John Clark, la leyenda que cuidaba de las botas

El padre de John Clark, trabajador del ferrocarril, se vio obligado a dejar Escocia en 1952 para ganarse la vida en el sur de Inglaterra. Lo hizo solo. Su mujer y sus tres hijos esperaron en Chapelhall, a muy pocos kilómetros de Glasgow, el momento en el que las condiciones permitiesen el reencuentro familiar. Cuatro meses después llegó una carta en la que les comunicaba que había encontrado una humilde pero agradable casa en la que vivir todos juntos, que le habían mejorado el sueldo, que allí no hacía tanto frío como en Glasgow y que había llegado la hora de estar juntos de nuevo. Lo que no se imaginaban en casa de los Clark es que el mismo día que abrieron el correo para conocer aquellas buenas noticias el padre de familia había muerto arrollado por un tren.

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