Salva Ferrer (Martorell, 1998) ha vivido de todo en su carrera como futbolista. Un debut de ensueño con el Nàstic de Tarragona, el club de su infancia, una aventura trepidante en Spezia con ascenso incluido a la Serie A y una cesión al Anorthosis de Chipre de por medio… y la peor cara de una enfermedad que le ha dejado huella. Para bien. Fueron más de 500 días de una batalla de la que ha salido ganador y con más hambre que nunca.
Su calvario comenzó en noviembre de 2023, cuando jugaba cedido en la Liga de Chipre. Notó un bulto en el cuello, le hicieron pruebas y le detectaron a tiempo un linfoma de Hodgkin: un tipo de cáncer que se origina en el sistema linfático, una parte importante del sistema inmunitario del cuerpo. Después de sufrir los momentos más bajos de la enfermedad y rodearse de los suyos para seguir adelante, siempre con el reclamo del fútbol como empujón en sus peores días, el pasado 13 de mayo de 2025 volvió a los terrenos de juego en un regreso muy emotivo frente a los aficionados del Spezia: fue en el último partido de la temporada regular de la Serie B ante el Cosenza.
SUPERAR LA ENFERMEDAD
Curado y con las pilas renovadas, Salva llevaba meses soñando con este momento: «A partir de enero ya estaba preparado, aunque tardó más de lo que esperaba. Ese día fue brutal, como si no hubiera pasado el tiempo. Cuando pitó el final el árbitro fue muy emocionante y salió todo lo que había estado aguantando todo ese tiempo. Lo llevaba esperando mucho tiempo, y los aficionados también. Al final del partido se quedaron para gritar mi nombre, fue increíble y muy bonito», explica Salva a SPORT.
Salva Ferrer, en un partido de Serie A con la Spezia / Agencias
El linfoma que superó Salva fue el mismo que sufrió Kirian Rodríguez, centrocampista de la UD Las Palmas que también ha vivido de primera mano esta enfermedad. «Kirian era una figura que tenía muy presente pese a no conocerlo de nada. Me preguntaba: ¿Qué habría hecho Kirian en este momento?«, reconoce Salva. «Yo actuaba como si estuviera bien, intentaba seguir adelante sin pensar en la enfermedad. Yo me autoconvencía de que tenía que ir bien, confiaba y tuve la suerte de salir adelante. Espero que no vuelva nunca más«.
No quiero que esto sea un signo de identidad mío, no quiero que la gente me identifique como alguien que pasó un cáncer. Intento no sacar el tema y que no me marque como persona
Salva habla con una entereza envidiable de sus peores momentos y se le nota deseoso de volver a ser noticia por sus méritos sobre el terreno de juego. Un futbolista que, a sus 27 años, sigue estando en plenas condiciones de abordar un nuevo proyecto deportivo a la altura de las últimas temporadas vividas en Italia. «Recuerdo la enfermedad cuando hablo del tema, como hago ahora contigo, pero sinceramente intento no pensar en ello. No quiero que esto sea un signo de identidad mío, no quiero que la gente me identifique como alguien que pasó un cáncer. Yo intento no sacar el tema, y que no me marque como persona», explica.
DECIR ADIÓS A SPEZIA
Casi 100 partidos después, un ascenso a la Serie A, un cara a cara con Cristiano Ronaldo y grandes experiencias en el ‘Calcio’, a Salva le toca decir adiós. «Han sido años preciosos. Los vecinos, el carnicero, el que me vende el pan… son gente que conocía y que consideraba amigos. Por culpa de la vida que tenemos los futbolistas te vas de un día para el otro de la ciudad y desconectas de aquella vida para empezar otra. Estoy seguro que me seguiré encontrando con ellos en el futuro. Me hubiera gustado cerrar la temporada con un ascenso a la Serie A, pero no pudo ser», reconoce Ferrer.
Lo próximo para Salva será buscar una nueva aventura en el fútbol. Está con ganas de embarcarse en un nuevo proyecto, sea más cerca de casa esta vez o de nuevo en el extranjero. «Cualquier sitio con retos bonitos y cosas por las que luchar«, pide. Merece que le pasen cosas buenas y volver a disfrutar de este deporte como lo ha hecho siempre.