El negocio de las estaciones de servicio está en plena transformación con el auge de las gasolineras automáticas o ‘low cost’. Estos establecimientos, que han conseguido hacerse un hueco entre las marcas más tradicionales como Repsol, Cepsa, BP, Disa o Galp, superaron el año pasado los 4,5 millones de metros cúbicos vendidos, lo que se traduce en el 16% del total de las ventas, según el último informe sobre gasolinas publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Las estaciones de servicio automáticas son aquellas que carecen de personal o tienen un número mínimo. Y aunque empezaron a surgir al calor de la crisis económica en 2008, una norma de 2013 que permitió abrir gasolineras en cualquier suelo comercial avivó el interés de los inversores por estas instalaciones. Pero ha sido en los últimos años, especialmente tras la pandemia, cuando se han disparado las aperturas de este tipo de establecimientos.
Así, mientras en 2020 había 773 gasolineras automáticas, en abril de este año ascendían a un total de 1.853, lo que representa al 15,2% de la red peninsular, según los datos de la CNMC. Este crecimiento no se debe solo a la apertura de nuevas gasolineras, sino también a la modificación del régimen de atención de instalaciones ya existentes hacia el modelo desatendido, según el análisis del organismo. Este tipo de instalaciones ha crecido un 813% en el periodo 2013-2025, frente al 24% registrado en el total de gasolineras.
Madrid, Barcelona y Alicante fueron las provincias que más carburante vendieron en régimen desatendido con 718.080 metros cúbicos, 384.372 metros cúbicos y 295.395 metros cúbicos, respectivamente. Sin embargo, la venta media anual por estación desatendida más alta se registró en Girona (6.568 metros cúbicos), Álava (4.421 metros cúbicos) e Islas Baleares (4.209 metros cúbicos). En el lado contrario, las provincias con menos ventas de gasolineras automáticas fueron Teruel (7.674 metros cúbicos), Palencia (20.552 metros cúbicos) y Huesca (22.874), en línea con la baja presencia de este tipo de estaciones.
Más baratas
El principal atractivo de este tipo de gasolinera es el precio, que se ha mantenido siempre de media por debajo de los precios promedio de las estaciones de servicio tradicionales, gracias en parte a los menores costes de personal, así como por la falta de otros servicios como puede ser la tienda de conveniencia. La diferencia de precios entre estas instalaciones y las marcas tradicionales va desde el 6,2% de media en la Península y Baleares hasta más del 20% en las provincias con mayor proporción de este tipo de gasolineras, como son Soria, Madrid, Burgos o Cuenca, según el citado informe de la CNMC.
Y, de hecho, esta diferencia de precios se ha ido ampliando a lo largo del tiempo, de manera que cada vez son más económicas que el resto. Como ejemplo, en abril de este año el ahorro medio del litro de diésel adquirido en estas estaciones alcanzaba los 8,8 céntimos, mientras que un año antes era de 6,1 céntimos un año antes y en 2022 de 4,8 céntimos.
Cambio de propiedad
La mayoría de estas gasolineras pertenecen a redes independientes (63,8%) con una gran variedad de marcas, aunque cada vez hay más grandes compañías detrás de algunas de las principales enseñas. Es el caso de Ballenoil y Plenergy, que son las principales firmas del mercado de estaciones ‘low cost’. El operador tradicional Moeve-Cepsa compró en 2023 Ballenoil con el objetivo de «ofrecer al mercado una gama de combustibles con precios económicos» y diferenciarse, así, de su marca homónima.
Ballenoil cuenta con más de 320 estaciones de servicio en España, lo que supone alrededor del 16% de toda la red ‘low cost’, y va camino de alcanzar las 500 en 2027. Unos números muy similares a los de Plenergy, antes Plenoil. La gestora española Portobello Capital y el fondo estadounidense Tensile se hicieron también en 2023 con el control de esta marca que, a día de hoy, cuenta con más de 302 instalaciones y la ambición de llegar a 2027 con 500.