Netanyahu corta la ayuda en el norte de Gaza para contentar al sector más ultra que amenaza con romper su coalición

Israel ha bloqueado el acceso de ayuda humanitaria al norte de la Franja de Gaza en una decisión interpretada como un gesto político hacia los sectores más radicales de su Gobierno. Especialmente al ministro Bezalel Smotrich.

La medida, anunciada ayer por el primer ministro Benjamin Netanyahu en una comparecencia junto al titular de Defensa, Israel Katz, se sostiene sobre la supuesta apropiación indebida de suministros por parte de Hamás, la organización islamista que mantiene el control parcial del enclave tras casi dos años de guerra.

“Ordené a las Fuerzas de Defensa de Israel que presenten en un plazo de dos días un plan para impedir que Hamás robe la ayuda humanitaria”, pidió el primer ministro a sus tropas. La decisión no impide el flujo de asistencia desde el sur, precisa David Mencer, portavoz del Ejecutivo israelí, aunque no aclaró si sigue entrando material por otros accesos en la zona norte.

Las imágenes que han motivado esta decisión muestran a hombres enmascarados —algunos portando fusiles, otros con palos— a bordo de camiones de ayuda.

El vídeo fue ampliamente difundido en redes sociales y compartido por el exprimer ministro Naftalí Bennett, uno de los principales rivales internos de Netanyahu, quien sugirió que Hamás estaba detrás de la operación. Varias fuentes locales contradicen esa versión.

La Comisión Superior de Asuntos Tribales, que aglutina a los influyentes clanes familiares de Gaza, negó cualquier vínculo con grupos armados y sostuvo que la protección de los convoyes se llevó a cabo “únicamente mediante esfuerzos tribales”, sin participación de facciones políticas.

Hamás también ha rechazado su implicación en el suceso.

“Los clanes vinieron… para tomar una postura contra los saqueos y proteger los alimentos que pertenecen a nuestro pueblo”, declaró Abu Salman Al Moghani, portavoz de estos grupos, que han ganado protagonismo en la gestión de la seguridad de los suministros debido al vacío institucional provocado por el conflicto.

La situación humanitaria en Gaza es crítica. Las organizaciones locales explican que la mayoría de sus dos millones de habitantes han sido desplazados y documentan una aguda escasez de bienes básicos. Las imágenes de saqueos, a menudo cometidos por civiles desesperados, se han multiplicado. El jueves la Fundación Humanitaria de Gaza —respaldada por EEUU e Israel— fue la única autorizada para distribuir alimentos.

Desde el inicio de la ofensiva israelí, lanzada tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 —que dejó unos 1.200 muertos y 251 secuestrados—, las autoridades sanitarias gazatíes cifran en más de 56.000 los muertos, en su mayoría civiles.

Desde el miércoles, al menos 118 personas han muerto por fuego israelí, incluidos varios civiles cerca de un punto de reparto de ayuda.

El bloqueo parcial de la asistencia humanitaria coincide con las crecientes tensiones dentro de ña coalición israelí. Algunos ministros de extrema derecha, como Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, amenazan con abandonar el Ejecutivo si Netanyahu avanza en las negociaciones para un alto el fuego o permite la entrada de ayuda sin condiciones.

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