Dijo Xabi Alonso en la previa al duelo de octavos, que los canteranos tendrían su espacio, «pero que en el Real Madrid se exige ganar». Lo hizo después de que le preguntasen por Gonzalo García, que este Mundial de Clubes ha hecho lo que se pide a un jugador de ‘La Fábrica’ para tener una oportunidad en el primer equipo: fabricar la puerta que después tendrá que tirar. El joven delantero, máximo goleador de Primera RFEF, también lidera un torneo internacional. Del barro a la guerra de gigantes en el que podría ser su último partido como titular en el torneo. Da ejemplo a los de abajo y estimula a los de arriba. De su cabeza nació una clasificación limpia para cuartos con el conjunto blanco alzando el vuelo.
Presión alta, susto e hidratación
Xabi Alonso no ha tenido remordimientos para enmendar el dibujo y el estilo del Real Madrid que dejó Ancelotti. Después de una temporada en la que la presión fue inexistente, la primera seña de identidad del renovado conjunto blanco es salir a morder la salida de balón. Esto tiene sus riesgos. Necesita buenas espaldas y repliegues exigentes que la Juventus quiso explotar en un duelo de turcos. Con Güler de pivote y Yildiz buscando las estrías de una defensa blanca de tres centrales donde el flanco más débil era el de Trent, tímido en ataque y titubeante en la protección.
Kolo Muani revivió viejos fantasmas del pasado tras plantarse en el mano a mano ante Courtois e intentar lo más difícil: una vaselina. A la altura de la definición en la final de Qatar. Una seria advertencia a la que sumó Yildiz para presentar un partido entre iguales. En bloque bajo, el cuadro de Tudor estrujaba los minutos para salir a la contra. Xabi Alonso, intervencionista, como siempre, cambió las posiciones de Valverde y Güler para proteger a Rüdiger. Se producían situaciones extrañas como un remate de Conçeicao en el punto de penalti, a pesar de sus 1,70 metros.
Ante la ceguera en los últimos metros, el Madrid abrió la escena para sus ocasiones desde fuera del área, por medio de Tchouaméni o Valverde. De nuevo, la pausa de hidratación le sentó bien al equipo blanco, que veía cómo el cielo se cubría para dar activar la alerta por tormentas. Quiso desatar la tempestad Bellingham, que en la primera jugada en la que apareció disparó a bocajarro contra Di Gregorio, quien sintió el miedo en los talones al borde del descanso con un latigazo de Valverde.
Gonzalo derrumba a Di Gregorio
Salió el Real Madrid en modo arrollador tras el descanso, con un carrusel de opciones de todos los colores. Bellinhgam sirviendo un remate para Valverde para que acto seguido, el propio inglés elevase a Di Gregorio a la categoría de jugador fundamental de la Juventus. Sin embargo, nada pudo hacer ante un inapelable remate de Gonzalo tras la mejor incursión de Alexander-Arnold, quien demostró su bien pie con un centro medido. El triunfo del ‘9’ para desatar a los de Xabi Alonso en medio de la lluvia.
Todo esto con Mbappé calentando y jaleado después de salir a calentar. Valverde armó una chilena perfecta a la hora de juego para darse de bruces con el portero de la Juventus, quien no podía tomarse un respiro. De nuevo, el Real Madrid expresó su mejor versión en el segundo acto, creciendo a través de las situaciones del partido. Por primera vez, Gonzalo escuchó su nombre en un estadio que hasta hace unos días no sabía de su existencia. Lo hizo en el cambio para el regreso de Kylian a la rutina con la competencia goleadora desbordada por un muchacho que antes le pedía las fotos y que ahora sale en todas las de club de su vida.