor. Ahí es donde vinieron los problemas graves de verdad. Llegó un momento en el que tuve que pedir ayuda y en el último intento de suicidio, en el que estuve en coma ingresado en la UCI, al salir de ahí me di cuenta que, o pedía ayuda, o me moriría. Lo mejor que hice fue entrar en el psiquiátrico, que fue una de las experiencias más complicadas de mi vida. Pero ahí es donde me han salvado la vida, donde he mejorado de verdad y tengo un grupo de trabajo brutal. No está pagado el trabajo que hacen ahí, esas dos o tres horas de consulta es lo que me daba la vida. Pero lo que ves ahí es otra realidad. Con mis compañeros en el psiquiátrico llegas a empatizar, pero son gente con problemas muy graves de trastornos mentales, esquizofrenia, bipolares, y te sientes uno más de ellos, tú con tus problemas. Estos tres meses ha sido el momento más duro de mi vida, pero me han dado una visión del mundo y de mi vida, ha cambiado mi personalidad y me siento orgulloso de haber pedido ayuda.
Cómo era su día a día internado.
Era una incomunicación total, aunque cada semana que vas mejorando te abren un poco. Es verdad que se intenta tener a la gente muy entretenida, no quiero decir entre el ejército y la cárcel. Allí te levantas a las 8, a las 8:30 te duchas y desayunamos todos juntos y pasamos por los psiquiatras, con los que estamos una, dos o tres horas y, como digo de forma muy cariñosa, sales de la consulta y te encontrabas en ‘Jurassic Park’. Y cada día que entraba un interno nuevo no sabías lo que podía suceder, aunque eso no soy yo el que debe contarlo. Pero hacíamos talleres y convivíamos con los compañeros. Al final creas una familia ahí, de gente con problemas que nos intentábamos ayudar y que luchábamos por cosas similares.
¿Tenía noticias de los triunfos del Palma Futsal?
Tuve la suerte a partir de la segunda semana que me dejaban tener el teléfono media hora al día en mi habitación encerrado. También por mi cargo en el club, porque había decisiones que debía tomar yo, dos días a la semana me dejaban que alguien viniera a verme quince minutos. También el grupo de trabajo que ha estado cubriendo mi ausencia ha sido excepcional. Ha sido un año muy difícil porque hemos organizado dos rondas de Copa de Europa, la Copa Intercontinental, la Final Four de Le Mans y todas las competiciones. Hemos pasado de una persona que decidía y ejecutaba todo a que al final todos hayan dado un paso hacia adelante. He desconectado mucho. Incluso había días que me daban permiso para ver el partido, con el móvil en mi habitación encerrado y se me olvidaba. Y cuando me conectaba había acabado el partido. Estaba enfocado en mi rehabilitación, eso era lo más importante.
¿Por qué decide contar públicamente lo que le ha pasado?
Decido contarlo porque creo que es parte de mi recuperación y porque tengo que dar las gracias a los medios de comunicación porque os habéis comportado conmigo increíble, me habéis respetado con una enfermedad muy complicada, que seguramente me habría hecho mucho más daño a mí y a mi familia de haber salido, porque yo vivía en otro mundo. Creo que necesitaba abrirme con vosotros y, tercero, porque después de todo lo que he vivido, esto es un tema tabú, que nadie quiere hablar. En la sociedad hay mucha gente que sufre esto en silencio y, a través de estas entrevistas, puedo ayudar a la gente. Si es uno, cien o dos mil, pues me alegraré mucho.
«Lo mejor que hice fue entrar en el psiquiátrico, me han salvado la vida»
¿Qué le dice la gente?
La experiencia más impresionante de mi vida, más que ganar una Copa de Europa, son los mensajes de cariño que he recibido. En las primeras horas recibí más de 1.600 mensajes y unos 900 son de gente que no conozco, que ha pedido mi teléfono o me han escrito por facebook. El otro día, en una cafetería a las siete de la mañana, una mujer mayor me pidió si me podía dar un abrazo porque no era consciente de lo que había hecho. Su marido se había suicidado hacía un año por problemas como estos. He recibido audios de gente que no conozco que me cuentan casos de personas que lo han padecido. Por eso es importante que un personaje público como José Tirado explique con esa normalidad que todo esto existe y que le puede pasar a cualquiera, aunque sea el mejor del mundo. Un día estaba recogiendo en Brasil el premio al mejor director deportivo del mundo y veinte días después estaba intentándome suicidar porque no quería estar. Y mucha gente pensará: «cómo que no quiere estar, si tiene de todo», pero la cabeza es difícil de controlar.
¿Se siente mejor ahora después de decirlo?
Me siento mejor cada día, no sé si es por verbalizarlo, pero estoy ilusionado en recuperarme bien. Esto me ayudará en lo personal y en lo profesional. Y llevándolo a lo laboral, creo que hemos dado una demostración de lo que es el Palma Futsal. Se marchó Miquel Jaume y pensábamos todos que el club iba a morir y todos nos multiplicamos por cinco para mejor y José Tirado, que es la persona que tenía que tomar decisiones, ha tenido que estar sin convocar, en el banquillo durante ocho meses. Eso ha hecho que todos hayan dado un paso hacia adelante y demuestra la estructura que tiene el Palma, y su nivel de exigencia. Nadie es imprescindible y eso me ha llenado de fuerza e ilusionado. Ha sido importante para cambiar el chip de mi vida, de cambiar muchas cosas y darle importancia a otras cosas. Está siendo una etapa de mi vida que la voy a ganar y cuando salga de esta seré mejor persona, mejor director y mejor amigo.
¿Siente que ya es otro José Tirado después de esta experiencia?
Me estoy reconvirtiendo en otro José Tirado, con su mismo carácter y personalidad, pero intentando ver la vida de otra manera. Todo esto me ha hecho daño, he visto a mis hijos sufrir porque son adolescentes que tienen un padre que es conocido y la visión que tienen de cuando entras en un psiquiátrico es que estás con una camisa de fuerza tirado en una cama. Además, la calle es la selva y no siempre todo lo que le trasladan a ellos es bueno. Ellos lo han pasado muy mal, me duele por toda mi familia, pero mis hijos en especial y, por mí y por ellos tengo que trabajar en que la esencia sea la misma, con mi espíritu de sacrificio, pero trabajar para estar más ordenados y darle importancia a lo importante.
Ahí está su familia.
Pues sí, la directa y la indirecta. Por ejemplo, mi padre un día me dijo que cada vez que le sonaba el móvil era una agonía porque no sabía si era la policía que le llamaba por si había desaparecido. Y estas cosas te hacen ver cómo lo ha pasado mi familia. Quiero trabajar para que ellos sepan que ha sido una etapa de la vida que hemos tenido que vivir todos, que me sabe mal, no la he elegido, pero me llena verles felices ahora otra vez.
Usted mantiene sus obligaciones y el cargo. ¿Cómo lo hará para no caer en los mismo errores?
Vamos a trabajar en reestructurar el club y esto que ha pasado ha demostrado que José Tirado no es tan imprescindible. Todos han dado un paso brutal. Empezando por Vadillo, que es mucho más que el entrenador, es mi amigo personal y lo conoce todo. Pero también Maria Mayans, Martín López, Juan Massanet, Pedro Fullana, Mireia Caldentey y muchos más, incluso los propios patrocinadores se han volcado, ofreciéndose para lo que necesitara el club. Quiero agradecer a todos los aficionados su cariño, eso me ha dado una fuerza increíble.
¿Cuáles son sus siguientes pasos?
Tengo que ir volviendo al trabajo poco a poco, dirigiendo el club. Aún me quedan unos meses para estar en una situación digna de poder tomar decisiones de verdad. Llegan las vacaciones de verano y eso es bueno, aunque seguiré yendo al psiquiatra, tengo un año más de trabajo psiquiátrico por delante.
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