«El cómic comienza en un cementerio donde solo hay piedras y números de personas muertas y acaba en otro donde ya hay nombres y una historia contada», señalan los alicantinos Sergio Illescas y Mario Paul Martínez, ambos alicantinos, responsables de la novela gráfica Los nadie, que pretende «dignificar» a cinco de los migrantes fallecidos en el salto a la valla de Melilla para alcanzar Europa, de cuya tragedia se cumplen ahora tres años.
El libro, publicado por Dolmen Editorial y participado por unas doscientas personas en una campaña de micromecenazgo en Verkami, se presenta este viernes a las 19 horas en el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert por sus autores, que ya han pasado por la Feria del Libro de Madrid y han contado la intrahistoria de esta novela gráfica periodística por todo el país.
Los nadie nace hace tres años del deseo del periodista Sergio Illescas, antiguo profesional de INFORMACIÓN que actualmente trabaja en la Sexta en temas de migración y racismo, de ir más allá del suceso de Melilla, en el que perdieron la vida más de treinta personas y setenta siguen desaparecidas. Investigó y embarcó a su amigo Mario Paul Martínez, ilustrador y profesor de la UMH, que se sumó a la aventura de poner el foco en cinco historias, las de Myasar Abadelkarim (22 años), Abdul Rahim Abdul Latif, Hanin (26 años), Abdelaziz Yaakoub, Anwar (27 años), Bishara Ibrahim Idriss (16 años) y Mohamed Salah (35 años), este último originario de Chad y los restantes, de Sudán.
Página dibujada por Shiroug Idris en «Los nadie» / Dolmen Editorial
Sobre ellos encargaron dibujar sus vidas a los artistas afrodescendientes Eusebio Nsue (Guinea Ecuatorial), Zainab Fasiki (Marruecos), Gabriel Castillo (República Dominicana), Shiroug Idris (Sudán) y Frank Zarate (Colombia) tras el trabajo de campo realizado por los alicantinos. «Teníamos un guion con mucha documentación, pero ellos han hecho también sus propias investigaciones para ilustrar las historias y los lugares», señalan Illescas y Martínez, que tuvieron claro que debían ser dibujantes africanos o afrodescendientes quienes dieran color a sus relatos.

Dibujos de Mario Paul Martínez como interludio entre las historias / Dolmen Editorial
«Nos hemos alejado de hacer un cómic de Marvel o francobelga. Lo importante era que destacasen las historias de los cinco migrantes, que van en color y en distintos estilos, y los interludios entre una y otra, la narración de cómo Sergio y yo vamos hilvanando los datos para componer las historias de los cinco fallecidos aparece en blanco y negro«, explica el dibujante alicantino, que cree que la forma de la novela gráfica «nos ha permitido tener más pausa y reflexionar con lirismo sobre este tema y, aparte de visibilizar el problema, mostrar otras capas, alguna más poética, otra más intelectual…».

Dibujos de Zainab Fasiki / Dolmen Editorial
Illescas subraya que el fin del cómic era «reivindicar algo básico, que parece una tontería pero no lo es, que estas personas son seres humanos como nosotros, que todas las personas merecen respeto y ser dignificados, no solo son un número en un cementerio o uno más que fallece en el mar. Queríamos que el cómic trasladara la idea de humanidad y que quien lea el libro sienta a estas personas como iguales, que empatice con ellas porque, sobre todo, queríamos construir seres humanos y saber más sobre ellos».
Objetivos y proyectos
El objetivo parece cumplido por la respuesta que en las presentaciones tienen del público: «Creo que hemos conseguido conectar con mucha gente. Hemos firmado libros para adolescentes, han venido muchos profesores y creo que hay esperanza», explica el periodista, que apunta que intentarán introducir el libro en centros de secundaria y otra de sus metas es que el ejemplar llegue a las familias de los fallecidos en África, que no es fácil.
Los autores ya trabajan en otro proyecto compartido para novelar gráficamente, del que no pueden dar detalles, pero también vinculado con la migración. Pronto se embarcarán en la nueva historia.
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