Las jirafas se deslizan lentamente hacia la extinción, y de hecho figura en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Su número de ejemplares ha pasado de superar los dos millones a quedarse en tan solo 117.000 en el espacio de 150 años. El declive ha sido más acusado en los últimos quince años, cuando su población ha pasado de 140.000 a los citados 117.000, es decir, se ha reducido en 23.000 animales en solo una década y media, según los datos publicados por la ONG Giraffe Conservation Foundation (GCF), que hace un puntual seguimiento de este animal. Solo en el último lustro parece haberse notado un ligero repunte que hace albergar esperanzas.
El crecimiento demográfico humano en las zonas donde habita este animal ha desencadenado una serie de efectos negativos. La caza ilegal, la pérdida de sus hábitats y los cambios derivados de la expansión de la agricultura y la minería las han diezmado. También los conflictos armados que suelen producirse en las áreas de que ocupan son factores importantes que empujan a las jirafas hacia la extinción.
Distribución actual e histórica de la jirafa en África / GCF
Geográficamente, las jirafas en África Central y Oriental están disminuyendo. Se cree que el mamífero se ha extinguido en al menos siete países: Burkina Faso, Eritrea, Guinea, Malí, Mauritania, Nigeria y Senegal.
Cierta recuperación en esta década
Algunos estudios publicados en 2016 han sugerido que puede haber hasta cuatro especies distintas de jirafas que no se aparean en la naturaleza. Sin embargo, la UICN reconoce actualmente una sola especie de jirafa (Giraffa camelopardalis), dividida en nueve subespecies diferenciadas por su distribución geográfica y sus marcas del pelaje. Algunas subespecies de jirafas corren mayor riesgo de extinción que otras, dicen los investigadores.

La jirafa usa su largo cuello para alcanzar las hojas de los árboles / Efe
Las últimas cifras aportadas por GCF en 2025 sobre la evolución de las diferentes variantes de jirafa demuestran algunas tendencias alentadoras, puesto que la jirafa del norte, con 7.037 individuos en la naturaleza, ha aumentado sus efectivos un 20%. La jirafa reticulada, con 21.000 ejemplares, parece también recuperarse, pero no hay datos precisos, mientras que la jirafa del Sur, con 68.800 individuos, aumentó en un 50% en los últimos cinco años, según el mismo recuento. La jirafa Massai, con 43.926 ejemplares, por su parte, permanece estable.
Animales singulares
Las jirafas son animales realmente curiosos. Las madres dan a luz estando de pie, con lo que la cría cae al suelo desde una altura de un metro y medio. Pese a ello, al cabo de media hora ya logran ponerse en pie y en solo diez horas ya corren detrás de sus madres. Se trata de una adaptación evolutiva necesaria para escapar de los depredadores en sus primeros momentos de vida.
Suelen vivir en pequeños grupos de media docena de ejemplares y, gracias a la extraordinaria longitud de su cuello, se alimentan de las hojas más altas de los árboles, sobre todo acacias, sus favoritos.

Una jirafa con su cría / Agencias
Su cuello es largo, pero también el resto de su anatomía, pues sus patas suelen tener en los adultos 1,80 de altura, lo que les permite alcanzar velocidades de hasta 50 kilómetros por hora en tramos cortos.
La jirafa tiene dificultades para beber: necesita abrir considerablemente sus piernas para que su largo cuello alcance el suelo y pueda ingerir el líquido. Pero la ventaja es que solo necesitan beber cada varios días, ya que obtienen el agua de las plantas que comen.