Fábio (Nobres, Brasil, 1980) es un ejemplo de la inmortalidad en el fútbol. Un portero de 44 años que fue campeón del mundo en 1997, cuando muchos de sus compañeros en el Fluminense ni siquier habían nacido. Su historia es la de un veterano que ha roto todas las barreras de longevidad. Cierto es que la posición de portero lo permite, pero los 1.379 partidos como profesional son una cifra inalcanzable para todos los mortales. Salvo para el ‘abuelo’ del Mundial de Clubes y el mítico Peter Shilton, aunque no menos icónico que el guardián del único semifinalista no europeo del torneo.
La dolorosa despedida del Cruzeiro por culpa de Ronaldo
Sus tres paradas fueron decisivas para desmontar la resistencia del Al Hilal en unos cuartos de final donde el conjunto de Renato Gaucho rompió todas las barreras. No eran el conjunto brasileño favorito, pero el campeón de la Libertadores de 2023 ha superado todas las barreras. La primera ha sido el muro impuesto por un Fábio que, pese a su inigualable trayectoria, no lo tuvo fácil. Fábio está haciendo historia con Fluminense, un equipo que ni mucho menos es el club de su vida.
Cuando Ronaldo Nazario llegó a Cruzeiro en 2022, haciéndose propietario mayoritario del club, tomó una medida antipopular como fue despedir a un cancerbero que llevaba más de 1.000 partidos en el club. Tenía 41 años y todo el mundo le daba por muerto, después de que desde 2005 prestase un servicio ejemplar al club de su vida. La decisión puso a la hinchada en contra del ‘O Fenómeno’, quien su vida en la gestión deportiva ha sido mucho más complicada y conflictiva que como jugador.
Llegaron a producirse manifestaciones en contra de Ronaldo y los dirigentes de Cruzeiro por una decisión impopular que, además, provocó que un rival como el Fluminense se reforzase. “Me dijeron que cualquier otro escenario era inviable y que no soy parte del plan deportivo 2022″, explicaba el ahora semifinalista del Mundial de Clubes, resignado por una situación que no esperaría vivir en el club de su vida. Al final, el Fluminense apareció en su vida para darle una Copa Libertadores en 2023 y una Recopa Sudamericana en 2024.
Campeón del mundo sub-17 en 1997 con Ronaldinho
Estos dos títulos se unen a la Copa América de 2004 que Brasil le ganó a Argentina. Sin embargo, hay que irse hasta 1997 para encontrar su primer gran éxito internacional, cuando Fábio se proclamó campeón del mundo sub-17 en Egipto. Entre las estrellas de aquel torneo estaban Ronaldinho, Xavi Hernández, Mahamadou Diarra, Geovanni, Iker Casillas, Seydou Keita o Gaby Milito, entre otros futuros internacionales absolutos. Todos ellos retirados, menos Fábio, que se mantiene impertérrito en una de las sensaciones del torneo.
Fábio va a cumplir los 45 años el 30 de septiembre y seguirá volando para ayudar a un club que le rescató del dolor que supuso quedarse fuera de Cruzeiro. Está cuajando un Mundial de Clubes excelente. En octavos, se hizo gigante para frustrar a Lautaro Martínez y compañía. Sus actuaciones sepultaron al Inter de Milán como después lo harían con el Al Hilal, que se va del torneo tras empatar con el Real Madrid y eliminar al Manchester City en la prórroga. Lo peor de todo, es que la edad del brasileño suele salir a la luz cuando comete algún error.
Cuando debería ser un honor, como en su día Essam El-Hadary, de Egipto, quien llegó a jugar con 45 años y 161 días. Es uno de los pocos récords que le queda por superar a Fábio, que durante este Mundial superó a Buffon en un dato histórico como son las porterías imbatidas: más de 508 entre todas las competiciones. “Muchos pusieron fin a mi carrera varias veces. La última vez fue en 2022, cuando salí de Cruzeiro. Creyeron que era cosa del pasado. Yo estaba seguro de que mi carrera no iba a terminar”, ha reivindicado un muro eterno, que, conforma junto a Thiago Silva, que también supera los 40 años, un tándem eterno.
Evitó el descenso y es el escudo del Mundial de Clubes
“Siempre analizo cómo jugaba antes y cómo juego. Hoy soy mucho mejor, por eso no me afecta la edad. Entreno con más inteligencia que cuando era joven”, apunta un portero que ante el Al Hilal se sacó dos manos prodigiosas, que se sumaron a la notable actuación frente al Inter. Fábio nunca ha salido de Brasil ni lo hará. En abril de 2008 se llegó a anunciar un acuerdo con la Fiorentina, condicionado a que Fábio obtuviera un pasaporte de la Unión Europea por descendencia, algo habitual para aprovechar cupos de extranjero.
El trámite nunca llegó a producirse y Fábio terminará, salvo giro de guión inesperado, sus días de futbolista después de una carrera íntegra en Brasil. Fernando Diniz le dio una segunda juventud que le permitió ganar la Libertadores por primera vez, misma circunstancia para Fluminense. No solo ha pasado por momentos alegres en el club revelación del Mundial de Clubes. Fue el arquero que sufrió para evitar el descenso de la pasada campaña, posterior al éxito continental.
Por suerte, el ‘abuelo’ siempre ha estado al pie del cañón. “Estamos viviendo a lo largo de estos años un momento súper importante en la historia del club y en mi historia. Estoy agradecido a Dios por todos los que hicieron posible esta evolución del Fluminense fuera y dentro del campo”, asegura el muro más alto del Mundial de Clubes. Un meta insuperable en todas las circunstancias que plantea un fútbol que rompe las barreras de precocidad, pero que también somete al límite las de longevidad, gracias a casos extraordinarios como el muro Fábio.