España deberá elevar un 30% todo su poder militar a base de adquisiciones y tener alistadas (dispuestas) dos divisiones de Tierra para despliegue rápido. Son los dos principales ejes del compromiso de este país con la OTAN, según fuentes militares españolas de toda solvencia, suscrito en la reunión de ministros del pasado cinco de junio dedicada a la determinación de los Capabilty Targets, los Objetivos de Capacidad que son espina dorsal de la Alianza.
Los detalles concretos de las capacidades y despliegues acordados son secretos a disposición solo de la cúpula de Defensa y los órganos principales de dirección de los ejércitos. De hecho, es la cuestión clave que no se cuenta en medio de la polémica por el gasto militar y en pleno pico de tensión entre Madrid y Bruselas suscitado tras el anuncio este domingo de Pedro Sánchez de que España empleará el 2,1% de su PIB, «ni más ni menos», en defensa. Las fuentes consultadas, conocedoras del proceso de negociación con la OTAN, apuntan que esa elevación del 30% de poder militar y el alistamiento de dos divisiones excede el porcentaje que ha fijado el presidente del Gobierno.
Este lunes, lejos de estar cerrada la cuestión, representantes diplomáticos españoles y de países miembros de la organización militar discutían «a camisa remangada», describe una de las fuentes mencionadas. Las conversaciones discurrían en el nivel de los «depùties», segundos escalones de embajada, no por su importancia: se preserva así de quemarse a la figura del embajador, que entra en juego en caso de bloqueo total.
Prepararse cuesta dinero
La cuestión clave en las exigencias de la OTAN es lo que en la alianza llaman «readiness», el estado de preparación que, para el caso de España, supone la aportación de tropas en orden de batalla a la defensa del área regional sur. A la elaboración de los objetivos de capacidad le precede el diseño de planes regionales de defensa según la determinación de la amenaza, y después viene la lista de requisitos para cumplir con esos planes. Ahora se trata de planes parecidos en exigencia a los que había en momentos cumbre de la guerra fría.
Un grupo de legionarios en una reunión operativa en ejercicios de combate en el desierto que tuvieron lugar la pasada semana / ET
No ha trascendido qué supone una división en número de efectivos en el marco del acuerdo de España con la OTAN. Actualmente, el Ejército de Tierra dispone de dos divisiones: la San Marcial y la Castillejos, cada una con seis brigadas, por lo que la exigencia de la OTAN absorbería la práctica totalidad de la fuerza de Tierra. Habitualmente, España ha puesto a disposición de la Alianza una división con su cuartel general; el panorama se ha vuelto ahora «mucho más demandante», explican las fuentes consultadas.
Tener preparadas dos divisiones implica a entre 10.000 y 20.000 militares, más un cuartel de cuerpo de ejército de tamaño similar al de Alta Disponibilidad OTAN que opera en Bétera (Valencia) con 700 militares, más lo que en la Alianza llaman «capacitadores», los recursos aledaños a un despliegue de Infantería: comunicaciones, helicópteros de transporte y de ataque, artillería de campaña, artillería antiaérea, logística e ingenieros.
Estar «alistado» supone disponer de todos los medios humanos, con munición, carburante, comida y agua para una semana o más tiempo de conflicto, y en disposición de ser transportados en menos de un mes. Y disponer de los capacitadores implica compras muy importantes de material, entre ellas, una artillería de campaña con misiles de largo alcance del que carece el Ejército con la reciente suspensión del sistema SILAM por contar con tecnología israelí.

Paracaidistas de la bandera Roger de Lauria se ejercitan en combate urbano / ET BRIPAC
«Es un esfuerzo económicamente muy alto«, explica un alto oficial de las Fuerzas Armadas que sí encuentra razones para el 3,5% del PIB en gasto militar «core» que promueve el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Entre las capacidades asignadas, la OTAN prevé que España cuente en algún momento con seis veces más baterías Patriot de las tres que actualmente dispone. Raytheon, la firma americana que las fabrica, no da abasto.
Más poder militar
En las negociaciones de junio -que deben quedar refrendadas en la cumbre que comienza este martes- quedó determinado que España y otros países debían aumentar su músculo terrestre, dadas las misiones que se pueden asignar. En la determinación de capacidades, la Armada salió poco tocada con exigencias y al Ejército del Aire y del Espacio, como a numerosas otras fuerzas aéreas de la OTAN, se le marcó la necesidad de disponer de cazas de quinta generación.
España tiene, y está aumentando, sus escuadrones de Eurofighter, que son de una generación anterior. En el Chatham House de Londres, el pasado 9 de junio Mark Rutte, dijo que esperaba que los aliados compraran «setecientos F-35», en alusión al caza norteamericano furtivo y con capacidad de despegue vertical, el más moderno y potente del que se dispone en Occidente.

Un caza norteamericano F 35 Lightning en la pista del portaviones Carl Vinson. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, pretende que los aliados compren 700 de estos aviones / USAF
Los acuerdos con la OTAN que implican elevar un 30% el poder militar de España vienen a suponer la misma exigencia para la práctica totalidad de los aliados, según las fuentes conocedoras de la negociación, que señalan que este cambio de modelo se venía previendo desde 2023.
«A cara de perro»
Ese aumento de las capacidades de España será puesto a revisión, como en el resto de países aliados, por funcionarios de la división de Defence Planning de la OTAN. Cada equipo de esa división lleva tres países. El que mir a España cuenta con técnicos que conocen la evolución de este país en materia de defensa desde hace más de diez años. Su última visita, en reunión que llaman de «target allocation» o asignación de objetivos, tuvo lugar en diciembre. «Ahí se discute ya a cara de perro», relata un ejecutivo español veterano en Bruselas.
La OTAN acostumbra a ver su planificación con un doble prisma: el «fight tonight» y el «fight tomorrow». La lucha esta noche o luchar mañana hacen alusión a las capacidades actuales y las capacidades del futuro, la evaluación de la que mana una lista de necesidades del DDA (Deterrance and Defence ot the Euro-Atlantic Area) y el NWCC (Nato Warfighting Capstone Concept), los dos documentos militares capitales de la Alianza.
Del DDA parten planes que se hacen por regiones y por dominios (aéreo, terrestre, naval, espacial y cíber). Y del NWCC sale la agenda de evolución de los ejércitos de la OTAN. Hay un cambio de actitud en la Alianza desde la cumbre de Madrid hasta esta de La Haya: Hoy es más apremiante. Ahora los mandos en Bruselas y Norfolk necesitan tener a disposición unidades verdaderamente a toque de silbato, la NTM, o Notice to Move, que durante 40 años se miró con laxitud en la organización… hasta que Rusia penetró con sus divisiones blindadas por la frontera de Ucrania.
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