Entre la cuarentena de bandas de metal y hard rock que nutren la novena edición del Barcelona Rock Fest, reclama la atención un nombre asociado a un imaginario distinto, pero muy compatible, como es el de Lynyrd Skynyrd. Heredero de una saga troncal del Southern Rock (o rock sureño), con orígenes en Jacksonville (Florida) a mediados de los años 60, el grupo paseará su leyenda este viernes en Santa Coloma de Gramenet, en la segunda jornada del festival (que arranca este jueves con Slipknot como cabeza de cartel y nombres relevantes del género como Scorpions, Judas Priest, King Diamond, The Hellacopters y Wolfmother).
Lynyrd Skynyrd no se siente ajeno al imaginario del rock duro, especialmente en esta versión contemporánea, capitaneada por Rickey Medlocke, que además de sus largos vínculos con el grupo (del que formó parte en 1971-72 y a partir de 1996), en otro (largo) tiempo fue líder de Blackfoot, “la primera banda de heavy metal sureño”. Así lo hace notar el guitarrista y cantante en entrevista con este diario desde su estudio en Forth Myers (Florida).
Después del trauma
Está en los libros de historia del rock: Ronnie Van Zandt, cantante original de Skynyrd, falleció en 1977, a los 29 años, en un accidente aéreo (junto al guitarrista Steve Gaines y otros miembros de la ‘troupe’. Una década después, el grupo renació con Johnny Van Zandt, el hermano pequeño, al frente, y hasta hoy. Ya no están ahí tampoco otros dos pioneros, los guitarristas Allen Collins (fallecido en 1990) y Gary Rossington (2023), y Rickey Medlocke subraya que “siempre fue el deseo de Gary [Rossington] que la música no se apagara después de su muerte”.
Ahora, el rol de Rossington lo asume Damon Johnson. “Un guitarrista que sabía que podía sonar igual que Gary, porque lo había visto con Alice Cooper y Thin Lizzy tocando exactamente lo que tenía que tocar. Y es fan de Skynyrd”. Las ausencias son dolorosas, pero “la entrega es al 110%, manteniendo la integridad y el espíritu de la banda”. La clave está en las canciones. “Cuando tienes temas como ‘Free bird’, ‘Sweet home Alabama’, ‘Simple man’, ‘Tuesday’s gone’…, todo funciona. A veces se dice que es una cuestión de dinero, pero no es así, leer eso hiere mis sentimientos”, reflexiona. “Mucha gente me pregunta por qué no me retiro, y yo les digo: ‘retirarme, ¿qué es eso?’. Mi héroe Keith Richards sigue rodando, y si los Rolling Stones siguen haciéndolo, nosotros también”.
Batería por accidente
Medlocke se enroló en la banda en 1971 como batería, en un momento en que buscaba trabajo a la desesperada. “Blackfoot no iba bien, yo estaba desanimado y me ofrecí a Allen para trabajar como ‘roadie’ o para conducir el camión del grupo. Y me respondió: ‘¿todavía tocas la batería?’. En un par de semanas me vi grabando con ellos en los estudios de Muscle Shoals”, relata. Ahí estuvo la versión original de ‘Free bird’, si bien aquel álbum acabó archivándose y viendo la luz años más tarde (‘Skynyrd’s… first and last’, 1978). Medlocke dejó la banda “sobre todo, por problemas de salud” (sufría fibrosis pulmonar, un hándicap para la tarea percusiva) y no llegó a tocar en el primer disco oficial, titulado ‘(Pronounced Lĕh-‘nérd ‘Skin-‘nérd)’ (1973).
Él es nativo americano (con ancestros sioux lakota y cherokee) y puede parecer curioso verle acogerse al orgullo sureño blanco de ‘Sweet home Alabama’. “Es una canción en la que Ronnie [Van Zandt] quiso tocarle las narices a Neil Young [como respuesta a su crítica ‘Southern man’], pero nosotros no nos quedamos encallados en el pasado”, cavila Medlocke, si bien se confiesa “bastante radical” en su juicio de la historia, “la decisión política de meter a los indios en un lugar donde no molestaran”. Pero “‘Sweet home Alabama’ tiene dos millones de ‘streams’ en Spotify”, se sorprende. “Seguirá ahí mucho tiempo después de todos nos hayamos ido”.
Y algunas canciones están todavía por venir. “La esposa de Gary [Rossington], Dale, y su hija, Mary, encontraron una caja con viejas casetes de canciones que escribimos con él. Sería buena idea grabar un álbum final de Lynyrd Skynyrd en su homenaje”.
Suscríbete para seguir leyendo