Glovo se apresta a culminar su gran transición laboral este mes de julio, dejar de repartir mediante mensajeros autónomos y pasarse a un modelo con ‘riders’ contratados, directamente, como los miles de contatos que está ofreciendo a trabajadores regularizados por la Inspección de Trabajo. O, indirectamente, a través de decenas de subcontratas. Y es que este cambio de sistema al que se ha visto forzado Glovo por las reiteradas y millonarias sanciones ha supuesto una oportunidad de negocio para más de un empresario, que ha visto en la necesidad de reestructurarse de la compañía una ventana para ofrecerle sus servicios.
Un nuevo mercado para unos y unas condiciones laborales no mucho mejores para otros. Entre las flotas subcontratadas los horarios intempestivos e irregulares propios del sector del reparto se suman a salarios poco por encima del mínimo legal establecido. Sueldos que no siempre reciben íntegramente quienes reparten, pues de la misma manera que bajo el modelo de autónomos había una parte de los mensajeros que operaban con cuentas ilegalmente alquiladas y debían pagar un porcentaje a su arrendador, dichas prácticas persisten ahora bajo el nuevo modelo.
Durante los últimos meses se han multiplicado las compañías que han llamado a la puerta de Glovo para repartir sus paquetes. “Había una oportunidad y decidí aprovecharla”, sintetiza un empresario propietario de una de las decenas de subcontratas que operan para la compañía de las mochilas amarillas y que reclama anonimato.
En su caso, el ‘delivery’ es uno de los distintos nichos de negocio de la economía de plataformas y el universo ‘start-up’ donde está haciendo dinero. Ha invertido, según cuenta, y tiene oficinas en varias provincias españolas, así como tecnología propia mediante la que organiza a sus repartidores.
No es, por decirlo en sus palabras, un “especialista” en el sector, a diferencia de otras empresas más grandes, con más trayectoria en el ramo y que han visto en el cambio de modelo de Glovo otra escala de su negocio. Es el caso, entre otros, de Aravinc o Closer Logistics, que venían operando para Uber Eats.
En esa red de subcontratas hay sociedades ya constituidas previamente, pero con un volumen de reparto mucho menor en comparación con el que esperan conseguir ahora tras aliarse con la compañía fundada por Óscar Pierre. Es el ejemplo de Travieso Logistics, firma fundada en 2020 y que hasta ahora repartía para Amazon, según se anuncia en portales de empleo.
Otras directamente son “un antiguo rider con un teléfono y una red de amigos y familiares”, según coinciden en señalar varias fuentes consultadas. Sin oficina física, más infraestructura que ese celular desde el que reparte el trabajo a base de llamadas y mensajes.
Los nombres particulares, como Travieso Logistics, están a la orden del día. Feliz Entrega SL es una sociedad creada -según figura en el BORME- 11 días después de que Glovo anunciara que contrataría a sus repartidores y que, según ha podido confirmar este medio, ya ha empezado a hacer entregas para la aplicación.
Algunas de estas compañías creadas específicamente para dar servicio a Glovo tras su promesa de cambiar de modelo han sido fundadas por los propios ingenieros de software de los cuarteles generales de Glovo. Es el caso de Fliits, propiedad de JARVIS24 SL, cuyo nombre no es baladí y es que Jarvis es el nombre con el que Glovo bautizó a su algoritmo.
La legalidad de esta red de subcontratas genera algunas dudas, que han llevado al sindicato CCOO ha interponer denuncias contra el modelo por supuesta cesión ilegal en Navarra, Aragón y La Rioja. El propio Glovo reconoce en uno de los contratos que remitió en su momento a subcontratas, y al que ha tenido acceso este medio, dichas dudas. «Habida cuenta de las reclamaciones que en la actualidad tiene GLOVO en relación a los trabajadores-autónomos, en el supuesto que ITSS, TGSS o cualquier otra entidad pública presentare reclamación contra el PROVEEDOR, por considerar un supuesto subsumible en la cesión ilegal de trabajadores, o bien derivación de cualquier tipo de reclamación, responsabilidad de los contenciosos de los que forme parte GLOVO, éste asumirá el importe íntegro del importe de dichas reclamaciones», recoge una de las cláusulas presentes en dicho contrato.
¿Cómo de lucrativo es para una subcontrata repartir para Glovo?
“Se hace dinero, pero los márgenes ahora mismo son justos”, explica el empresario entrevistado, sin querer entrar en detalles. “Es un negocio a largo plazo, todo está cambiando mucho y todavía no hemos visto el final de la película”, añade.
Según un borrador de contrato mercantil -hay varios- al que ha tenido acceso este medio, Glovo ofrece una tarifa mínima de 15,5 euros por hora y por repartidor aportado y se compromete a actualizar las tarifas en febrero de cada año en función del IPC. No obstante, según ha podido contrastar este medio de distintas fuentes, ese modelo de contrato ha ido variando y las empresas más organizadas tienen sus propias condiciones.
Uno de los motivos que explican esos “justos” márgenes es la necesidad, según explica ese mismo empresario, de sobredimensionar la plantilla de sus flotas. El reparto es un trabajo inestable, de parcos ingresos y con una alta rotación, lo que provoca que las flotas no estén “muy profesionalizadas”, según insiste. Repartidores que no se presentan en el puesto de trabajo, que acuden tarde o que apenas conocen la ciudad porque son migrantes y acaban de llegar a la misma. “Necesitas gastar mucho dinero en contratar a cargos intermedios que controlen que el reparto sale”, explica.
¿Cuánto ganan los repartidores?
La transición de autónomo a asalariado no gusta a muchos repartidores, por más que ahora tengan mayor cobertura social y coticen más a la Seguridad Social. Y es que hasta hace poco los ‘riders’ lograban ingresos hasta dos veces el SMI, pero a costa de trabajar muchas más horas de las que tiene permitido, por ley, un asalariado. Ahora, con los límites de jornada legales que rigen para cualquier sector, sus ingresos son muchas veces menores.
Travieso Logístics durante las últimas semanas ha empezado a contactar con repartidores –“los empleados más importantes de Travieso Logistics”, según la circular que distribuye- para sumarlos a su flota y repartir para Glovo. Según las condiciones ofrecidas, paga 4,24 euros por pedido, sobre un mínimo garantizado de 1.044 euros. Es decir, a partir de las 246 entregas empiezan a poder superar esa barrera.
Condiciones que superan ampliamente a las de otras ofertas que circulan. Un repartidor consultado explica que él estuvo operando para Fliits, otra firma del sector, y cada pedido le salía a 2,30 euros (casi la mitad que la anterior oferta) y que a final de mes se acababa sacando, cogiendo todas las horas que le ofrecían, poco más de 1.100 euros. Ese mismo repartidor cuenta que es frecuente en el sector que si no superas un mínimo de pedidos al día te despiden.
Incentivar la competencia entre compañeros es también habitual en algunas subcontratas, como ha hecho durante años Glovo con sus autónomos a través de ‘retos’ o ‘juegos’. Travieso Logistics, por ejemplo, prima con 100 euros a aquel rider que entregue más pedidos y ofrece bonus de 50 euros si se superan los 75 pedidos a la semana.
Fraude y dudas legales
Durante años ha sido frecuente en las aplicaciones de Glovo o Uber el mercadeo de cuentas. Personas con un perfil dado de alta y unos datos verificados que luego se lo alquilaban a otra persona. Esta pedaleaba por el propietario de la cuenta y le pagaba un porcentaje de las ganancias que hiciera ese día. Ahora ese fraude se ha trasladado a las subcontratas.
“Los repartidores son los mismos y hay inercias que continúan. Es más difícil, pero pasa”, afirma el empresario entrevistado, que reconoce haber despedido a algún repartidor al que ha pillado subarrendando su contrato. Y es que la empresa subcontratada es legalmente responsable de esa suplantación de identidad.
Varios riders contactados por este medio explican que es tónica habitual, si bien ha bajado en comparación con el anterior modelo. Los grupos de whatsapp y las redes sociales van plagados de anuncios de alquiler de cuentas “con contrato”.
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