El rey emérito está cansado del silencio en torno a su figura. Cinco años después de su marcha a Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), Juan Carlos I ha decidido reivindicarse a sí mismo. Lo hará en Reconciliación (editorial Planeta), el libro de memorias que publicará el 12 de noviembre, 10 días antes de que se cumpla el 50º aniversario de su proclamación como jefe del Estado. En un principio, el volumen tenía que salir a principios de este año, pero se acabó aplazando para que coincida con esa fecha y la noticia, más allá del valor editorial, adquiere una dimensión política evidente: se produce en un contexto en el que ni el Gobierno ni la Casa del Rey han anunciado por ahora homenaje alguno al monarca que pilotó la transición.
La obra es un ejercicio de reivindicación personal, pero también un ajuste de cuentas con el olvido. «Mi padre siempre me aconsejó que no escribiera mis memorias. Los reyes no se confiesan. Y menos, públicamente. ¿Por qué le desobedezco hoy? Porque siento que me roban mi historia», escribe el emérito en uno de los pasajes adelantados por la editorial. La frase resume el tono del libro, que le ha ayudado a escribir la periodista y escritora francesa Laurence Debray, amiga desde décadas y que ha vivido algunas temporadas estos años en Abu Dabi.
Relación fría con Felipe VI
Juan Carlos I abandonó España en agosto de 2020 en dirección Emiratos Árabes Unidos, empujado por la presión mediática y política tras la publicación en la prensa extranjera de que tenía dinero escondido en paraísos fiscales. Desde entonces reside en Abu Dabi, alejado de la vida pública y de su familia, en una especie de ‘autoexilio’. Sus visitas a España han sido esporádicas, para navegar con sus amigos en Galicia. El vínculo entre Felipe VI y su padre sigue dañado, con una vía de comunicación escasa y fría, según fuentes del entorno del emérito.
En este clima, la publicación de sus memorias adquiere un carácter casi simbólico. A falta de un reconocimiento oficial —no fue invitado a los 40 años de la entrada de la Unión Europea el pasado 12 de junio, un paso histórico en el que él tuvo un papel fundamental–, el rey emérito ha optado por la vía unilateral. Publicar su versión. Narrar con su voz los momentos clave de su vida y de la historia reciente del país.
El Gobierno hizo saber a principios de año que, en el calendario de actos por los 50 años de la muerte de Franco, agendaban un acto sobre la monarquía parlamentaria justo para el 22 de noviembre, el día que el emérito, en 1975, subió al trono. La actividad se organizará a medias con Zarzuela, pero ninguna de las dos instituciones ha dado pistas del tipo de iniciativa en la que están pensando.
Reconciliación habla desde el título de una necesidad íntima, pero también de un deseo de recuperar legitimidad frente a una opinión pública que hace tiempo dejó de verlo con benevolencia. La obra repasa su trayectoria desde la infancia en el exilio en Estoril hasta su llegada al trono tras la muerte de Franco, pasando por momentos clave como el 23-F, el proceso constituyente, la consolidación de la democracia y su último exilio, en Emiratos.
Según la editorial, el libro está escrito «a corazón abierto y sin concesiones». Incluye anécdotas inéditas, reflexiones personales y, según sus promotores, no elude “ni los errores ni los arrepentimientos”. En un adelanto publicado el año pasado por la revista francesa Point de Vue, se adelantaba que Juan Carlos habla “como quien sabe que no le queda mucho tiempo y prefiere confesar que mentir”.
Con uniforme de gala
El volumen, que saldrá simultáneamente en España y Francia, muestra en la portada al monarca vestido con el uniforme de gala de Capitán General del Ejército de Tierra, luciendo el Toisón de Oro, la máxima distinción que concede la familia real española. Un gesto que apunta tanto a la nostalgia como a la necesidad de presentarse de nuevo ante la historia.
En Zarzuela se impone el silencio y el rey Felipe VI ha optado por marcar una línea clara entre su reinado y la etapa de su padre. El Gobierno, por su parte, evita cualquier gesto que pueda ser interpretado como un respaldo o una rehabilitación. La historia oficial y diaria, en los medios de comunicación, no parece dispuesta a rendirle un homenaje por ahora. Él ha decidido escribirla por su cuenta.
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