Repsol celebra el 75 aniversario del Centro Industrial de Cartagena. Lo hace con la mirada puesta en el futuro, pero sin olvidar el camino que le ha llevado a convertirse en un referente de la industria energética europea. Desde un arranque humilde en 1950, hasta un ambicioso proyecto de ampliación, sus instalaciones han protagonizado una evolución que ha transformado, además de la capacidad productiva de la empresa, el tejido industrial y económico de la región.
“Poder celebrar 75 años demuestra que, con todas las personas que han pasado por aquí, tanto propias como de empresas auxiliares, hemos sido capaces de mantener este centro vivo y con proyección de futuro”, cuenta Antonio Mestre, director del complejo industrial. “Ha sido una historia de avances y personas”.
Un hito en la industria de España
El crecimiento del complejo fue paulatino en sus primeros años: ampliación de la producción, incorporación de nuevas plantas como las de fabricación de lubricantes, o el incremento de la capacidad de almacenamiento. Pero hay un momento que sobresale sobre todos los demás: “el punto más transformador a día de hoy es el proyecto C-10”, asegura el director.
El C-10 supuso una inversión de 3.200 millones de euros
¿Qué es el C-10? Este proyecto, aprobado en 2007 y puesto en marcha en 2011, supuso una inversión de 3.200 millones de euros, la mayor en la historia industrial española hasta ese momento. “Supone un antes y un después en lo que es el complejo industrial de Cartagena y lo que representa en el negocio de refino para nuestra empresa, para Repsol”, apunta Mestre.
Para entender la magnitud, es importante tener en cuenta que esta ampliación de las instalaciones fue casi como construir una nueva refinería dentro del complejo que ya existía. Supuso la puesta en marcha de más de treinta nuevas plantas que permitieron incrementar la producción de gasóleo y queroseno que, entonces y ahora, son los productos de mayor demanda. Este proyecto, considerado como un hito en la historia de la construcción y la ingeniería, ha permitido que Cartagena cuente con una instalación pionera y referente en Europa, porque incorpora las mejores tecnologías del sector, a la vez que mejora la capacidad energética de España.
El C-10 hizo que, de manera simultánea, creciera la plantilla de Repsol en Cartagena, aumentara el número de empresas auxiliares ligadas a la actividad industrial y el Puerto de Cartagena incrementara sus tráficos.
Las personas, la verdadera fuerza de Repsol
La historia de Repsol es industrial solo porque antes es humana. “El éxito se debe claramente a las personas”, afirma Mestre con orgullo. “La clave es seguir apostando precisamente por ese equipo, por el sentido de pertenencia, por el compromiso, la flexibilidad, y capacidad de adaptarse a los nuevos tiempos y procesos”. Cerca de 900 personas trabajan directamente en el centro industrial, a los que hay que añadir el medio millar de empleados de empresas auxiliares que prestan servicios cada día en las instalaciones de Repsol.
En el centro industrial de Cartagena trabajan cerca de 900 personas
Kely García es jefa en el área de producción y lleva 25 años vinculada a la refinería. Aquí ha vivido distintas etapas, entre las que se encuentra la transformación del complejo industrial con el proyecto C-10. “Cuando yo entré, esto era una refinería muy pequeñita, pero se apostó por ampliarla, poco a poco fue creciendo y nos convertimos en un referente en España y Europa», cuenta.
Al principio, Kely era una de las pocas mujeres que trabajaban en el centro industrial, donde se incorporó como operadora de campo, -y que en términos coloquiales se refiere a la persona que trabaja en las unidades de proceso-, en un sector mayoritariamente masculino, “con el tiempo se ha normalizado, y hoy participamos en todos los proyectos”.
Desde trabajar en el centro de control hasta liderar equipos. Su trayectoria refleja compromiso y evolución: «He pasado por distintas áreas, participé en el proyecto de ampliación, luego en la nueva planta de combustibles 100% renovables, y ahora soy jefa del área de producción”. Su historia es, como ella misma dice, «una experiencia que puede servir para que más mujeres quieran dedicarse a este mundo».
El futuro pasa por el equipo humano
Si el proyecto de ampliación de la refinería marcó un hito, los nuevos proyectos de transformación industrial en los que ya está inmersa Repsol, son el inicio de una nueva etapa. Carlos Martínez es gerente de la planta de combustible 100% renovable. “Lo que hacemos es coger aceite de cocina usado, como el que tenemos todos en casa, y otros residuos agroalimentarios, y transformarlos en diésel renovable para los coches y combustible sostenible para la aviación (SAF)”, explica con entusiasmo.
El combustible 100% renovable que se fabrica en Cartagena es compatible con cualquier motor diésel
En su caso, su labor se realiza entre despachos y en la propia planta industrial donde fabrican este combustible. Carlos nos explica que es compatible con cualquier coche con motor diésel y que ya está disponible en más de 1.000 estaciones de servicio de Repsol en España. El nombre que le han puesto es diésel Nexa 100% renovable. “Es un proyecto único en la península ibérica, y lo hemos puesto en marcha aquí en Cartagena. Para mí, como cartagenero, eso es un orgullo enorme”.
Su trayectoria en la empresa es larga y tiene muchos años de historia. Como la de muchos otros, el inicio de esa relación se remonta a su juventud. Estudió Ingeniería Industrial en la Politécnica de Cartagena, y desde entonces ha desarrollado toda su carrera en la refinería de su tierra natal. “Desde los primeros años fui cogiendo experiencia en distintas áreas operativas, aprendiendo de grandes profesionales”, cuenta. Hoy lidera una iniciativa que, además de tecnológica y pionera, tiene un componente emocional muy fuerte para él. “Este proyecto ayuda a dejar un mundo mejor a las próximas generaciones. Ahora que soy padre, todo esto cobra aún más sentido”.
La relación con Cartagena: un vínculo histórico
La ciudad de Cartagena y el complejo industrial tienen una relación que se ha ido tejiendo a lo largo de siete décadas, comenta Antonio Mestre.
Este vínculo “se basa en las generaciones de empleados que han trabajado en la empresa, en el histórico poblado en el que vivieron muchas familias, y también de aquellos que, sin vivir en él, disfrutaron de sus instalaciones culturales y deportivas. Se basa también en los numerosos proyectos que hemos apoyado a lo largo de los años. Hoy contamos, por mencionar algunos, con el museo del Foro Romano, apoyamos Carthagineses y Romanos, el Carnaval y festivales como La Mar de Músicas, además de otras colaboraciones sociales como la que mantenemos con Ambulancia del Deseo».
El foco ahora está también en los próximos 75 años. “Queremos ser protagonistas de la transición energética en la que se encuentra nuestro país, en la que se encuentra Europa”, apunta el director, “y para eso estamos poniendo en marcha proyectos punteros que nos permiten avanzar como sociedad hacia la producción y consumo de nuevas energías, como el hidrógeno renovable, a la vez que generamos empleo de calidad y aportamos valor social y económico a nuestro entorno al que, como hemos venido haciendo en estos años, seguiremos apoyando para seguir creciendo y avanzando juntos”.