La ciudad compostelana se transforma cada 23 de junio para celebrar una de su noche más mágicas y ancestral: la Noche de San Juan. Con un aire cargado de misterio, meigas y tradición, miles de personas se reúnen en calles, plazas y barrios para dar la bienvenida al solsticio de verano entre hogueras (con su papel purificador y protector), conxuros y sardinas asadas.
Santiago se llenó de vida con fuegos populares organizados por asociaciones vecinales, mientras que el aroma a hierbas de San Juan, recogidas al amanecer y dejadas en agua durante la noche, impregna los rincones de la ciudad. El fuego, como rito purificador que aleja los malos espíritus y atrae la buena fortuna, sigue siendo el protagonista indiscutible de una cita que, año tras año, mantiene viva la llama de la tradición gallega y que hace de esta noche una experiencia única, tanto para locales como para quienes la visitan por primera vez.