«En el principio creó Dios los cielos y la tierra y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el Espíritu se movía sobre las aguas y dijo Dios: ‘Que haya Casimiro Curbelo’, y hubo Casimiro Curbelo». El comienzo de cada pleno parlamentario es siempre una versión del Génesis que cobra sentido generalmente con las palabras iniciales e iniciáticas del líder de la ASG. Perdonará el lector que el contenido de sus preguntas no sea especialmente atendido aquí; en esta ocasión, el señor Curbelo se dirigía al presidente del Gobierno para hablar sobre la fiscalidad de las islas verdes. Porque sin duda el señor Curbelo, que hace mucho tiempo tiene su cabildo, su hospital, sus sociedades públicas y su Torre del Conde, sueña con tener algún día su propio REF. Un REFITO que se pueda silbar como la banda sonora de Dos hombres y un destino.
Todas las intervenciones del líder gomero son idénticas. Se dirige al presidente del Gobierno con gran respeto protocolario y suelta su rollo en un tono por lo general pausado, de dignidad patricia bajo la corbata en tonos pastel. El presidente Clavijo se maravilla por la lucidez de la pregunta y trata a Curbelo como si fuera el hijo secreto de Olof Palme y Rosa Luxemburgo. Al final ambos se muestran mutuamente agradecidos. Es un tango que bailan y bailarán con precisión milimétrica hasta el final de la legislatura.
Quien suele intervenir después es el joven y hacendoso Raúl Acosta, de la Agrupación Herreña Independiente, que en esta ocasión también estaba especialmente celebratorio por lo bien que salió la Bajada de la Virgen de los Reyes, casi 29 kilómetros de calor terrible, polvo asfixiante y pitos y tambores como para enloquecer a Phileas Fogg. Ateos y agnósticos no entenderemos jamás semejantes delicias, incluso cuando estamos seguros que flotar en la diminuta bahía de Tamaduste es uno de los goces más puros de cualquier vida humana. Todo salió muy bien pese al tremendo gentío que tomó la isla. Por desgracia inmediatamente después tomó la palabra el portavoz del Partido Popular, Juan Manuel García Casañas, quien con perfecta seriedad dejó una de las modestas perlas de un pleno francamente modesto: «Las RUP, para quienes no lo sepan, son las Regiones Ultraperiféricas reconocidas por la Unión Europea, entre las cuales está Canarias». Lamentablemente nadie pareció tomar nota por escrito, ni quiera la consejera de Hacienda y Relaciones con la UE, Matilde Asián, que durante la monserga de su compañero miraba distraídamente -sin duda- sus manos de pianista decimonónica.
El presidente de Canarias, Fernando Clavijo (c), responde a preguntas de los diputados en presencia del vicepresidente, Manuel Domínguez (i, delante), y los diputados de Coalición Canaria José Miguel Barragán (i, detrás) y David Suárez (d, detrás), durante el pleno que celebra este martes el Parlamento autonómico. / Miguel Barreto / EFE
Violencia machista
Luis Campos saltó como un morlaco del escaño para afearle al presidente Clavijo que trivializara sobre la violencia machista, con un rebrote estremecedor en las últimas semanas. Clavijo se encogió de hombros y le respondió con cifras sobre la inversión del Ejecutivo en los dos últimos años en políticas a favor de la integridad de las mujeres acosadas o agredidas. «Mire, ya se lo que pretende. Que entremos en un choque que no tiene sentido. Y no lo voy a hacer».
Campos, a través de los gestos, le transmitió que todo eran palabras. Porque NC sigue con su misma estrategia: arremeter sistemáticamente contra Coalición Canaria y no moverse ni por casualidad en el eje centro-nacionalismo, sino en el de derecha izquierda. Ni una sílaba de crítica al Gobierno socialista, ningún interés público por las miasmas del PSOE, que tiene un exsecretario de Organización encarcelado y otro a punto de ser procesado. Es como si Campos y sus compañeros creyeran que el PSOE fuera a salvarlos de la debacle electoral. Por eso uno de los tantos chismes que circulan al respecto es que NC podría ir coaligado con el PSOE en las autonómicas y locales de 2027, al menos en algunas corporaciones. Ya lo hicieron en las generales de 2015 al Congreso de los Diputados, una experiencia sorprendente para una fuerza nacionalista.

El portavoz del Vox en el Parlamento de Canarias, Nicasio Galván (c, de pie), se dirige al presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, durante el pleno que celebra este martes la Cámara autonómica. / Miguel Barreto / EFE
Tierras raras
Nicasio Galván insistió en una pregunta que ya realizó el año pasado. A Galván no le entra en la cabeza que el Gobierno autonómico no quiera investigar las reservas de tierras raras que puede haber en Fuerteventura y le inquirió a Clavijo como un alma en pena las razones de su falta de curiosidad geológica. Es perceptible que el presidente está cansado incluso de simular simpatía protocolaria por el portavoz de Vox. Galván no dejó de repetir su mantra habitual: «Todos los grupos de esta Cámara votaron en contra de la investigación sobre posibles yacimientos de tierras raras en Fuerteventura, salvo Vox, naturalmente».
Para Galván quedarse en minoría contra el resto de los grupos es una prueba de lucidez. Quizás haya más tierras raras en algunos patrimonios de figuras voxísticas que en Fuerteventura. Tierras raras: el grupo parlamentario de Vox tiene como asesora a Ascensión Gómez Lorente, que viene directamente de tierras de Murcia, en cuyo gobierno regional fue directora general. De alto cargo murciano a asesora parlamentaria en Canarias sin solución de continuidad: una autentica rareza.

El portavoz del PSOE en el Parlamento de Canarias, Sebastián Franquis, en la imagen, se dirige al presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, durante el pleno que celebra este martes la Cámara autonómica. / Miguel Barreto / EFE
Emergencia habitacional
Sebastián Franquis y Nira Fierro coincidieron en llevar al paritorio al Gobierno por su política de vivienda y la anunciada como «emergencia habitacional». Pueden y deben hacerlo; el caso es que les convenga, porque la gestión de un asunto tan delicado y perentorio por el Gobierno de Ángel Víctor Torres fue punto menos que desastrosa. Lo realmente preocupante es que el actual Gobierno también marcha a paso de gasterópodo, y Franquis tiene razón cuando afirma que las viviendas acabadas en los últimos meses «eran expedientes ya comprometidos y casi finalizados en nuestro plan de vivienda».
Fierro, como siempre, fue más creativamente destructiva, y arremetió burlescamente contra el vicepresidente y consejero de Economía, que es lo suyo. A menudo la diputada socialista parece que le toca el botón a Manuel Domínguez, se acomoda en el escaño, con expresión de güachafita, se cruza los brazos o los apoya y disfruta de la irritación del vicepresidente. Uno reconoce a ese tipo de diputados, envidia de las restantes señorías y de los culiparlantes ambiciosos, que son aquellos que están razonablemente seguros que, después de los dos años que restan de legislatura, podrán disfrutar de otros cuatro. Son los que lanzan soflamas mortíferas por la boca pero minutos después de terminar comentan algo simpaticón con un portavoz de la mayoría, le pega un golpecito en la espalda a un consejero, se muere de risa con el chiste (malo) de un diputado de enfrente. Qué paz y qué tranquilidad. La señora Fierro pertenece al cogollo de esta élite privilegiada: los inmortales. O los que creen serlo.

El vicepresidente de Canarias, Manuel Domínguez, responde a preguntas de los diputados durante el pleno que celebra este martes el Parlamento autonómico. / Miguel Barreto / EFE
Alegría contenida
Mientras Domínguez sometía a Fierro a una buena tunda de palos dialécticos, arriba, desde la tribuna de invitados, lo escrutaba olímpicamente Eduardo Hernández, viceconsejero del Gabinete de la Vicepresidencia, supuesta eminencia gris del PP de Canarias y desde el domingo miembro del comité ejecutivo nacional. El viceconsejero Hernández, del que se sostiene que jamás pasa de las cuarenta pulsaciones por minuto, vestía con un traje muy claro, casual y elegante, como un personaje de Memorias de África que no fuera, obviamente, Robert Redford.
El ambiente en el grupo parlamentario de los conservadores -es decir, de los centristas reformistas- era de una contenida alegría. Yo la contendría un poquito más. Estar alegres esperando la resurrección de la carne durante todavía tres, seis, ocho o diez meses más, no se diga un año, puede ser agotador. La actitud más adecuada es la de Hernández: una satisfecha frialdad que a pesar de su juventud ya ha aprendido a no expresar ninguna expresión humana y a sudar todavía menos.