¡Pasajeros al tren… o no! Aragón solo tiene siete estaciones en las que se mantienen taquillas abiertas al público y en muchos casos, por las deficiencias de la información, «acertar a subir al tren correcto es pura cuestión de suerte». Así lo denuncian los ferroviarios del sindicato CGT tras hacer público este mes un detallado informe en el que detallan el abandono de las infraestructuras y los servicios que reciben los pasajeros en el centenar de estaciones que dispone Afid en la comunidad. «Cualquier mejora realizada en las estaciones de tren aragonesas en los últimos años solo ha sido un parche».
La red ferroviaria en Aragón, tras el último cierre de líneas firmado en 1984 que acabó con las líneas entre Caminreal y Burgos, la de Valladolid a Ariza y la de Zuera a Gurrea, dispone de 86 estaciones y apeaderos. «En 30 años hemos asistido en directo a la decadencia de los servicios», denuncia el portavoz de la sección sindical, Daniel Ferrández.
En el informe abordan de forma detallada las irregularidades que han detectado en los últimos meses, al tiempo que también denuncian «la mala situación de muchas de ellas», algo que resta atractivo a su uso, pues en muchas ocasiones no se puede llegar caminando a las mismas desde los núcleos de población a las que ofrecen servicio. «La dejadez tiene que ver con la llegada de un modelo que solo presta atención a las conexiones por alta velocidad entre las principales ciudades de la red», lamentan.
Una de las realidades más evidentes a las que se enfrentan los viajeros a la hora de coger un tren tiene que ver con la falta de personal de ferroviario y de asistencia. Únicamente en la estación de Teruel, las de Delicias y Goya en Zaragoza, la de Tardienta, la de Monzón y Calatayud existen taquilleros que puedan ayudar con las necesidades de información. «En la mayoría si no te sabes las frecuencias estás perdido en marquesinas al aire libre», aseguran.
Una caso paradigmático de esta situación de abandono está en la estación de Monzón. Solo la presión vecinal logró que se mantenga un horario de atención al público, aunque con el resto de servicios reducidos. «Ahora tenemos servicios, pero se tiene que mantener la presión porque el recinto tiene un nulo mantenimiento», afirma el portavoz de la plataforma ciudadana Monzón no pierdas tu tren, Vicente Guerrero.
La entidad, que reclama igualmente la recuperación de las frecuencias de paso perdidas en los últimos años, se muestra muy crítica con el estado general de las infraestructuras. «Es una lástima que no se actúe y se deje perder, pues lo más caro de tener un tren es poner las vías», señala.
Para suplir esta falta de personal orientando en los andenes, en CGT recuerdan que hace alrededor de veinte años, tanto Adif como Renfe destinaron una importante partida presupuestaria a instalar unas pantallas indicadoras que mostraban al usuario información sobre los próximos trenes con parada previstos para esa vía, para evitar confusiones. «Salvo al principio, dichas pantallas no han funcionado en la mayoría de estaciones de Aragón», evidencia Ferrández.
En paralelo, también se colocaron unos pulsadores para que el usuario pudiera contactar con personal ferroviario e informarse del estado de las circulaciones. Tampoco han funcionado, denuncian.
En el listado elaborado por los ferroviarios, repasan la situación de algunos de los nodos de comunicación por los que circula a diario. Así, detallan que la estación de Casetas (que forma parte de la red de Cercanías de Zaragoza y en la que confluyen trenes procedentes de Madrid, Calatayud, Logroño y Pamplona) está «muy mal comunicada con el barrio, mal iluminada por las noches y tiene algunos andenes a una altura insuficiente para que el viajero pueda apearse bien del tren».
Charcos en el interior de la estación de Miraflores, en Zaragoza. / SFF-CGT
En el interior de Zaragoza, Miraflores es otra estación que comparte servicio con el Cercanías y es también «ejemplo de la desidia de las administraciones», pues en ella se producen grandes charcos debido a las filtraciones justo en la zona en la que bajan los viajeros.
La estación de Binéfar, que según Guerrero se encuentra «desguazada» tiene unos andenes demasiado bajos y en mal estado que obligan al viajero a salvar 60 centímetros entre estribo de tren y andén, hecho denunciado hace tiempo por el personal ferroviario. «En ocasiones el maquinista ha tenido que bajar del tren para ayudar a los viajeros de más edad o con movilidad reducida a apearse del convoy», precisa Ferrando.
Entre los numerosos «parches» de los últimos años evidencian algunos que consideran sangrantes. «En el apeadero de Luceni hay una marquesina en la vía par pero se olvidaron de hacer otra en la vía impar, donde los trenes suelen ir dirección Zaragoza», indican. Y en el caso de Gallur recuerdan que raíz de la denuncia de un vecino de la localidad, Adif «se ha visto obligada a gastar más de tres millones de euros en lo que podría considerarse el mejor apeadero de toda España» a pesar de que tampoco funcionen las pantallas informativas y los pulsadores.
En Terrer y en Plasencia de Jalón, denuncian que el apeadero no cuenta con andenes con altura normalizada. Y en Purroy, según manifiesta el informe «el andén es diez metros más corto que la serie 448, por lo que una de las puertas extremas de este tren debe quedar en voladizo», un fallo que comparte con Plasencia.
CGT señala que el informe busca «hacer presión» para mantener un servicio óptimo que se paga con impuestos. «Es necesario defender una infraestructura que cada vez es más necesaria», asegura Ferrández.