«Aún recuerdo sus manos frías entre mis braguitas». El testimonio de una de las mujeres que afirma haber sufrido abusos sexuales con 8 años por parte del profesor de fagot Rafael F.R. fue el primero de los cuatro relatos escalofriantes que se escucharon ayer en el juicio celebrado en la Audiencia de Zamora contra quien fue docente en el Conservatorio de Música de Zamora dos cursos, entre 2008 y 2010.
Cuentan que la pesadilla terminó cuando una de ellas contó a su madre lo que estaba padeciendo, como cuando les decía, ya en segundo año de fagot, «que tenía malito su pene, escondido detrás de la puerta del armario que había en la clase, donde guardaba aceites que se echaba» e invitaba a las niñas a que siguieran sus indicaciones, «¿quieres echarme aceite?».
Esta misma testigo contó que en otra ocasión «me preguntó si había estudiado el cuerpo humano en el colegio, que mostraba la ‘colita’, una palabra que yo no sabía lo qué era», apuntó la joven que continúa en tratamiento psicológico. «Mientras se masturbaba, me dijo que me acercara que iba a enseñarme las partes de su cuerpo». La joven se recuerda «asustada porque me estaba impactando verlo».
Miedo, confusión y estupor
Las testigos pasaron por situaciones similares y con los mismos sentimientos entre el estupor, la confusión porque no entendían lo que ocurría, y el miedo. Dejaron de querer ir a clases del instrumento que habían elegido con entusiasmo. Las jóvenes cuentan el trauma vivido hace 18 años causado por un profesor que aprovecharía su posición de superioridad y autoridad para manipular a las pequeñas, subrayó la Fiscalía de Zamora.
Una alfombra sobre la que el profesor del Conservatorio obligaba a algunas de sus alumnas de entre 7 y 9 años a tumbarse en el aula; el espejo a resguardo de la vista general de la clase; el armario en el que guardaba aceites y el baño cercano desde donde las llamaba para que le «abrocharan el pantalón de botones» son los escenarios de los abusos sexuales continuados por los que se juzgó ayer al docente, el alicantino Rafael F.R., en Zamora.
Las cuatro exalumnas describieron cómo el docente aprovechaba especialmente las clases individuales semanales, entre las 20.00 horas y las 22.00 horas «cuando el centro estaba vacío», para echarlas en el suelo sobre la alfombra e ir colocando sus manos en la zona del pecho y el pubis, primero, para «ir intensificando los tocamientos y llegar a la vagina y los pechos», primero sobre la ropa, después «metía toda la mano por debajo del sujetador y de la braga».
Los abusos llegaron «de forma progresiva», expresaron las cuatro exalumnas que describieron a un profesor que comenzó «con caricias en la cara, abrazos, besos en la mejilla, me decía que yo era su preferida y que tenía que hacer ejercicios de respiración».
El acusado: «Cuando tenía 4 o 5 años un hombre abusó de mí»
El docente alicantino, que pidió declarar al final del juicio, aportó en el mismo acto del juicio un informe psicológico, «empecé a ir a la psicóloga el 15 de junio pasado» y descubrió en las sesiones que ha seguido que «cuando tenía 4 o 5 años un hombre abusó de mí», manifestó entre lágrimas tras haber permanecido impasible ante los relatos escalofriantes de sus exalumnas.n
La Fiscalía y la Junta de Castilla y León, personada como acusación particular en la causa, exigen en total 12 años de prisión, reiteraron ayer en el juicio celebrado en la Audiencia, mientras la abogada del profesor de música solicita su absolución ante la proclamación de inocencia de su cliente. Suspendido de empleo y sueldo en 2009 por la Junta, la Dirección Provincial de Educación tomó la decisión cuando los padres de las menores informaron a su responsable de lo que sus hijas denunciaban.
Un relato «claro, concreto y objetivo», según la Fiscalía
La cuatro exalumnas coincidieron en un relato «claro, concreto y objetivo» a juicio de la Fiscalía que insistió en que las denunciantes no son amigas ni hablaron de lo que cada una había vivido con el profesor, reunidas 12 años después como consecuencia de la denuncia impulsada por la directora del Conservatorio de Música de Salamanca en septiembre de 2021, cuando fue advertida por una profesora que estaba al tanto de las denuncias habidas en Zamora porque conocía al padre de una de las niñas.
La responsable del centro charro operó con rapidez para impedir que se incorporara en octubre al curso que iba a comenzar. Acudió a la Policía Nacional de Salamanca tras recopilar toda la información que pudo y el caso terminó en la Fiscalía de Salamanca. El caso pasó a la Fiscalía de Zamora porque los hechos denunciados habrían ocurrido en Zamora.
El Juzgado número 6 de la capital llevó a cabo la instrucción que concluirá con una sentencia de la Audiencia tras el juicio celebrado ayer, en el que el imputado negó haber tocado nunca a las niñas. «Todo esto está fuera de lugar, he intentado hacer todo lo posible para que no tuvieran lesiones al tocar el fagot».
«Se iba al baño a masturbarse y nos hacía llevarle el teléfono»
Las cuatro jóvenes zamoranas que estudiaron fagot con el imputado confirmaron que el profesor, especialmente cuando estaba en clases individuales, después de tocarlas, «se iba al baño cercano a masturbarse. Con la puerta entreabierta y el móvil lo dejaba en la clase, nos decía que si sonaba se lo teníamos que llevar porque era una llamada importante».
Otras veces, el docente les pedía que le llevaran papel higiénico porque se había terminado. Al llegar, se lo encontraban con el pantalón abajo y con bragueta de botones abierta, «te pedía que se lo abrocharas, te costaba porque había un bulto que entonces no sabía qué era», cuenta una de las denunciantes. Ninguna sabía que ocurría, solo sabían que «aquello no era correcto», explicaron ayer, «ahora puedo ponerle nombre».
«Lo que pasa en clase, tiene que quedarse enclase»
El profesor sabía cómo mantener el secreto de lo que ocurría en el interior del aula, cerrada cuando estaba con las alumnas. Así lo acreditaron ayer las cuatro estudiantes que pasaron con él dos cursos de fagot. «Lo que pasaba en clase, tenía que quedarse en clase porque podía pasarles cosas malas a los papás y los hermanos».
Rafael R.F. invitó a las menores a su casa de Sanabria para practicar la respiración, donde daba fiestas, según les mostró en vídeos en las clases «con chicos desnudos de cintura para arriba». No llegaron a ir porque las madres y los padres acudieron a denunciar a Educación y a Fiscalía de Menores, pero optaron por no emprender acciones judiciales, «consideramos que eran muy pequeñas y sería peor para ellas hacerles revivir todo», declararon ayer.
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