Un reciente estudio liderado por el reconocido arqueólogo egipcio Zahi Hawass ha puesto en duda una de las creencias más difundidas sobre el Antiguo Egipto: que las pirámides fueron levantadas por esclavos. A través del análisis con tecnología de última generación, el equipo de investigadores ha descubierto marcas inéditas en el interior de la Gran Pirámide de Guiza que respaldan la hipótesis de una mano de obra especializada y organizada.
Utilizando herramientas de escaneo y registro digital, los expertos encontraron inscripciones en bloques de piedra, restos de herramientas de sílex e indicios claros de métodos constructivos sofisticados. Entre las inscripciones destacan frases como “Los Amigos de Keops”, “jefe de sección” o “artesano”, lo que sugiere que quienes participaron en la construcción formaban parte de un sistema estructurado con roles definidos.
Además de los grabados, se localizaron tumbas al sur de la pirámide, donde fueron sepultados algunos de los obreros. Hawass explicó que estos entierros revelan la dignidad con la que eran tratados los trabajadores. “Si hubieran sido esclavos, no se les habría enterrado tan cerca de las pirámides, ni se les habría preparado un lugar de descanso eterno”, declaró en el programa Limitless de Matt Beall.
La evidencia apunta también a una ciudad obrera organizada, identificada previamente por el arqueólogo Mark Lehner, colaborador de Hawass. En esa área se encontraron vestigios de una panadería, viviendas y espacios comunes, lo que indica que los constructores vivían en comunidad durante el tiempo que duraban las obras. Este hallazgo refuerza la visión de una fuerza laboral entrenada, alimentada y protegida por el Estado.
Según Hawass, los trabajadores realizaban tareas muy variadas: algunos se encargaban de cortar y modelar las piedras, mientras que otros las trasladaban utilizando trineos de madera hasta la base del monumento. Esta organización técnica y humana muestra un nivel de planificación que desmiente la narrativa tradicional de un trabajo forzado y caótico.
Estos descubrimientos no solo modifican la comprensión popular sobre la construcción de las pirámides, sino que también destacan el respeto y el valor que se otorgaba a los constructores en la sociedad egipcia de hace más de 4.500 años. El trato funerario recibido por estos trabajadores los equipara simbólicamente a figuras importantes de la época.
Estos hallazgos, sumados a futuras investigaciones sobre cámaras ocultas y técnicas arquitectónicas, podrían reescribir parte de la historia del Antiguo Egipto. Lejos de la imagen de esclavitud, lo que comienza a revelarse es una sociedad con una capacidad de organización y respeto por su gente mucho mayor de lo que se pensaba.