En la poblada grada de animación de Palmeiras que acompaña a su equipo en el Mundial de Clubes hay una pancarta que llama poderosamente la atención: «Primeiros campeões do mundo em 1951». El mensaje se refiere a la Copa Río 1951, el primer torneo internacional de clubes de fútbol con carácter mundial que fue organizado en Brasil por la Confederación Brasileña de Deportes, antecesora de la CBF, y que contó con la aprobación de la FIFA. En esa edición pionera participaron ocho equipos de Europa y América del Sur, considerados campeones o grandes representantes de sus países.
El Atlético o el Barça se negaron a ir
La aspiración por coronar al mejor club del mundo, distinción que otorgará la final del próximo día 14, viene de lejos. La Copa de Río fue la predecesora de la Copa Intercontinental, un torneo que ha recuperado la FIFA este año y que se disputará anualmente, como el antiguo Mundialito, mientras que el nuevo Mundial de Clubes se celebrará cada cuatro años.
Los participantes del torneo fueron la Juventus, que perdería final contra el Palmeiras, el Sporting de Lisboa de Portugal; el Estrella Roja de Yugoslavia; y el Austria Viena en el bando europeo. En el de Sudamérica los elegidos fueron Palmeiras, el también brasileño Vasco da Gama y Nacional de Uruguay. La nómina la completó el Nice de Francia, que se consideró como «resto del mundo». También se produjeron negativas a participar, como las enviadas por Atlético de Madrid, FC Barcelona, Tottenham, Laussane, Milán o Newcastle.
Las sedes del torneo fueron dos: Maracaná, en Río; y Pacaembu, en Sao Paulo. La estructura, aunque con muchos menos clubes se pareció más a la del torneo que se disputa en EEUU que a sus predecesores. Primero hubo una fase de dos grupos, de la que salieron dos clasificados para disputar las semifinales y una final que se disputó a ida y vuelta.
Palmeiras venció en la ida a la Juventus por 1-0 y en la vuelta gestionó la ventaja para lograr un 2-2 que le coronaría como el primer campeón del mundo de clubes. El torneo duró del 30 de junio al 22 de julio de 1951 y abriría el camino para el resto de competiciones que vendrían después. El triunfo del Palmeiras era reflejo del dominio que tenían en aquella época los equipos latinoamericanos.
Años de lucha para su reconocimiento
Precisamente, los representantes brasileños actuales, que han pasado haciendo pleno a octavos del Mundial de Clubes, quieren recoger el espíritu de aquella cita. Desde inicios de los años 2000, el Palmeiras comenzó a reclamar ante la FIFA que el título de la Copa Rio 1951 fuese reconocido como el primer campeonato mundial de clubes, debido a su carácter internacional y el aval que tuvo en su momento por parte del propio organismo rector del fútbol mundial. En 2007, Joseph Blatter, declaraba informalmente que “la FIFA considera al Palmeiras campeón mundial de 1951”, pero no emitió ninguna notificación oficial al respecto.
En 2013, el gobierno brasileño, a través del Ministerio de Deportes, y Palmeiras intensificaron la campaña, con apoyo de políticos como Aldo Rebelo, entonces titular de esa cartera. Se envió formalmente a la FIFA, con archivos, documentos y testimonios. Pero no fue hasta el 26 de abril de 2014 cuando la FIFA reconoció oficialmente la Copa Rio 1951 como el primer torneo mundial de clubes. La decisión fue celebrada en un acto oficial en São Paulo. Palmeiras adoptó oficialmente el título en su escudo, camiseta y comunicaciones.
El gran héroe de aquella primera conquista fue Francisco Rodrigues fue el gran héroe de Palmeiras, quien anotó dos de los tres goles en ambos partidos de la final. En un principio se trataba de un torneo de pretemporada, aunque esta no deja de ser la naturaleza del Mundial de Clubes, por lo menos en su edición inicial y desde la óptica europea. Al revés que para los sudamericanos como el propio Palmeiras, que es su modo de demostrar que están al nivel de cualquiera. Al nuevo torneo de la FIFA le acabará pasando como aquella Copa de Río, a la que nadie quiso mirar en un principio y que terminó con lleno en Maracaná. Una historia que Palmeiras se preocupa por recordar cada vez que tiene ocasión y que sus aficionados reivindican con orgullo.