Jesús Ortega (Sevilla, 66) hace años que tiene una firma para reivindicar todas sus acciones: «Somos la resistencia LGTBI». Lleva tantos años luchando por el colectivo que recuerda cómo en los 90 montó un bar en la Alameda y le tiraban hasta naranjas; tantos años de pelea que fue el primero en casarse en España con otro hombre en nuestro país. Recuerda que fue en diciembre de 1995 cuando, vestido de Hércules («yo soy el musculitos», dice ahora sobre la foto), se casó con un Julio César al que acababa de conocer. «Fue muy llamativo porque yo iba con el pecho descubierto, las caderas…», rememora. «Se ofició con todos los pasos de una boda», dice sobre un encuentro fuera de la ley que ofició la boda un profesor de la Universidad de Sevilla.
A mediados de los años 90 del siglo pasado, la unión entre personas del mismo sexo en España era una idea prácticamente embrionaria. El propio país no era el mismo, el PP ni siquiera había llegado a estar en el Gobierno por entonces.
Jesús siempre fue reivindicativo, también en aquellos tiempos. Recuerda que él no salió del armario, sino que se cayó directamente. Por eso, en 1995 no se lo pensó dos veces cuando tuvo que casarse para reivindicar algo que aún quedaba lejano en el tiempo. «Estaban los testigos… Hubo gente que habló en la boda sobre esto. Era la primera vez que nos manifestábamos sobre esto«, explica. «Era tan fuerte en aquel momento», dice. «Éramos visionarios de que se podía conseguir», insiste.
El matrimonio no llegaría hasta 10 años más tarde. Aquella mera reivindicación no cambió las cosas pero sirvió para dar un paso más, como antes Jesús había intentado hacerlo con otro tipo de luchas como el comité antisida. La boda fue todo un evento porque eran los fundadores de Sevilla quienes estrenaban el matrimonio homosexual fuera de la ley.
Ahora, Jesús Ortega tiene nostalgia porque ya llega tarde para casarse de nuevo porque tiene 66 años y nunca tuvo la oportunidad. Eso no quita que se muestre muy feliz por haber conseguido que otros «puedan casarse».
Jesús Ortega en una imagen actual. / Cedida
La llegada de la ley en 2005
Fue el 30 de junio de 2005 cuando el Congreso de los Diputados aprobó la conocida como Ley del Matrimonio Homosexual en España. Entraría en vigor el 3 de julio de 2005 y en agosto ya había una pareja casada oficialmente en Andalucía.
En aquella época, el debate entre los diferentes partidos políticos era arduo. Si el PSOE defendía que la ampliación del matrimonio a parejas del mismo sexo era un avance en derechos, el PP se oponía argumentando que «matrimonio» suponía la unión de un hombre contra una mujer.
Jesús Ortega vivió aquello de primera mano. Ante ese argumento contrario siempre respondía lo mismo: «Volar también es contra natura y, sin embargo, el ser humano lo hace». Es decir, somos «capaces de evolucionar para algunas cosas, pero para otras no porque está la moral que nos ha inculcado la religión«. Además, refuta el argumento de que Dios creó al hombre y la mujer para unirse. «Dios los hizo para ser libre», insiste. Y critica al diputado del PP Javier Maroto, que votó en contra de la aprobación de esta ley para finalmente terminar casándose con su novio.
Los matrimonios legales entre personas del mismo sexo llegaron a Andalucía a partir de ese verano. El primero se celebró en Jaén. Luego, en Sevilla se llegaron a casar dos militares españoles que estaban destinados en la base aérea de Morón.
Uno de los primeros matrimonios celebrados en Sevilla fue el de Jaime y Jose. En su libro de familia, al que ha tenido acceso El Correo de Andalucía, aún ponía en uno de los dos cónyuges: nacida el 13 de diciembre de 1945, hija de Isidoro y Paulina.
Una primera petición en 1904
Sevilla acoge hasta el próximo día 28 una exposición sobre el vigésimo aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario en España, en el Espacio Relator 8, en la calle de mismo nombre. Dicha muestra recoge la primera vez que se realizó una propuesta de aprobación del casamiento entre homosexuales: en 1904, en el artículo Matrimonio entre mujeres publicado en la revista Nuestro Tiempo (en el número 44). Lo escribió el farmacéutico militar José María Llanas Aguilaniedo.
El artículo versaba sobre la historia de Elena Céspedes. Esta mujer se hizo pasar por hombre mediante engaños y bajo el nombre de Eleno consiguió casarse con María del Caño.
Expone Llanas Aguilaniedo: «¿Se podrá inferir de aquí que la sociedad haya de mirar oficialmente con indulgencia -ya que hoy por hoy no las sancione- estas parejas homosexuales?
El problema está pidiendo quien lo estudie, hoy que tanto preocupan a los sabios las cuestiones psixuales. El homosexual entre individuos de sexo contrario, tan insatisfecho resulta coo si se hallara aislado en el desierto; y un individuo es al fin un inútil; nada puede ni hace; ó viene á lo loco ó á un obseso peligroso. Apareado, en cambio, con otro homosexual, resulta apaciguado y puede ser útil a los demás. La molécula, el verdadero elemento social, quedan tan cerrados en este caso como en el matrimonio corriente, pues hay en la pareja amor, hay ayuda y sostén, lugar de reparo para la lucha y satisfacción perfecta del instinto, la única apetecida.
Si no se había presentado aún esta cuestión es indudable que algún día, por muy triste y antipático que hoy nos parezca, ha de presentarse para su resolución. ¿Por qué no ocuparse en serio de ella?
Una vida completamente distinta
Este sábado, Sevilla acoge la celebración del Día del Orgullo LGTBIQ+ en un año que conmemora el 20 aniversario de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en España. Ortega se muestra muy orgulloso de cómo han cambiado los tiempos y, sobre todo, se muestra nostálgico al ver que los jóvenes pueden pasear de la mano o besarse por la calle. Lo celebra con orgullo, porque él fue un pionero, pero no pudo hacer lo mismo con su novio.
«Yo me siento muy satisfecho de que se hayan cumplido 20 años de la ley. Y eso que no se ha hablado mucho de que hubo una celebración mucho antes, que había gente en España que ya lo estábamos pidiendo», reconoce. Me siento muy satisfecho y me gusta ver que, a pesar de todo, la cosa sigue avanzando. Me siento muy bien. Me da mucha satisfacción del trabajo que hemos hecho los antiguos», apunta.

Imagen del día de la boda ilegal / Cedida
Ya no hace falta reivindicar el matrimonio homosexual, pero sí cree que hay que hacerlo en otros aspectos. Piensa que Vox y la derecha han supuesto un «retroceso en sus derechos». «Mientras se use la palabra maricón se use para insultar, hay que seguir luchando», señala. Porque Ortega sigue luchando 30 años después por aquellos que no se atreven por cualquier motivo. Y en cualquier acción que realiza sigue poniendo el mismo sello: «Somos la resistencia LGTBI».