Marcus Aurelio, el español condenado en Londres a cadena perpetua por matar a un joven de 14 años con una katana

Armado con una katana, Marcus Aurelio Arduini Monzo, joven hispano-brasileño de 37 años, le arrebató la vida a Daniel Anjorin, de apenas 14, quien únicamente se dirigía a clase.

Arduini, de madre española y padre brasileño, fue condenado el viernes por la Justicia británica a cadena perpetua por quitarle la vida al adolescente decapitándole con una espada de origen japonés.

Reino Unido fue testigo mudo del brutal asesinato de este adolescente, acontecido el pasado mes de abril de 2024. Anjorin iba al instituto, como cualquier otro día con sus auriculares puestos, hasta que fue asaltado en el barrio de Hainault, al este de Londres.

El penado también agredió a otras personas, y llegó a herir a dos agentes de Policía. El ataque duró, aproximadamente, 20 largos y dilatados minutos.

El sujeto treintañero experimentó un episodio psicótico desencadenado por el consumo de drogas, según informa Infobae.

Arduini fue juzgado ante la corte criminal de Old Bailey, en Londres. Fue declarado culpable de homicidio, tres intentos de asesinato y de lesiones graves a otras dos personas, los policías.

El juez del caso, Joel Bennatham, dictó una condena de, mínimo, 39 años de cumplimiento. El magistrado sostuvo que el joven hispano-brasileño, en el momento del ataque, se encontraba ante un consumo prolongado de cannabis, pero esto no le exime de su responsabilidad.

Los hechos se remontan al pasado 3 de abril de 2024. Poco antes de las 07:00 horas, Marcus Aurelio Arduini atropelló a una persona con su furgoneta, antes de agredirla con la katana.

Posteriormente, volvió al vehículo y se detuvo en una calle, donde se encontraba el adolescente Daniel Anjorin y le arrebató la vida.

Después de agredir, también, a un policía, irrumpió en una vivienda y agredió a una pareja que dormía. Los gritos de una persona de la casa le hicieron escapar, para atacar, ya en la calle, a otro policía, hasta que finalmente fue reducido.

Ante el interrogatorio de los uniformados, el condenado declaró que tenía «muchas personalidades dispersas», y que una de ellas era la de un «asesino profesional».

La Policía también descubrió que Arduini había matado a su gato antes de iniciar sus ataques. Ebenezer Anjorin, padre del fallecido, manifestó el «dolor» que siente la familia.

El asesino practicaba yoga y «emprendió una búsqueda espiritual» a través de las Artes Marciales Mixtas (MMA, por sus siglas en inglés). Sus creencias se consolidaron tras un viaje a India y un continuado consumo de ayahuasca, un alucinógeno, y marihuana.

Los fiscales del caso señalaron que el penado, en sus redes sociales, mostraba «Interés en la violencia, el radicalismo de extrema derecha y las teorías de la conspiración».

En este sentido, compartió desinformación en sus perfiles sobre vacunas y alababa a Adolf Hitler. Durante el juicio, Arduini sostuvo a los magistrados que la Tierra era plana y que los ataques del 11-S fueron una conspiración.

Incluso señaló que no tenía la intención de matar a nadie cuando adquirió la espada, sino de exhibirla únicamente.

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