un regreso grotesco a Madrid que desilusiona

Toca ser claros: Miguel Bosé ya no es lo que era. Y no pasa nada. Aquel canallita que lo petó en los 70 con Linda se ha esfumado. Todo bien. Hace tiempo que el chico que revolucionó España vistiendo una falda nos dejó, dando pasó a un dinosaurio que llena titulares con declaraciones apocalípticas. Pero, bueno, haciendo un esfuerzo por separar la obra del autor, el enésimo intento por rescatar sus himnos sigue funcionándole. No se saltó ni uno. Como para dejar patente que nadie puede sacarle de su particular Olimpo. Anoche, en un Movistar Arena hasta los topes, trató de repetir la actitud desafiante de antaño sin éxito. Un esfuerzo que, por momentos, ojo, resultó hasta grotesco. ¿El público bailó? Sí. Pero lo hubiera hecho igual en una discoteca. 

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