El presidente iraní, Mesud Pezeshkian, ha confirmado este miércoles la legislación aprobada la semana pasada por el parlamento iraní, que establece que la República Islámica suspende toda colaboración con la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA), el organismo de la ONU para vigilar los centros e instalaciones nucleares de todos los países firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear.
En las últimas semanas, Teherán ha estado quejándose amargamente de la AIEA y de su director, Rafael Grossi, quien en sus informes en los últimos años ha apuntado las constantes limitaciones que Irán ha puesto a los inspectores de la organización.
Desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, rompió el acuerdo nuclear iraní de 2016, firmado por la administración de Barack Obama, el país persa ha estado enriqueciendo uranio a niveles mucho más altos de los necesarios para crear energía nuclear para fines civiles. En la actualidad, Irán posee uranio enriquecido al 60%, muy cercano al 90% necesario para crear la bomba atómica: los círculos de poder en Teherán, sin embargo, nunca tomaron la decisión de crear el arma nuclear, sino que buscaban usar su programa de enriquecimiento de uranio para las negociaciones con Trump.
La guerra empezada por Israel el mes pasado hizo explotar esas conversaciones por los aires, e Irán, de hecho, también debate si salir del Tratado de No Proliferación Nuclear. Dar ese paso sería un mensaje al mundo de que Teherán ha tomado la decisión de desarrollar su propia bomba atómica. «La opinión del gobierno, del parlamento y del pueblo iraní es que la AIEA y su director no han actuado de forma imparcial», ha dicho esta semana Pezeshkian.
Posible retoma de las negociaciones
A partir de ahora, y mientras Irán no haya abandonado el Tratado de No Proliferación Nuclear, los inspectores de la AIEA deberán recibir el permiso del Consejo de Seguridad Nacional iraní para llevar a cabo sus tareas dentro de territorio persa.
Recibir el permiso será difícil, sobre todo mientras Teherán y Washington no lleguen a un acuerdo para limitar el programa nuclear iraní. Estas conversaciones fueron rotas por los ataques de Tel Aviv, y a pesar de que la semana pasada Trump dijo que las negociaciones volverían a empezar esta semana, no ha habido confirmación ni declaración oficial al respecto ni por parte de Estados Unidos ni de Irán, que sigue investigando los daños causados por los ataques contra sus instalaciones atómicas.
«Nadie sabe aún el estado exacto del sitio nuclear de Fordow«, ha dicho este miércoles el ministro de Exteriores iraní, Abbás Araghchi, en referencia a la planta nuclear atacada por Washington la semana pasada: «Pero habiendo dicho esto, sabemos que las instalaciones han sido severamente dañadas. La Organización para la Energía Atómica de la República Islámica está actualmente realizando una evaluación de los daños, y su informe será entregado al gobierno en su debido tiempo».
Trump, en sus declaraciones bélicas y victoriosas aseguró que tanto Fordow como Isfahan y Natanz —los tres pilares del programa nuclear iraní— quedaron «completamente destruidas». Un informe del departamento de inteligencia del Pentágono aseguró la semana pasada, no obstante, que los daños contra estas instalaciones servirían tan solo para retrasar el programa nuclear iraní «uno o dos meses».
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