Caso Koldo en Limón & Vinagre / REDACCIÓN
Estamos ante el mejor técnico de sonido de España. Todo lo grababa, todo lo archivaba, nada escapaba a su grabadora. Koldo registraba los planes puteriles del fin de semana, las juergas, las mordidas, los contratos, las adjudicaciones, las conversaciones políticas, las andanzas. Dueño de la mejor fonoteca después de Villarejo, está por ver, ahora se enfrenta a un sonoro escándalo y tiene a un PSOE en vilo, a un país a la escucha, expectante, y a unas grandes empresas en incertidumbre. A ver qué más va a salir, se repite en corrillos, cenáculos, Moncloa, tertulias, televisiones, agrupaciones y sedes de partidos pagadas limpiamente o con dinero de una trama. En las plantas nobles y en las plebeyas.
Koldo García Izaguirre, vasco de Barakaldo de 54 años, despuntó en su juventud como cortador de troncos, aizkolari. Nadie sabe cuándo decidió que la grabadora, el teléfono, era mejor que el hacha. Comenzó a militar pronto en el PSOE, trabajó en una discoteca, fue informador anti ETA de la Guardia Civil, miembro del equipo de seguridad del Osasuna y, degenerando, degenerando, se convirtió en chófer, escolta y finalmente hombre de confianza de José Luis Ábalos en su ministerio. Un buscavidas. Fue incluido además en un consejo de administración de una empresa pública. Lo detuvieron el 20 de febrero de 2024 en el marco de la Operación Delorme, una investigación sobre presuntas comisiones ilegales en la compra de mascarillas durante la pandemia de COVID-19. Ahí hay empresarios involucrados como Víctor de Aldama. Es padre de una hija. Acaba de cambiar de abogado y por lo tanto de estrategia penal. Vive en Alicante. Todo el mundo lo conoce, todo el mundo lo juzga, también, por su físico. Koldo y Ábalos y Santos Cerdán pasearon por toda España a un Sánchez aún no demacrado y que comía a su hora, que trataba de reconquistar el PSOE.
Ahora, cada uno intenta recomponer el papel que pudo interpretar en ese cuarteto: el presidente no sabía nada, dice; Ábalos afirma que era un gilipollas (él, no Sánchez) al que engañaban; Cerdán cambia de abogado, de rictus y de actitud y así, tratan de mejorar su horizonte penal. Se apresta a negociar con la Fiscalía. Lo que pasa es que para que la Fiscalía te otorgue beneficios has de presentarle pruebas nuevas, capacidad de arrepentimiento y afán de colaboración. Koldo ha sido el paradigma del golferas. También: listo, leal, buen vasallo, mamporrero, hombre de pocas palabras. Tal vez aficionado al chuletón y a todo lo que propicie una buena sobremesa, que es el momento ideal para grabar. Todos somos nuestro yo más sincero después de dos pacharanes. Este lunes enredó en el Supremo, donde Ábalos dijo no reconocerse en los audios. Una reportera lo cazó, a Koldo, y logró preguntarle: «¿Os habéis llevado dinero público?». A lo que Koldo respondió con un escueto y cortante: «no».
Para hacernos una idea de la magnitud del personaje: es autor de las grabaciones que implican a sus jefes en el amaño de contratos. La investigación aún no tiene pistas de dónde se halla la pasta que supuestamente cobraron los implicados de las constructoras beneficiadas. Si es que está en algún sitio y no se lo han pulido. Koldo representa una supuesta corrupción añeja y carpetovetónica, cutre, de fajo de billetes sacado de una bolsa de un supermercado al anochecer en bar de carretera o en moteles. Mandando al recepcionista a por un paquete de Ducados. No sabe uno muy bien por qué en España no hay moteles, con el juego que dan y lo sórdido (idóneos) que son para según qué tratos comerciales, carnales, mercantiles.
A Koldo le gustaba el marisco y el poder, la pomada, ser útil y llevar traje. Se entendió bien con Ábalos el fiestero, aunque está por ver cómo se cameló al adusto Santos Cerdán, hombre docto en hipocresía. Nos podemos imaginar para qué querían el dinero Ábalos y Koldo pero cuesta trabajo imaginar a Cerdán gritando otra ronda. Aunque claro, mientras Ábalos y Koldo esperan a su futuro en pisos de clase media, Cerdán lo espera en un aticazo de Chamberí.
Cada uno de los tres quiere presentarse como víctima. Si algún día salen absuelto tal vez quieran los tres presentarse como cerebro. Pero eso es mucho adelantar. Por mucho que les quiten lo bailao, les queda mucho por danzar por los juzgados.