Si el desafío de ascender a Primera División era complicado, mantenerse entre los mejores equipos del panorama nacional, que conviven en un sistema donde las herramientas para crecer fortalecen sus posibilidades de permanecer en la máxima categoría, será más difícil si cabe. La igualdad de la Segunda provoca que el destino de cada uno de los clubes se defina por detalles. Y en el caso del Levante, su disciplina, su compromiso, su sacrificio y su entereza le han llevado no solo al ascenso, sino también a ser campeón. No obstante, el reto que se presenta es aún mayor: quedarse en la élite para que los proyectos que están en mente de los dirigentes salgan adelante y que el crecimiento, en los parámetros deportivos, sea imparable.
A pesar de las ilusiones que se despiertan en el coliseo de Orriols, las líneas de la planificación están marcadas. La confección de la plantilla navegará dentro de un mercado donde abunden las oportunidades. Jugadores cedidos y que aterricen en el Ciutat de València sin estar atados a ningún contrato tras desvincularse de sus respectivos destinos. Y, en el hipotético caso de que se tenga que abonar un traspaso, sin desembolsar grandes cantidades. La inyección de dinero debido al ascenso a Primera es una bombona de oxígeno para las arcas del club granota, pero continúa pesando una deuda económica que se debe seguir reduciendo. Ya lo anticipó el presidente del club, Pablo Sánchez, en una entrevista con Superdeporte tras subir a la élite en Burgos. «No nos podemos volver locos. La política del club tiene que seguir siendo la misma: austeridad para hacer un equipo competitivo. Estoy convencido de que seremos un Levante competitivo y aguerrido, pero le tenemos que dar a Calero todas las armas para mantenernos», comentó el presidente antes de que José Danvila, máximo accionista de la entidad, dijese, en los micrófonos de Deportes COPE Valencia, que el coste de la plantilla «rondará entre los 18 y 22 millones de euros».
Hasta la fecha se están marcando las pautas como pueden ser, mientras se sigue negociando para incorporarlos a las órdenes de Calero, los casos de Víctor García y Jeremy Toljan: jugadores que acaban contrato y que, tras brindar un óptimo rendimiento en sus clubes, garantizan, de base, que están preparados para dar el salto a Primera División. También se puede acuñar a la figura de Kervin Arriaga, pero, hasta que no acabe su situación contractual con el Zaragoza, donde está cedido procedente del Partizan de Belgrado hasta el 30 de junio, no se desbloquearán los términos de su aterrizaje. De momento, El Periódico de Aragón informó el pasado sábado que el club ya ha puesto una oferta sobre la mesa de la entidad serbia: 500.000 euros y el 25 por cien de la plusvalía de una futura venta. Solo falta esperar acontecimientos en los próximos días para ver cómo evoluciona la llegada de un pivote que en La Romareda ya dan por perdido.
Puede parecer que será un mercado complicado, pero el Levante ya sabe lo que es rentabilizar sus operaciones en términos deportivos. De hecho, así se forjó el club que escribió páginas históricas en Primera División y abordó fichajes que sanearon las cuentas del Ciutat de València. Dos claros casos, entre otros, fueron los de Keylor Navas y Jefferson Lerma. El portero costarricente llegó a la capital del Turia a cambio de algo más de 200.000 y por el colombiano, tras un año decido procedente del Atlético Huila, se pagaron 900.000. Entre el arquero y el centrocampista se ingresaron un total de 40 millones de euros. Y, yendo al primer mercado después del ascenso de 2010, año donde se vivió una situación similar a la actual en lo que a crisis financiera se refiere, el Levante se movió en jugadores libres como Javi Venta, Valdo y Munúa y cesiones como las de Felipe Caicedo y Stuani. Trabajando a máxima intensidad, la dirección deportiva, con Héctor Rodas y José Gila al frente, está plenamente capacitada para abordar todas las necesidades y para armar el equipo de la permanencia en Primera División.