Héctor G. M., el presunto autor del incendio en Psiquiatría del Hospital La Fe en el que falleció una paciente de 54 años y ocho trabajadores resultaron intoxicados, estaba internado por decisión médica, avalada por un juzgado de Primera Instancia, después de que se colara en la pista del aeropuerto de Manises para «parar el tráfico aéreo». El ahora detenido llegó a saltar la valla y a correr por el interior del área restringida, pero no llegó a interrumpir la actividad del aeródromo porque la Guardia Civil intervino a tiempo y lo detuvo, y por la hora, ya que fue poco después de la medianoche, cuando el flujo de despegues y aterrizajes desciende notablemente. Su estado mental estaba alterado de una manera tan obvia, que los agentes solicitaron ayuda médica: el arrestado fue atendido por el equipo médico de una ambulancia SAMU y trasladado poco después a la unidad de Psiquiatría del Hospital La Fe. Ese ataque, como el del incendio, coincidió en el tiempo con una denuncia de su exmujer a él por el constante y brutal acoso al que la lleva sometiendo desde hace mes y medio y que no ha encontrado reproche en el juzgado de violencia que tramita su caso, tal como ha podido comprobar Levante-EMV.
Los hechos por los que fue ingresado sucedieron en la madrugada del 12 de junio, cuando Héctor G. M., diagnosticado de bipolaridad desde otoño de 2023, asociada al abuso de tóxicos, principalmente cocaína y alcohol, saltó la valla perimetral del aeropuerto de Manises y echó a correr hacia la única pista de despegue y aterrizaje. El personal del aeródromo se dio cuenta enseguida y alertó a la Guardia Civil, que interceptó al sospechoso antes de que pudiera llegar hasta el área donde se encontraban los aviones estacionados.
El «hacker del sombrero blanco»
Tras su detención, Héctor G. M. confesó que había dejado de tomar parte de la medicación que tiene prescrita, en este caso, los comprimidos de litio indicados para prevenir y controlar los episodios maniaco-depresivos asociados a esa enfermedad mental, agravada, en su caso, porque sigue tomando cocaína y alcohol, según admitiría ante los agentes. De hecho, en ese momento, con síntomas evidentes de estar bajo la influencia de alcohol y drogas, así como de un brote psicótico, repetía que debía detener el tráfico aéreo «por una cuestión de seguridad nacional» y que lo perseguían los jueces por su condición de «hacker de sombrero blanco», esto es, algo así como un Robin Hood de la informática, una obsesión que también deja entrever en alguna de sus redes sociales.
Ante su evidente estado de confusión mental y desestabilización, los sanitarios lo trasladaron a La Fe, donde la psiquiatra de guardia ese día decretó su ingreso involuntario por un espacio de al menos dos semanas. Dada su resistencia a quedarse ingresado, se puso en conocimiento del juzgado de incapacidades, en este caso, el 13 de Primera Instancia de Valéncia, en funciones de guardia, quien avaló la decisión médica y decretó su permanencia en el recinto hospitalario hasta poder estabilizarlo.
Pese a que tiene abierta una causa por violencia machista desde 2021, con detenciones sucesivas y archivos por parte de la jueza de Violencia sobre la Mujer 3 de València, que ha denegado en varias ocasiones las órdenes de protección solicitadas por la víctima, el ingreso hospitalario del pasado 12 de junio no fue comunicado a ese juzgado y tampoco a la víctima o la unidad de atención a la familia y la mujer (UFAM), el grupo policial que lleva el caso desde el inicio.
Riesgo extremo para ella y los niños
Se da la circunstancia de que el mismo día que se producían esos hechos, su exmujer formuló la penúltima de las denuncias por el intenso acoso y hostigamiento al que la llevaba sometiendo desde el 3 de mayo, a ella y a los dos hijos que tienen en común -una niña de 10 años y un niño de 6-. En esa denuncia, presentada a primera hora de la tarde del 12, cuando Héctor ya estaba detenido y hospitalizado, pero esa información no había sido compartida con la Policía o el juzgado de violencia, se realizó una valoración policial con un resultado de riesgo extremo, para ella y para los niños, y se solicitó la orden de protección para los tres. De manera inmediata, la Policía se puso a buscar a Héctor G. M. para detenerlo, pero no lo encontró en los lugares habituales.
Debido a esa falta de coordinación y/o comunicación entre juzgados, fue la propia víctima quien acabó informando a la Policía Nacional, ya por la tarde, del paradero de su acosador, quien la llamó desde el hospital, desde un número desconocido, para decirle dónde estaba y sugerirle que fuese a visitarlo, como si tuviesen una relación normal y bien avenida, pese a que llevan más de un año separados y con denuncias constantes por agresiones, maltrato y amenazas.
A disposición judicial
El presunto autor del incendio mortal, Héctor G. M., permanece en estos momentos en otro hospital de València, detenido y bajo custodia policial, a la espera de que el grupo de Homicidios concluya el atestado, en el que se incluirán todos los antecedentes en relación con las denuncias de maltrato hacia su exmujer, de los que Levante-EMV ha informado en exclusiva este martes. Una vez los investigadores terminen esas diligencias, pondrán a disposición judicial el atestado y al arrestado, acusado de un delito de incendio con grave riesgo para las personas, otro de homicidio y otro más de daños. Aunque en principio la investigación del incendio recae sobre el juez de Instrucción 15, que estaba en funciones de guardia de incidencias el lunes, cuando se desató el fuego en el que falleció una paciente de 54 años, no está claro si el detenido será entregado a ese magistrado o al que esté de guardia cuando la Policía concluya esta parte del trabajo.