Un individuo ha sido condenado por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia a dos años de cárcel por abusar sexualmente de una menor de edad que acudió a su locutorio a imprimir unos documentos.
El encausado (que tenía 32 años en el momento de los hechos y tiene 36 ahora) manifestó que había tenido con la adolescente (de 15 años entonces) «una charla con un poco de cachondeo», pero que no la tocó en ningún momento.
El episodio (agresión sexual con el Código Penal actual, abuso con el de aquel momento) aconteció en mayo de 2022, fecha en la que el sospechoso, natural de Ecuador, regentaba en Murcia un locutorio que estaba cerca del domicilio de la chica, por lo que ella solía ir a imprimir documentos.
La víctima tardó 11 meses en confesar a su madre lo que le ocurrió: al saberlo, la mujer lo denunció
Una de las veces en lo que lo hizo, el individuo, tal y como se lee en el relato de hechos probados de la sentencia, «con la única finalidad de satisfacer sus instintos sexuales, acarició la espalda de la menor, situación que prosiguió pese a lo inesperado que resultaba para la chica, introduciendo el acusado la mano por dentro de la ropa, todo ello durante varios minutos».
Asimismo, «pretendió seguir con tales tocamientos, bajando la mano hacia la zona alta de los glúteos, instante en el que la menor reaccionó y dijo que le hacía cosquillas y tenía que marcharse con su madre, sin mayor insistencia por parte del hombre», destaca el tribunal, que también apostilla que el locutorio «tenía apagadas parte de las luces en el momento de los hechos, estando la puerta cerrada sin la llave echada».
La sentencia también refleja que el varón sabía que la joven era menor y que entre ellos existía previamente «una relación cordial entre desconocidos, que se limitaba a los encargos de la chica cuando necesitaba realizar trabajos en el comercio del acusado».
El hombre, precisa el documento judicial, «intentaba en tales encuentros involucrar a la menor en conversaciones personales, preguntándole si tenía novio, a lo que ella rehuía».
Su madre denuncia
Después del abuso sexual, la chica, que en un principio no dijo nada, cuando tenía que ir al locutorio, lo hacía con su hermano o con una amiga. Tardó once meses en confesar a su madre lo que le había pasado. Cuando la mujer tuvo conocimiento de lo que había vivido su hija, acudió a dependencias de la Policía Nacional y denunció al individuo, que estaba plenamente identificado.
La sentencia también concreta que «como consecuencia de los hechos, la chica siguió de manera limitada (tres sesiones) tratamiento psicológico, ante el empeño de su madre».
«Yo saludo mucho»
En el juicio, que tuvo lugar en la sede de la Audiencia en abril de este año, el procesado insistió en que no había hecho nada. Admitió que conocía a la chica, ya que eran vecinos de barrio, y puso el acento en que iba mucho al locutorio, y que hablaba con ella.
Asimismo, dijo que «solo una vez» le preguntó por su novio. Respecto de lo ocurrido el día de los hechos, negó los tocamientos y apuntó que mantuvo con la joven una charla con «un poco de cachondeo», tras la que, según él, únicamente le dio la mano. Apuntó que él «saluda mucho» y comentó que la chica siguió yendo al locutorio después del episodio.
El tribunal tiene claro que la versión del encausado es «poco creíble», frente a la «solidez» del testimonio de la víctima, «coherente y persistente». Además de ser condenado a dos años de cárcel, el hombre tendrá que indemnizar a la chica, ya mayor de edad, con 3.000 euros, no podrá acercarse a ella durante cinco años, y pasará un lustro en régimen de libertad vigilada. Contra la sentencia cabe recurso ante el TSJ.