Gonzalo no es Raúl ni necesita serlo, pese a la comparativa que todos quisieron hacer después de otro gran partido en el Mundial de Clubes. Tampoco es Joselu. Es, simplemente, Gonzalo. Más que cualquier otra etiqueta que puedan ponerle. Un delantero forjado en Primera RFEF que ha aprovechado una de las escasas oportunidades que aparecen en el escenario de los canteranos blancos. Aunque con Xabi Alonso la situación podría revertirse, a pesar de otra gran actuación ante el RB Salzburgo, el vasco, después de piropearle, fue incapaz de definir qué posición tendrá en el equipo.
La cantera del Real Madrid ha sido en los últimos años una ‘Fábrica’ en el sentido estricto de la palabra. Una lucrativa vía para generar ingresos y mercadear con jóvenes talentos a los que se les invita a salir, pero se les ofrece una opción de recompra en el mejor de los casos. Los futbolistas que salen del club se sienten desamparados y con una sensación desagradable que les lleva a pensar que han desperdiciado un tren que solo pasa una vez en la vida. Incluso los que lo hacen bien como Gonzalo están lejos de consolidarse.
Cuando el delantero metió un gol decisivo contra el Leganés en Copa del Rey vinieron los fantasmas del pasado de tantas muertes de éxito que se han dado en el Real Madrid. Jugadores con debuts de impacto, como el ‘Toro’ Rodríguez, que pasó de anotar en un derbi contra el Atlético a transitar por un desierto del que no ha salido. Lo mismo sucedió con Nico Paz, que ha tenido que buscarse los minutos fuera de su ‘casa’, donde su perfil era necesario, por delante de otras apuestas que se han hecho recientemente.
Gonzalo es un portento físico, con un tren físico envidiable y un cerebro que va por delante del resto. Está cursando actualmente un doble grado en ADE y Business Analytics que no debería influir en sus desmarques. Sin embargo, tener un plan B y una capacidad para ver más allá del terreno de juego es lo que le ha convertido en un jugador total. Tuvo que ser él, durante el partido contra el RB Salzburgo, el que hasta en dos ocasiones le recriminase a Vinicius su falta de intensidad defensiva en la presión.
Tiene el descaro juvenil que le lleva a hacer una vaselina como la que supuso el 3-0 contra los austriacos, otro equipo de estudiantes, como él, sometidos al líder de la clase que es el Real Madrid. Aunque sabe que cuando vuelva Mbappé volverá a estar en el fondo del aula, mirando las fotos de los días en los que hizo historia. Con todo, cometería un error el equipo blanco enviándole de beca a cualquier equipo. Es una herramienta con la que actualmente no cuenta el equipo. Un delantero que está siempre en el lugar adecuado.
En los últimos tiempos ha habido una obsesión en el club blanco por acaparar talento extranjero, con Mastantuono como caso más reciente. Esto ha provocado un tapón para los que llevan trabajando desde abajo durante toda la vida. Gonzalo no tendrá una agencia como la de Endrick detrás, ni el marketing del ex de River, pero tiene algo mucho más importante: compromiso con el equipo donde se ha formado como persona y jugador. Si acaba saliendo del Real Madrid, sería la enésima injusticia con un jugador de casa. De los que no se compran, pero, sobre todo, de los que no se venden.