«Las temperaturas ambientales más altas aumentan el riesgo de una amplia gama de impactos negativos en la salud mental, incluyendo el aumento de las conductas suicidas, de las hospitalizaciones a causa de trastornos mentales y el empeoramiento del bienestar de la comunidad». Así lo constata un metaanálisis (estudio global sobre todos los análisis precedentes) de la Escuela de Salud Pública del Imperial College londinense. Se trata de una evidencia más, y robusta, de la correlación entre el cambio climático y el empeoramiento de la salud psicológica.
El cambio climático se reconoce cada vez más como una emergencia sanitaria
Los investigadores lanzan un mensaje de alerta a los políticos: «El cambio climático se reconoce cada vez más como una emergencia sanitaria, y los informes de Lancet Countdown y World Innovation Summit for Health 2020 destacan la urgencia de que los sistemas de salud y los responsables de la toma de decisiones respondan a ello».
Dar importancia a la salud mental
Los resultados de este equipo de investigación llevan a «la necesidad de que se dé a la salud mental paridad respecto a la salud física en la mitigación y la adaptación de la crisis climática. Por ello urgen a los responsables políticos de salud a ser «conscientes» de los efectos de la alta temperatura en la salud mental. «Las salas de salud mental y los servicios de crisis deberían estar preparados -proponen- para el aumento de las necesidades de servicio y dar apoyo a las personas más vulnerables para que se mantengan en espacios frescos».
Suicidios y temperaturas
Sobre los suicidios, el estudio llama la atención sobre el hecho de que investigaciones anteriores y la vigente se coincide en lo mismo, en la evidencia moderada entre el número de personas que mueren por suicidio y las temperaturas ambientales medias. También existe una evidencia, pero no tan robusta, sobre el hecho de que la variación de la temperatura se asocia a suicidios consumados y que el comportamiento o intentos suicidas se asocian con la variación de la temperatura. El Hospital Clínic ha publicado también un metaestudio en el que constata también una correlación entre el calentamiento del planeta y el empeoramiento de la salud mental. Y, en concreto, el aumento de suicidios,
Múltiples precedentes
Otros estudios recientes, como el del ISGlobal, indican que la exposición al calor extremo podría estar empeorando la salud mental de los adolescentes, en el sentido de que la exposición prolongada a altas temperaturas puede provocar problemas de atención y más riesgo de ansiedad o depresión.
Más descompensaciones
En el 2003, otro análisis también concluyó que el calor extremo dispara el riesgo de suicidio y provoca más descompensaciones psiquiátricas y cambios de conducta. Los testimonios corroboran que las olas de calor incrementan la ansiedad de las personas diagnosticadas con algún trastorno mental.
También sobre el estrés y el autismo
Otro estudio del 2012, liderado por el Instituto de Investigación en Salud Pública de Amsterdam, también concluye que existen «evidencias» entre los eventos climáticos y la salud mental, y cita no sólo la depresión y la ansiedad sino también el estrés postraumático. Y añade que hay una asociación «entre la contaminación y aspectos de la salud mental, especialmente la depresión, el suicidio y los trastornos del espectro autista». Este estudio, como el británico, hace una llamada a unificar criterios para mejorar la investigación y poder sensibilizar mejor.
Los investigadores lanzan seis recomendaciones básicas para afrontar esta crisis:
Planes de acción
Alertas movilizaciónon de servicios sociales y de salud y vigilancia de personas en riesgo. Especialmente en barrios de bajo nivel socioeconómico, y en adultos mayores. Priorizando a personas con enfermedades mentales
Centros de enfriamento
Disponer de bibliotecas, centros comunitarios o refugios temporales para quienes carecer de aire acondicionado. Especialmente indicado par reducir la carga fisiológica y el estrés
Educación
Se proponen campañas para informar sobre estrategias de autocuidado: hidratación, evitar actividades físicas, uso de ropa ligera, reconocimiento de síntomas. La educación debe adaptarse a las características culturales de la población a que va destinada.
Chequeos
Seguimiento telefónico o visitas a domicilio de profesionales a personas mayores, con discapacidad o enfermedades mentales. Ello supone, según los expertos, una reducción del riesgo de mortalidad y una mayor detección precoz de síntomas psiquiátricos o físicos.
Infraestructura verde
Espacios verdes en la ciudad, techos reflectantes para reducir la temperatura. Ello reduce el efecto «isla de calor» y genera beneficios en la salud mental y reduce la agresividad y el estrés
Revisar la medicación
Es útil para evitar descompensaciones por calor. Se trata de revisar los antipsicóticos, diuréticos y antihipertensivos. Y también se deben abordar las barreras sociales que dificultan el acceso de la población a recursos para refrescarse y tener apoyo social.