En un anuncio sorpresa publicado en la noche del lunes en su red Truth Social, Donald Trump afirmó que Israel e Irán han acordado un alto el fuego “total” de 12 horas, lo que marcaría el final de una guerra que ha tensionado Oriente Medio como no se veía en décadas. Según el expresidente estadounidense, el cese de las hostilidades comenzaría “en aproximadamente seis horas”, una vez que ambas partes hubieran completado sus “misiones finales”. Trump aseguró que con este pacto “se considerará que la guerra ha terminado”.
Sin embargo, desde Teherán niegan rotundamente la existencia de ese acuerdo. El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, fue tajante al asegurar en su cuenta de X: “Por el momento, NO hay ningún ‘acuerdo’ sobre ningún alto el fuego ni cese de las operaciones militares”. Aunque matizó que si Israel detenía sus ataques “a más tardar a las 4:00 a.m., hora de Teherán”, Irán no tendría intención de continuar su respuesta ofensiva.
Un respiro tras la escalada bélica
Este supuesto alto el fuego llega después de más de una semana de hostilidades que ya ha dejado más de 400 muertos en territorio iraní —la mayoría civiles— y 24 víctimas en Israel, de acuerdo con datos oficiales. El conflicto estalló tras una serie de bombardeos de Israel sobre instalaciones nucleares iraníes, con apoyo posterior de fuerzas estadounidenses. La reacción iraní fue inmediata, atacando con misiles la base estadounidense de Al Udeid en Catar, la mayor de EE.UU. en la región.
Trump minimizó el impacto de esa ofensiva iraní, a la que calificó de “muy débil”, y reveló que Teherán avisó con antelación a Washington, lo que permitió evacuar parte del personal. “Quiero agradecer a Irán por avisarnos con antelación”, escribió. “No se perdieron vidas y nadie resultó herido”.
“¡ENHORABUENA, MUNDO, ES LA HORA DE LA PAZ!”, exclamó Trump en otra publicación.
Israel e Irán cierran sus ofensivas
Mientras desde Estados Unidos se insiste en que el alto el fuego es un hecho, las autoridades de ambos bandos se mantienen cautelosas. El Ejército israelí confirmó que completó su operación más intensa en territorio iraní desde que comenzó la guerra el pasado 13 de junio. Según el portavoz militar Effie Defrin, participaron medio centenar de cazas y se lanzaron más de cien municiones sobre objetivos estratégicos como la prisión de Evin, la sede del Basij —cuerpo dependiente de la Guardia Revolucionaria— y los accesos a la planta nuclear de Fordo.
Estas acciones se suman a ataques previos sobre Natanz e Isfahán, enclaves clave del programa nuclear iraní. En respuesta, Irán disparó varios misiles contra Catar, aunque sólo uno de ellos no fue interceptado. El resto fue neutralizado, y Washington insistió en que la amenaza fue controlada.
Desde Teherán, el tono oficial sigue siendo de firmeza pero también de contención. Araghchi explicó que “la decisión final sobre el cese de nuestras operaciones militares se tomará más tarde”, abriendo la puerta a una posible desescalada si Israel también detiene su ofensiva. En una comunicación a la ONU, Irán reiteró que su respuesta sería “proporcional” y ejecutada “cuando y como lo decidan sus fuerzas armadas”.
Aunque Trump no aclaró si existe un acuerdo formal firmado por ambas partes, sí expresó su deseo de que el alto el fuego se transforme en algo permanente. “Quizás Irán pueda ahora avanzar hacia la paz y la armonía en la región”, afirmó, añadiendo que animaría a Israel a hacer lo mismo.
El trasfondo del conflicto sigue centrado en las sospechas sobre el programa nuclear iraní, que genera preocupación en la comunidad internacional. En medio del frágil respiro, analistas y diplomáticos coinciden en que la estabilidad a largo plazo dependerá de la voluntad política real de ambas partes para evitar nuevos choques armados.