Ricky Rubio, de 34 años, dejó la selección y aparcó su carrera NBA para abordar problemas de salud mental. Regresó parcialmente al Barça, donde había jugado antes de cruzar el charco, para terminar la temporada 2023-2024 como blaugrana pero, de nuevo, necesitó hacer una pausa en su carrera, que no da por finalizada de momento, a pesar del enigmático mensaje que publicó hace unos días.
Sobre la posibilidad de seguir jugando, el base internacional con España señaló con Jordi Évole en La Sexta que todavía no tiene la decisión tomada: «Me gustaría jugar al baloncesto sin ser Ricky Rubio, pero es imposible. Quiero jugar al baloncesto, pero no puedo. Estoy exprimiendo el máximo para ver si puedo. La respuesta cada vez es más clara. Y lo que sabemos es que no tenemos todas las respuestas. No lo sé ni yo»
salud mental
Por otro lado, Ricky Rubio también contó cómo vivió esos momentos críticos provocados por los problemas de salud mental: «Sólo un pensamiento muy difícil y no quiero para nada magnificarlo, pero una de las noches que estaba en el hotel dije ‘no quiero seguir, ya no con el baloncesto, con la vida’. Tengo una familia, tengo un hijo… pero lo pensé por un segundo, notar que algo tomaba el control de mi mismo. Puedo entender a muchas gente, tanto la que está en el momento de éxito y que por desgracia se han quitado la vida, o como gente normal que dice que no puede seguir, porque hay un momento en el que todo te pesa tanto… Yo me acuerdo en el Mundial cuando digo ‘paro’ parece que me muero y que mi vida no tiene sentido».
sus incios
Rubio, campeón del mundo con España en 2019 y campeón de Europa en 2009 y 2011, disputó su último partido como jugador profesional en las filas del Barcelona el 2 de junio de 2024. Desde entonces, anunció un parón en su carrera, a la espera de tomar una decisión definitiva sobre su futuro.
La entrevista, concedida en las instalaciones del Masnou Basquetbol, donde Rubio comenzó a jugar al baloncesto, trató desde sus inicios hasta su debut en acb, su paso por la NBA o la muerte en 2016 de su madre.
Rubio se inició como profesional con 14 años, 11 meses y 24 días en 2005 con el Joventut: «No tuve adolescencia, no cambiaría lo que viví, pero me hubiera gustado disfrutar más como un adolescente. Prácticamente no tenía fines de semana desde los 14-15 años».
Tras fichar por el Barcelona en 2009 y convertirse en uno de los mejores jóvenes del mundo, decidió dar el salto a la NBA dos temporadas después. «Jugar en la NBA ha sido una experiencia brutal, pero igual la persona hubiese sido más feliz en Badalona», dijo.
A su llegada a los Minnesota Timberwolves confesó haber pasado por un carrusel emocional, que llegó a picos muy bajos durante su tercera o cuarta campaña: «En mi tercer o cuarto año en la NBA y no lo estaba pasando bien. Me abrí en una entrevista. Un jugador experimentado durante un tiro libre me dio el consejo de no abrirme para que los demás no explotaran mis puntos débiles. Vi que entonces todo tenía que ser un mundo falso y bonito, tenía que esconder mis emociones».
Su precoz llegada a la elite recuerda a un caso similar en la actualidad en el mundo del fútbol, como el de Lamine Yamal, al que «se le están dando responsabilidades paras las que igual no está preparado».
«Es Mineápolis era el ‘rockstar’, sobre todo el primer año. Era la sensación de Youtube…Me tuve que crear ese personaje, aunque no quisiera. Yo fui a Estados Unidos para trabajar, en ningún momento me enamoré de sus tradiciones. Ellos han convertido la NBA en un negocio, han dejado el amor del baloncesto. En la Euroliga ya pasa también, están llevando la Final Four a Abu Dabi. Se hace por dinero», narró.
Con su éxito con la selección española, Rubio habló de sus éxitos y fracasos, incluido el Mundial de 2019, en el que fue reconocido como el Mejor Jugador del torneo:»No me sentía el MVP. Pensé soy un farsante, no me merezco esto».