La titular del Juzgado de lo Penal Nº 2 de Murcia ha absuelto a la neuróloga del Virgen de la Arrixaca de Murcia y al médico del Virgen de la Caridad de Cartagena que fueron acusados de homicidio por imprudencia, por la muerte de un menor, Alejandro, que falleció en 2011, a los 14 años de edad, en el hospital por una meningitis, tan solo nueve días después de que le diagnosticasen que lo que tenía era una simple gastroenteritis.
Según se lee en la sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, «se considera, valorado el conjunto de la prueba practicada, que los procesados no incurrieron en el delito de imprudencia profesional grave, con resultado de muerte, por el que vienen acusados».
La Fiscalía pedía para cada uno de los doctores una pena de 18 meses de cárcel y tres años de inhabilitación para ejercer la medicina. El caso llega a juicio al cumplirse catorce años del fallecimiento del menor, que habría cumplido en este 2025 los 28 años. La familia del chico ya ha anunciado su intención de recurrir la sentencia.
En el caso del facultativo del Virgen de la Caridad, fue el primero que se desplazó a casa del chico, en la ciudad portuaria, cuando, dos días después de su 14 cumpleaños, empezó a sentirse mal. Diagnosticó que el adolescente sufría una gastroenteritis y le mandó reposo.
«El diagnóstico que realizó no era irracional ni injustificado: era compatible con los únicos síntomas que Alejandro presentaba»
Al absolverlo, la jueza apunta que «se reprocha por las acusaciones que no le practicara al paciente la maniobra prevista en los protocolos médicos para verificar la existencia de rigidez de nuca (paciente acostado, en decúbito supino, llevando suavemente su cabeza hasta que su mentón toque el esternón de forma que si hay rigidez nucal el paciente experimenta dolor y resistencia a este movimiento) o bien la presencia del signo meníngeo de Brudzinski (que se produje cuando la rigidez severa del cuello produce que las rodillas y caderas del paciente se flexionen de forma involuntaria cuando se flexiona el cuello hacia el pecho)». Y destaca que «el acusado dice que el paciente movía la cabeza con total normalidad y que le introdujo un palito para comprobar el estado de la faringe, que le palpó el cuello para comprobar los ganglios, no advirtiendo ningún signo meníngeo en ese momento. Ambas actuaciones, que implican intervención directa sobre el cuello, le permitieron descartar tal síntoma».
«No se aprecia ni acción ni omisión imprudente en la actuación del acusado, en la medida en que el diagnóstico que realizó no era irracional ni injustificado; por el contrario, era compatible con los únicos síntomas que Alejandro presentaba en ese momento», significa la jueza.
¿Influyó el traslado?
Alejandro empeoró, así que su madre lo llevó al Perpetuo Socorro, también en Cartagena. Luego, al Rosell, y finalmente a la Arrixaca. Fue ahí donde entra en escena la neuróloga (también imputada y exonerada), que mandó al menor de nuevo a Cartagena, con el argumento de que no había sitio en el hospital de El Palmar. Con su decisión de enviarlo de vuelta al Rosell «contribuyó al fatal desenlace», apuntó en su escrito el fiscal, aunque la jueza no está de acuerdo.
«Encontrándonos en un procedimiento penal, la pérdida de oportunidad solo es admisible en la medida en que se conforme con los principios de culpabilidad y de presunción de inocencia. En el caso concreto cabe preguntarnos si está probado que el traslado dispuesto por la doctora el posterior nuevo traslado del Rosell a la Arrixaca supuso una pérdida de oportunidad del paciente de recibir un tratamiento que habría evitado su muerte y si esos traslados influyeron causalmente en su fallecimiento. Y la respuesta, a la luz de la prueba practicada, considero que es negativa«, escribe la jueza.
Afirmar que, de haber seguido en la Arrixaca todo el tiempo se habría evitado el deceso «dista mucho de estar acreditado», considera la magistrada, que también apostilla que «el aumento de la presión intracranear no es la causa del fallecimiento de Alejandro, es la consecuencia de lo que estaba aconteciendo en su cerebro».